
El primer trimestre del año se salda con pérdidas para el inversor en deuda soberana. El índice que replica la evolución de los principales títulos de deuda cae un 2,9% en lo que va de año como consecuencia directa del discurso empleado por los principales banqueros centrales y ante la expectativa del retraso en los recortes de tipos de interés, tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido o por parte del Banco Central Europeo (BCE).
El índice que replica la deuda soberana a largo plazo reflejó al cierre del año pasado un incremento de precios a medida que el interés de bonos como el estadounidense a diez años o el alemán con igual vencimiento mostraban un descenso de la aversión al riesgo. Esto salvó a los inversores en deuda en el último momento. Y es que el mercado estaba descontando que los bancos centrales no tenían la necesidad de continuar con sus estrictas políticas monetarias para frenar la escalada de los precios, ya que la inflación daba signos de acercarse al objetivo del 2%.
Pero las declaraciones del presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, o de Christine Lagarde en el caso del BCE diluyeron estas expectativas en las pasadas reuniones de política monetaria. El bono de EEUU a diez años escala de nuevo al 4,21% y el bund alemán se sitúa en el 2,29% (si sube el interés cae el precio de los bonos). De haber comprado un bono estadounidense a diez años el uno de enero a día de hoy habría perdido más de un 3,5%. Así, si en el último trimestre del 2023 el inversor en bonos soberanos obtuvo un 8,1% de retorno, en lo que va de año se pierde casi un 3% que sitúa al primer trimestre del 2024 en la senda de las pérdidas de periodos anteriores al cierre del 2023.
Enero y febrero concentran las mayores caídas de precios de los bonos soberanos de economías como la estadounidense o la de los Estados miembro de la eurozona. En estos meses la rentabilidad desapareció en la deuda pública que cayó un 1,8% y un 1,3%, respectivamente mientras se pasaba de valorar seis recortes de tipos de interés en la eurozona a los tres previstos en la actualidad hasta diciembre, según el consenso de mercado. Mientras, en marzo, el rendimiento subió un 0,26%.
De nuevo, el precio de los bonos (y de manera inversa su rentabilidad en el mercado secundario) estarán condicionados por los cambios en los tipos de interés a lo largo del 2024 y de cuántas bajadas más anticipe el mercado para este ejercicio y para el siguiente. "Durante el resto del 2024, se espera que los movimientos de política monetaria sean limitados, lo que sugiere que los rendimientos de los bonos a largo plazo seguirán anclados cerca de los niveles actuales", explicó el director de inversiones de AXA AM, Gilles Moëc.
Las pérdidas no se dan solo con la deuda soberana. El índice Bloomberg Barclays Global Aggregate, que también tiene en cuenta la deuda de países emergentes y la corporativa con grado de inversión, retrocede un 2% en los tres primeros meses del año. Y la deuda corporativa con grado de inversión cae un 0,9%. Es decir, el inversor más conservador enfocado solo en renta fija no habría comenzado con buen pie el año.
En lo que va de ejercicio solo la deuda con calificaciones crediticias más bajas dejan ganancias para el inversor. Los bonos basura o high yield estadounidense ofrecen en el mercado secundario un 1,5% desde el primero de enero, la paneuropea un 1,8% y la de países emergentes en dólares un 1,5% de media.
De todas formas, no tiene por qué existir una regla directa entre recortes de tipos de interés de los bancos centrales y caída de rentabilidades de los bonos. "Si los tipos bajan porque la inflación está disminuyendo entonces el mercado de bonos debería beneficiarse de la normalización de las políticas. Por el contrario, si el recorte de tipos viene por una economía que se debilita significativamente entonces es probable que asistamos a una ampliación de diferenciales que sería negativo para los bonos corporativos y los de alto rendimiento", comentó el estratega de La Française AM, François Rimeu.