
La renta fija vive un momento histórico que, al mismo tiempo, supone también una cierta vuelta a la normalidad. La rentabilidad del bono estadounidense a 10 años se situaba en el 4,31%, su nivel más alto desde finales de 2007, y llegó a superar dicha cota durante la sesión.
El T-Note llevaba días coqueteando con regresar a esos máximos, algo que logró a última hora del miércoles, espoleado por la publicación de las actas de la última reunión de la Reserva Federal. Según estos documentos, la mayoría de miembros del Comité de Operaciones de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) sigue detectando "riesgos al alza por la inflación", por lo que advierten de la necesidad de "un mayor ajuste de la política monetaria". Esto alimenta la expectativa de que los tipos altos duren más tiempo o incluso que haya alguna subida adicional, lo que a su vez anima las rentabilidades de los bonos. Lea también: El mapamundi de los tipos de interés.
El efecto de este mensaje, conocido con el mercado europeo ya cerrado, se dejó notar ya el mismo miércoles a última hora -cuando ya el bono de EEUU tocó un máximo de 2008- pero, sobre todo, este jueves. A lo largo de toda la sesión, el papel estadounidense se mantuvo por encima del 4,25%. Le puede interesar: Los expertos se creen la última alza de tipos del BCE en septiembre.
En los últimos días, el rendimiento del T-Note, considerado el activo libre de riesgo de referencia en el mundo, también se ha visto impulsado por la rebaja que realizó Fitch al rating de la deuda soberana de EEUU, a la que le arrebató su triple A para darle una AA+, debido al deterioro fiscal esperado para los próximos tres años y a la carga de deuda del Gobierno.
Pérdidas por precio
La renta fija no está viviendo el gran año que se esperaba para ella. Por precio, una cesta de deuda mundial -reflejada en el índice Bloomberg Global Aggregate- arroja ya pérdidas del 0,1% para los inversores en 2023, un ejercicio en el que se preveía que cosecharan ganancias. La otra cara de la moneda es, tal y como refleja en el bono americano, la de la rentabilidad (que se comporta de forma opuesta al precio). La misma cesta de bonos mundiales del Global Aggregate ofrece un rendimiento del 4%, algo que no sucedía desde la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008. Un largo periodo que ha estado marcado por 14 años de políticas de tipos al 0%, seguidos de un último ejercicio de abruptas subidas en el precio del dinero.
El 'high yield' supera el 9%
El mes de agosto ha sido especialmente adverso para el precio de los principales activos de renta fija, lo que ha impulsado las rentabilidades. Con el high yield global (también conocida como deuda basura por tener un mayor riesgo de impago) se gana ya en el año un 9,2%; con el high yield corporativo de Estados Unidos, un 8,6%; con la deuda basura paneuropea, un 8,3%; con la deuda emergente en dólares, un 7,7%; y una cesta de bonos corporativos globales ofrece un 5,8%.
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