Bolsa, mercados y cotizaciones

Los activos conservadores baten por fin a una inflación en el 1,9%

  • Con la renta fija en general y las Letras en particular se compensa la inflación
  • En el caso de los depósitos, el 1,65% que pagan de media aún es insuficiente
  • Las mejores ofertas en plazos fijos sí que actúan de escudo contra el IPC
Fuente: iStock.

El camino se allana para este perfil de inversor. Los rendimientos que ofrecen los productos en los que suelen invertir son los más altos de los últimos 8 años una vez descontado el efecto de la inflación.

Uno de los efectos positivos que ha tenido el endurecimiento de la política monetaria de los bancos centrales es que los activos más conservadores vuelven a ofrecer rentas, después de años en los que han sido escasas o nulas. Pero esto no habría sido suficiente si la inflación siguiera desbocada, como lo estaba hace un año, que llegó a superar el 10% y la única alternativa para no perder poder adquisitivo era invertir en bolsa. Por suerte para los más conservadores el escenario ha cambiado. Además de volver a tener alternativas con las que rentabilizar su dinero, sus rentabilidades también son suficientes para batir a una inflación que se ha moderado hasta el 1,9% en junio. Gracias a ello, el rendimiento real que obtiene invirtiendo en Letras, renta fija o en las mejores ofertas en depósitos, es la más elevada de, al menos, los últimos ocho años.

En la subasta más reciente de Letras a 12 meses, que suele ser el plazo preferido de los inversores más cautos por su parecido al depósito, el Tesoro pagó una rentabilidad del 3,804%, no vista desde la crisis de deuda periférica que azotó a Europa en 2012, y el tipo de interés medio ofrecido en todas las emisiones de deuda de este tipo este año se encuentra ya en el 3,26%. Pero ese el rendimiento bruto, por así decirlo, el nominal. Para llegar al real debe descontarse la inflación, que se sitúa en el 1,9%, lo que deja la rentabilidad final en el 1,36%, la más elevada de los últimos nueve años (ver gráfico).

Es un cambio de paradigma respecto a los años anteriores, ya que entre 2016 y 2022 los inversores llegaron a pagar al Estado por comprarse una Letra. Al principio de este periodo la situación no era tan sangrante como al final porque la inflación era baja o inexistente. Pero ya en 2021, después de la pandemia, los precios se dispararon un 6,5%, mientras el tipo de interés medio ofrecido por el Tesoro en las Letras a un año era del -0,55%. El mundo al revés. Esto, en la práctica, implicaba que alguien que comprase una Letra a un año asumía una pérdida del 7% en 2021 y del 4,95% en 2022, por el impacto de la inflación.

En el verano de 2022 se produjo un punto de inflexión, con la primera subida de tipos de interés del BCE. A raíz de ella, y con las que han venido después, se produjo un reajuste sin precedentes en los precios de todos los activos y tiró al alza de sus rentabilidades, también de la de las Letras, que volvieron a terreno positivo, tras seis en negativo, con un tipo de interés medio del 0,75%. El problema es que la inflación aún seguía en el 5,7%.

Pero el ciclo de subidas de tipos está ya más cerca de agotarse que de continuar, y la pregunta que surge con ello es si la rentabilidad de las Letras escalará mucho más desde los niveles actuales. Si se cumple el guion que descuenta el mercado, que contempla dos subidas de tipos adicionales este año para empezar a bajarlos en junio de 2024, los expertos creen que su techo se acerca, aunque en las próximas subastas aún podría subir algo más, hasta el entorno del 4%. Esta misma semana, el organismo se ha visto obligado a mejorar su oferta, con un tipo de interés marginal del 3,53% por el papel a tres meses y del 3,810% a nueve meses, que es un nuevo máximo histórico.

Animados por las mayores rentabilidades de las Letras, el porcentaje en manos de particulares se ha disparado del 0,02% al 18,38% en un año, aunque el activo fetiche del conservador sigue siendo el depósito. Pese a que la gran banca sigue sin remunerarlos, las entidades han elevado un 42% la captación de pasivo desde que el BCE empezó a subir los tipos. Según el Banco de España, el interés medio que se paga en España por el dinero nuevo a las familias ascendió al 1,65% en mayo mientras que el precio del dinero en Europa alcanza el 4% y el euríbor cotiza por encima de esa barrera. Esto significa que la rentabilidad real de los depósitos en general sigue siendo negativa, pero no la de las mejores ofertas en manos de la banca online, fintech o filiales de entidades extranjeras.

A través de ellas se puede acceder a depósitos a un año con rentabilidades del 3,55%, que es el rendimiento más alto al que puede optar hoy un particular con un plazo fijo a un año contratable directamente en una entidad, en este caso vía BFF (antes Banca Farmafactoring), que depende del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) italiano. En cambio, el depósito más rentable sujeto al FGD español pertenece a Pibank, que da un 3,34%.

La renta fija vuelve a cumplir su papel

En el abanico de activos conservadores se suele incluir a la renta fija, a pesar de que las últimas crisis han demostrado que su precio puede oscilar con la misma virulencia que el de una acción. Pero durante años tampoco ha ofrecido rentas por estar sometida al régimen de tipos al 0%. La cantidad de bonos con rentabilidades negativas se disparó hasta niveles nunca antes vistos en el verano de 2019, en pleno agravamiento de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Entonces llegó a superar los 17 billones de dólares.

Desde el verano pasado sus rentabilidades comenzaron a subir. Tanto, que el rendimiento a vencimiento de un índice de renta fija global se encuentra en el 3,84%, y la rentabilidad esperada para este tipo de deuda en 2024 roza ya el 4%, una oportunidad única en casi quince años.

Sin embargo, no se puede descartar que la volatilidad repunte en la segunda mitad del año. "Actualmente existen varios escenarios sobre cómo podrían evolucionar las cosas en adelante, por lo que los inversores deben estar alerta", opinan en Schroders. "Si la economía se toma su tiempo para ralentizarse, la inflación podría volver a subir. Esto obligaría a los bancos centrales a subir aún más los tipos de interés. Hasta ahora, la economía se ha mantenido sorprendentemente fuerte, excluyendo algunas grietas en el sector bancario, así que eso es definitivamente algo que hay que vigilar. Por eso es importante ser flexible y poder cambiar de opinión en función de lo que observemos en el mercado y de lo que nos digan los datos más recientes", explican.

Sobre el devenir de la inflación en España en los próximos meses, desde Accuracy no ven "razones estructurales que expliquen una inflación elevada en el medio plazo, si no aparecen fuentes de incertidumbre adicional, la vuelta a precios controlados y tipos bajos se producirá pronto, antes de lo que muchos prevén".

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