
Tras haber alcanzado esta semana la golosa cifra del 10% de subida en bolsa en Europa, la jornada del jueves dejó paso a los descensos, con caídas del 1,5% en el caso del Stoxx 600, que lo siguen dejando con un avance anual del 6,02%. En este sentido, el fuerte rebote que están protagonizando las bolsas mundiales en este comienzo de año podría conducir a los inversores a pensar que aquellos que tienen una mayor parte de la cartera en liquidez se lo han perdido. Pero nada más lejos de la realidad, ya que todavía hay margen hasta recuperar los precios que históricamente se han pagado por los beneficios de las bolsas.
Y es que, aunque anteriormente ha habido momentos más dulces en lo que a precio se refiere, este buen arranque de año todavía no juega en detrimento del precio de la bolsa europea, que sigue comprándose con un descuento del 17,5% respecto a la media de la última década y del 8,6% del promedio de los últimos 20 años.
Así puede verse a través del ratio PER (veces que el beneficio se recoge en el precio de la acción), con un multiplicador actual de 12,7 veces para el Stoxx 600, frente a las 15,4 veces de la década o las 13,9 veces de los últimos 20 años. Por valores, hasta el 23% de las firmas de la referencia europea se compran ahora por menos de 10 veces su beneficio.
El descuento que ofrece el índice sigue haciendo frente al deterioro de las estimaciones de beneficios que ha sufrido en los últimos meses. De cara a este año para el Stoxx 600, en los últimos tres meses el consenso ha pasado de esperar un BPA (beneficio por acción) de 37 a 35,43 euros, un 4,2% menos. Sin embargo, y pese a este recorte en las previsiones, el Stoxx 600 es el único entre las principales plazas europeas que continúa en línea –y no por debajo– con los beneficios del año pasado, si bien es cierto que venimos de un largo periodo de recuperación de ganancias tras el shock del Covid y tipos cero.
Aunque la temporada de resultados que acaba de comenzar a este lado del charco podría virar los pronósticos, por el momento las perspectivas para los próximos meses siguen deteriorándose tanto en este continente como en el resto del globo. Así lo explica Thomas Dhainaut, responsable de renta variable de La Française AM: "Las expectativas siguen pareciendo elevadas, con un alza del 5% para 2023, dado el débil crecimiento de las economías occidentales y el aumento de los costes laborales. Si bien las empresas sorprendieron positivamente en 2022 en cuanto a su capacidad para subir sus precios, 2023 promete ser más difícil ante el descenso de la demanda". Y es que, aunque los incrementos de los precios cada mes son menores, no se espera hasta bien entrado 2024 que la inflación se acerque a zonas normalizadas del entorno del 2%.
Desde Lazard AM apuntan que "las presiones inflacionistas conducirán a una política monetaria divergente en los mercados desarrollados, aumentando la volatilidad de los tipos, el crédito y los mercados de divisas, lo que a su vez provocará una rotación dentro del mercado de renta variable, desplazando la inversión desde los valores de crecimiento altamente especulativos [por los que se suelen pagar múltiplos muy altos] hacia valores de calidad más predecibles y, potencialmente, hacia otras bolsas de valores cíclicos y de valor [que exigen valoraciones más bajas]".
Menor descuento en EEUU
El hecho de que la plaza europea cotice con mayor descuento que la americana no es una sorpresa si remontamos a años pasados. El gran peso de las compañías tecnológicas (y el mayor crecimiento que se compra con las mismas) dentro del índice estadounidense, así como su mejor desempeño en el parqué son los motivos por los que su multiplicador ha sido históricamente más elevado que el europeo.
Con un avance del S&P 500 cuatro veces inferior al del Stoxx 600 en lo que va de ejercicio, con un 1,5% frente al 6% del europeo, el americano todavía se compra con un tibio descuento respecto a la media de su década, de un 4,9%, pero más caro que en los últimos 20 años, cuando sostenía un PER promedio de 16,8 veces, frente al 17,5 actual.
No obstante, los multiplicadores que se pagan ahora pueden ser menores a los que se paguen en los próximos meses, bien porque las bolsas sigan subiendo al calor de una inflación que se va controlando y unos tipos de interés que dejan de subir o bien porque las estimaciones de beneficios de cara a este año sigan en descenso. Así lo creen desde Carmignac, que advierten que "dadas las difíciles perspectivas económicas para el próximo año, las estimaciones de beneficios siguen pareciendo optimistas con un crecimiento del 4%". "En nuestra opinión, la probabilidad de una recesión sigue siendo alta y la narrativa de un aterrizaje suave parece ser una operación de esperanza; por tanto, creemos que es probable que los beneficios del año sean negativos aunque no tanto como cabría esperar en una recesión clásica", concluyen.
Aunque solo llevemos una semana desde que comenzó la temporada de presentación de resultados, ya hay algo más de 50 compañías del S&P 500 que han mostrado sus cuentas del último trimestre del ejercicio. La mayoría de ellas pertenecen al sector financiero, donde ya han llegado a un número más o menos representativo. En este sentido, de media, las sorpresas han sido positivas tanto en ventas como en beneficios, con un incremento de los ingresos de algo más del 5% y una caída del beneficio que supera el 10%.
Las ganancias del Ibex caerán un 2,5%
El año pasado el Ibex 35 fue el índice europeo que mejor capeó las pérdidas, pero este curso se está quedando ligeramente rezagado con respecto al resto de las grandes plazas del Viejo Continente. En su caso, para el cierre de 2022 se espera el mayor beneficio desde 2011, pero este ejercicio el consenso de analistas prevé que haya un deterioro del 2,5% en el BPA (beneficio por acción).
Pese a este descenso de las previsiones, el PER –veces que el beneficio se recoge en el precio de la acción– que se paga para 2023 es de 11,2 veces, el menor de la última década. Asimismo, el 4,7% de rentabilidad por dividendo estimada es la mayor desde 2014, curso en el que se superó el 6%.