
El Banco de Inglaterra (BoE) empieza hoy a vender los bonos que adquirió de emergencia a inicios de otoño, cuando tuvo que intervenir para contener las ventas masivas que se desencadenaron tras el anuncio de los presupuestos de Liz Truss. La entidad de Andrew Bailey, que tuvo que recomprar sus propios títulos, los vuelve a sacar a subasta, poniendo a prueba el apetito de los inversores por la deuda soberana.
Para ello, el banco central británico ha puesto en marcha un mecanismo de ventanilla inversa. Es decir, los interesados tendrán que hacer sus ofertas y cifrar lo que están dispuestos a pagar por esos títulos, explicó el BoE la semana pasada al anunciar el programa de ventas. El importe mínimo para pujar por los gilts o bonos indexados es de cinco millones de libras. Una vez se ponga un número sobre la mesa, este solo se podrá ajustar al alza con un millón adicional.
"El banco pretende operar con un enfoque centrado en la demanda", se detalla en el programa del organismo. Las ventas comienzan hoy y se harán todos los martes, miércoles y viernes. Incluyen tanto la deuda a largo plazo (gilts) como los bonos indexados. En un principio, los bonos ligados a índices no se incluyeron en el programa de emergencia, que se amplió posteriormente.
El Banco de Inglaterra ha explicado que su estrategia es flexible, ya que el organismo quiere actuar de forma "oportuna" y "ordenada" para no dar lugar a más inestabilidades. Eso "implica que habrá momentos en los que el banco puede vender más de lo previsto inicialmente si la demanda es especialmente elevada, pero también habrá ocasiones en las que se venderán menos bonos si no hay peticiones suficientes", explica.
Esta colocación de deuda coincide con las ventas de activos que el organismo compró durante la pandemia y con un mayor endeudamiento del Gobierno británico. Eso significa que los inversores tienen a su alcance una "avalancha" de ofertas, destaca Bloomberg, lo que supone una "nueva prueba de confianza". Por otra parte, la desinversión o retirada de estímulos también se produce en un momento en el que el banco central está elevando los tipos de interés.
Que el BoE inicie las ventas de bonos significa que da por pasada la crisis que se desató durante el breve mandato de Liz Truss. La expremier británica anunció un plan para recortar impuestos no visto desde 1972, algo que no fue bien recibido en un contexto de elevada inflación. Los mercados asumieron que sus planes llevarían al Gobierno a un endeudamiento disparado, lo que provocó las ventas masivas de bonos y disparó los yields. Después, las salidas de la renta fija se agravaron cuando los fondos de pensiones tuvieron que poner a la venta todavía más activos para reponer garantías. Al caer tanto los precios de los títulos de deuda que poseían, se activaron los margin calls. De hecho, una investigación posterior de un comité parlamentario en Reino Unido que examinaba lo sucedido estimó que la crisis de los bonos costó 500.000 millones de libras a los fondos de pensiones británicos.
Ahora, un mes y medio después de finalizar el programa de emergencia del BoE, las rentabilidades de los bonos se han enfriado. Los retornos de los títulos a diez, veinte y treinta años han vuelto a los niveles previos a la crisis que vivió el mercado, lo que implica que se han borrado las pérdidas previas.
Además, ya hay certidumbre con los nuevos presupuestos del sucesor de Truss, Rishi Sunak. El premier británico ha anunciado subidas de impuestos por valor de 55.000 millones de libras y recortes de gasto. Aunque la mayor recaudación a los contribuyentes tiene un efecto inmediato, la reducción del gasto público no comenzará hasta 2025, justo después del plazo máximo para convocar las próximas elecciones.
En todo caso, a partir de este martes se irá conociendo la demanda que tienen los gilts, ya sin la asistencia del banco central. El organismo ha dado a entender que no va a vender a precios fuera o por debajo del mercado: "El banco va a establecer niveles mínimos por los precios que está dispuesto a aceptar", indica. Aceptar dichas ofertas únicamente dependerá del criterio del BoE. Su intención es vender a "precios medios del mercado".
Este martes, el gobernador del BoE, Andrew Bailey, ha reconocido en la Cámara de Representantes que han tenido un periodo de "grave falta de liquidez en el mercado de bonos" que todavía "no se ha resuelto", informa Bloomberg.