
Los malos augurios que sobrevuelan las bolsas desde el principio del año parecen no ser escuchados en demasía por los expertos. Una guerra, una crisis energética y una desbocada inflación no afilan todavía las tijeras que recortan la previsión de beneficios de muchas compañías para este y el próximo año. Al menos, no al otro lado del Atlántico.
Así puede verse en el BPA (beneficio por acción) de las principales referencias americanas, como el S&P 500 y el Nasdaq, que ven un aumento de este indicador del 5,8% y el 10%, respectivamente, para el próximo año. Sin embargo, el beneficio por acción previsto para 2023 sí que sufre un estancamiento a este lado del charco, con el del Stoxx 600 avanzando un 1% y el del EuroStoxx un tímido 0,4%, según el consenso que recoge FactSet.
La foto, sin embargo, no sigue el mismo patrón si ponemos el foco en las compañías más grandes por capitalización de los principales índices de las diferentes regiones. Así, entre las gigantes del S&P 500, tres de las diez compañías con mayor valor de mercado verán un tijeretazo en los beneficios netos para 2023, según estos pronósticos. En clave europea las cifras son más optimistas, ya que, de entre las diez más grandes del EuroStoxx, solo una firma -TotalEnergies- ve un recorte para 2023 en la previsión de ganancias.
Tal y como explica Juan José Fernández-Figares, de Link Securities, si bien en términos interanuales los resultados de las cotizadas europeas han seguido creciendo a ritmos elevados, principalmente por el efecto base, al ser 2021 un año muy condicionado por la pandemia, "todo parece indicar que, a partir de ahora, la situación va a cambiar y los analistas van a comenzar a revisar a la baja sus expectativas de resultados para muchas empresas, algo que ya viene ocurriendo en Wall Street desde hace varios meses". A lo que añade que "ello tendrá su reflejo en unas menores valoraciones y en un ajuste de multiplicadores bursátiles al alza", mantiene el analista.
La misma opinión sostiene Natalia Aguirre, de Renta 4, que espera "una revisión a la baja de los BPAs en el actual contexto de desaceleración económica y recesión técnica, especialmente en Europa ante su mayor dependencia energética frente a EEUU". En este sentido, Aguirre explica que, hasta el momento, las compañías han sido capaces de trasladar el incremento de costes de producción a los precios finales de venta, "pero es previsible que esto sea cada vez más complicado en un entorno de desaceleración de la demanda, y esperamos que a futuro los márgenes se deterioren", puntualiza.
De igual manera, el panorama económico de cara al próximo año no suscita una visión optimista a Diego Morín, analista de IG: "No soy nada positivo de cara al comportamiento que pueda tener la renta variable global, aunque es probable que veamos ciertos repuntes como los vividos en estas semanas, pero los llamaría falsos rebotes por situación de sobreventa en el mercado". Además, el experto saca a la palestra la posible relajación en el proceso del endurecimiento monetario. En su opinión, "las manos fuertes intentan anticiparse a lo que pueda ir realizando la Fed, con posibilidad de una rebaja de subida el próximo mes de diciembre (50 puntos básicos frente a los 75 estimados), algo que celebrarían los inversores tras una subida de 375 puntos básicos en el año", completa.
Así las cosas, y en cuanto al cierre anual del presente ejercicio, Morín avanza que el final de 2022 "marcará el posicionamiento de los inversores de cara al primer trimestre del año 2023, pero si bien es cierto que la situación actual es complicada, con operadores buscando compañías que aguanten bien sus márgenes, a medida que sigue afectándoles el efecto divisa, con un dólar fuerte y un euro en horas bajas".
Un 2022 de alzas para Europa
En cuanto al presente ejercicio, la evolución del BPA en los índices americanos ha corrido con peor suerte que en el Viejo Continente, ya que el S&P y el Dow Jones ven un recorte en las estimaciones del beneficio por acción respecto al que registraban el primero de enero. "Con el 65% de las empresas del S&P 500 habiendo presentado ya sus resultados del tercer trimestre, el panorama de los beneficios empresariales en Estados Unidos sigue siendo bastante desalentador.
Aunque ha habido sorpresas positivas en algunos sectores, como las aerolíneas, la energía y los servicios públicos, la ralentización económica se hace cada vez más visible en los datos. Esto se refleja en los decepcionantes resultados que los sectores cíclicos han presentado hasta ahora", explica Wolf von Rotberg, estratega de renta variable en J. Safra Sarasin Sustainable AM.
Continuando con este lado del Atlántico, la evolución de los beneficios de las compañías a lo largo del año dista mucho de lo que ocurrió en la crisis del coronavirus, ya que el shock en la oferta y en la demanda se reflejó inmediatamente en números rojos en las cuentas de resultados. "Las sorpresas positivas a nivel ingresos durante el tercer trimestre y las revisiones al alza de los BPAs son probablemente consecuencia de la debilidad del euro", explican desde Street Account. Sin embargo, advierten, "estas mejoras se consideran de baja calidad al venir impulsadas principalmente por la línea superior de la cuenta de resultados (ingresos) y por el hecho de que las sorpresas positivas a nivel BPA han sido moderadas", matizan.