Bolsa, mercados y cotizaciones

La inestabilidad británica llama a nuevas puertas: el riesgo acecha a la banca en la sombra

  • Los analistas avisan de estrechar la vigilancia tras un periodo de tipos bajos
  • La reducción monetaria irá a más y el riesgo está en una falta de liquidez
  • Las garantías de la banca en la sombra son menores que la de los bancos
Foto: iStock.

La transición política en Reino Unido no está siendo precisamente un paseo. Desde que la primera ministra británica, Liz Truss, anunciara su plan de rebaja fiscal, las turbulencias han asistido al mercado -la libra reaccionó a la baja y los bonos también-. Aunque el mercado está algo más estabilizado tras la intervención, aunque tibia, del Banco de Inglaterra (BoE), las repercusiones de los 'mini presupuestos' siguen llamando a otras puertas del mercado.

"Aunque la libra esterlina se fortaleció y el ánimo de los inversores británicos parece haberse estabilizado un poco, la situación macroeconómica y política del Reino Unido sigue siendo incierta", avisa James Rutherford, director de renta variable europea de Federated Hermes. 

Los analistas siguen de cerca lo que está pasando en el país y ven cómo afloran nuevos riesgos, más allá de los observados en los últimos días. Ahora, algunos ponen la mirada en la banca en la sombra. Es decir, todas aquellas entidades financieras que no son bancos pero que conceden crédito o actúan como intermediarios. Por ejemplo, aseguradoras, fondos de pensiones, los hedge funds, el crowdfunding o los fondos de inversión. Estos agentes está sujetos a regulaciones distintas que las tiene el sector bancario. Sus requerimientos de capital son distintos y la concesión de préstamos depende de los acuerdos alcanzados con los deudores. Además, sus garantías requeridas cambian rápidamente cuando se pasa de un periodo de liquidez a otro de restricción de la oferta monetaria, algo que puede ser difícil de asumir. 

Por eso, ya hay quienes han pedido a los reguladores británicos que estrechen su supervisión sobre la banca en la sombra. En esa petición coincide Edmund Harriss, responsable de inversión de Guiness Global Investment, que pone el foco de la vigilancia en las entidades que se han beneficiado de una etapa de tipos de interés bajos o negativos y que, de repente, se enfrentan a elevados costes de financiación.  Esto les expone a "una inestabilidad sustancial", dice el analista en la CNBC.

Ese cambio en la política monetaria está siendo contundente y las condiciones actuales permiten pensar que seguirá siéndolo. Por un lado, la inflación en agosto en Reino Unido rozó el 10%, una cifra que se sitúo algo por debajo de las expectativas. Sin embargo, las perspectivas a futuro no son buenas, con JP Morgan alertando de que la crisis de los precios en el país "no ha hecho más que empezar" o Citi anticipando un Índice de Precios al Consumo (IPC) del 18% a principios de 2023. Esto obligaría al BoE a ponerse su traje más hawkish para frenar el ascenso de los precios y, en consecuencia, se seguiría encareciendo la financiación. 

Una situación que también repercute en las empresas que recurren al crédito a corto plazo. Ese tipo de financiación también se encarece y se dificulta el acceso a la misma. Hay menos dinero para prestar por las alzas de los tipos de interés y porque la banca en la sombra tendrá que aumentar sus reservas de capital. Harriss considera que por ahora sigue habiendo liquidez en el mercado, pero el punto de inflexión llegará a medida que esta vaya reduciéndose. Aunque no se ha llegado de momento a esa situación, sí está sobre el horizonte. Y llegar a ella o no también dependerá de los riesgos que se asuman esas entidades y las cantidades que presten.

Aunque en los últimos días el foco se ha puesto en los fondos de pensiones -debido a que algunos acumulan mucha deuda a largo plazo y una caída abrupta de los bonos puede desestabilizarlos- hay quienes avisan de que el problema, de nuevo, no está aquí.

El director de Cantillon Consulting, Sean Corrigan, explica en el mismo medio que los fondos de pensiones están en una buena posición de capital gracias al aumento del coste del dinero. De hecho, señala que su situación es mejor que en los últimos cinco años. Sin embargo, sí que hay otros agentes cuyos márgenes son mucho más pequeños. "Son las contrapartes las que se han estado pasando la bola y, si hay algún problema, quizás no estemos mirando a la parte adecuada del edificio que tiene riesgo de derrumbarse", advierte.

Compras del BoE

Por su parte, el Banco de Inglaterra, tras su intervención, está dando prácticamente por estabilizado el mercado de bonos. Ayer miércoles fue el segundo día consecutivo en el que el programa de recompra de deuda se quedó vacante. El banco central británico no se fue de compras. En lo que va de semana, el BoE apenas ha adquirido 22 millones de libras en bonos, lejos de los 5.000 millones diarios que había anunciado que estaba dispuesto a poner sobre la mesa.

De la intervención del organismo también dependerá la dirección que tome este mercado y de hasta dónde puedan dispararse las rentabilidades de los bonos y caer los precios. La semana pasada, la deuda británica se equiparó a la italiana. Por todo ello, no se puede descartar que la inestabilidad siga presente en los gilts.

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