Los riesgos de recesión en EEUU venían aumentando antes de la última reunión de la Reserva Federal y las previsiones que arrojó el banco central tras la cita la hacen casi inevitable. El indicador de probabilidad de recesión de la Fed de Nueva York está en 25% mientras que la curva de tipos lleva invertida dos meses en el tramo entre los 10 y los dos años. El indicador PIB NowCast del tercer trimestre de la Fed de Atlanta también está cerrando con una impresión negativa después de caídas consecutivas en el primer y segundo trimestre.
El panorama se pone más sombrío y el reflejo en Wall Street es inevitable. Sin embargo, pone pie en tierra Ben Laidler, estratega de mercados de eToro, no todo está perdido. "No todas las recesiones son iguales. Nos enfrentamos a una recesión cíclica, típicamente la variedad más corta y menos dañina de esta rara especie. Será doloroso, pero aún invertible, y vemos una recuperación gradual del mercado en forma de U", explica en una nota.
Laidler habla de tres tipos de recesiones. Las recesiones cíclicas, señala, son las más comunes, ya que la Fed sube los tipos de interés para enfriar la alta inflación. "Duran una media de 10 meses, con un PIB máximo y mínimo del 2% y una caída de los beneficios del 14%", apunta.
Luego están recesiones de shock, como la pandemia en 2020 o la crisis del petróleo de 1973. "Son poco comunes, de corta duración, pero a menudo tienen el mayor impacto en el PIB", detalla el experto.
Por último, Laidler menciona a las recesiones sistémicas, como la crisis financiera mundial. "También son poco habituales, pero tienen el mayor impacto en los beneficios empresariales (-28 %), con grandes caídas del PIB (-3%). También suelen durar más tiempo", desgrana.
¿Y para 2023? "La próxima recesión es cíclica, con los bancos centrales subiendo los tipos de interés para combatir la inflación", determina Laidler, si bien admite que todas las recesiones son diferentes y su conjunto de datos está limitado a solo 12 recesiones estadounidenses desde la Segunda Guerra Mundial.
"Gran parte de la inflación actual ha sido impulsada por la recesión del shock pandémico anterior y los bancos centrales han tardado en subir los tipos esta vez, lo que significa que llevará más tiempo llevar la inflación al objetivo del 2%. Pero, de manera crucial, esta no es una recesión sistémica", asegura.
Y se explica: "Los hogares se han desapalancado, los mercados laborales son fuertes y las empresas se acercan a beneficios de récord. Los bancos también están bien capitalizados. El riesgo es alto, pero no se trata de una recesión en la que no se pueda invertir. Nuestro rastreador de recuperación del mercado está equilibrado".
No todo el mundo comparte este relativo optimismo. En las últimas horas, Goldman Sachs ha recortado su objetivo de fin de año para el índice S&P 500 a 3.600 puntos desde los 4.300, argumentando que un cambio drástico en las perspectivas de subida de los tipos de interés pesará sobre las valoraciones de la renta variable estadounidense.
El escenario de tipos de interés más altos en el modelo de valoración de Goldman respalda un múltiplo de precio-beneficio (PER) de 15 veces, frente a las 18 veces anteriores, han escrito los estrategas, entre ellos David J. Kostin, en una nota el jueves. "Nuestros economistas pronostican ahora que el FOMC de la Fed subirá el tipo de interés oficial en 75 puntos básicos en noviembre, 50 puntos básicos en diciembre y 25 puntos básicos en febrero para un tipo de fondos máximo del 4,5%-4,75%".
Goldman afirma que los riesgos de su última previsión siguen sesgados a la baja debido a las crecientes probabilidades de recesión, un escenario que reduciría los beneficios corporativos, ampliaría la brecha de rendimiento y llevaría al índice de referencia de la renta variable estadounidense a un mínimo de 3.150. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha señalado que se arriesgaría a una recesión para luchar contra la inflación, lo que hace temer que los bancos centrales puedan hacer descarrilar el crecimiento mundial.
Las valoraciones de las acciones y los rendimientos reales se han movido en paralelo durante los últimos años, pero esa relación se ha dislocado recientemente, lo que supone un riesgo para la renta variable, dijo el banco de inversión estadounidense. Anteriormente había supuesto que los tipos reales terminarían en 2022 en torno al 0,5%, frente a la hipótesis actual del 1,5%.