Bolsa, mercados y cotizaciones

El activismo accionarial se convierte en el arma más poderosa para el inversor sostenible

  • El voto en juntas empieza a subir en España, y seguirá haciéndolo...
  • ...pero el diálogo activo aún está poco desarrollado en este país
  • Un proceso de implicación con una empresa puede dilatarse años
Imagen: iStock

Hace solo unos años, cuestiones como las remuneraciones de los consejeros pasaban de puntillas por las juntas de accionistas en España. Las compañías sacaban adelante sus propuestas sin recibir rechazo alguno. Pero las cosas han cambiado mucho en poco tiempo. El activismo accionarial ha explosionado en todo el mundo, impulsado por la imparable inversión en base a criterios ESG (ambientales, sociales y de buen gobierno). Visite elEconomista Inversión sostenible y ESG.

Ya en su carta a los CEO del pasado enero, Larry Fink, presidente de BlackRock, abría el año 2022 aludiendo al poder de los accionistas. Una auténtica revolución que es particularmente notoria en España, donde tradicionalmente se ha votado muy poco en juntas. Inversores vecinos como los franceses llevan ya dos décadas votando activamente, pero aquí esto empieza a ocurrir ahora. Lea también: El 'caso Indra' daña la recomendación y el perfil ESG de la compañía.

"Por primera vez, estamos en España ante un voto útil, no de puro trámite", destaca Maël Lagadec (Sustainalytics)

El presente año ha sido clave para el activismo accionarial en España. En la temporada de juntas de 2022, las gestoras de activos han estado obligadas, por primera vez, a ejercer su derecho al voto (que tradicionalmente delegaban), tras la modificación en  2021, de la Ley de Sociedades de Capital, por la transposición de una directiva europea. A esto se ha sumado la publicación, para su consulta pública, del primer, y muy esperado, Código de Stewardship de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que se espera que incentive aún más la implicación de los inversores institucionales. 

Los expertos consultados por elEconomista Inversión sostenible y ESG coinciden en que el voto, así como el diálogo activo con las empresas -conocido con el anglicismo de engagement, o implicación- ya se está convirtiendo en la principal herramienta para el inversor sostenible. 

De izq. a dcha., los participantes en el último consejo de 'elEconomista ESG': E. Figallo (Sustainalytics); J.Mercader (inbestMe); José C. Méndez (Evo Banco); J. Prieto (Corporance); M. Lagadec (Sustainalytics); M. Fernández (Ibercaja); S. Velasco (Fidelity); y S. Gª-Castaño (Tressis).

"Por primera vez, estamos en España ante un voto activo, y no un mero trámite, así que es previsible que el porcentaje de voto en juntas vaya a más", señala Maël Lagadec, director asociado de relaciones con clientes de Sustainalytics. Lagadec destaca el papel crucial que ha tenido el Reglamento europeo de Divulgación (SFDR, por sus siglas en inglés): "Desde su entrada en vigor, es obligatorio para las gestoras europeas incluir cuestiones de sostenibilidad en su política de voto y de diálogo. Ya no pueden escapar a esto. Y además deben hacerlo con un enfoque ESG, no centrado solo en la G del acrónimo, que era el asunto en el que tradicionalmente se focalizaba este diálogo". Ya están entrando en escena cuestiones como biodiversidad, derechos humanos en la cadena de suministro, clima o diversidad, explica. Los fondos más activistas aún se oyen poco en las grandes cotizadas españolas.

Un rechazo creciente

En lo que respecta a las juntas de accionistas, es cierto que hasta el momento la G -el buen gobierno corporativo-  ha centrado las votaciones: asuntos como la retribución de los consejeros (cada vez más contestada, ver gráfico) o su reelección son puntos fijos en el orden del día desde hace años. En la temporada de juntas de 2022, siete de las grandes del Ibex 35 recibió más de un 10% de votos en contra de los planes retributivos de sus consejeros. El rechazo no para de crecer. 

"La presión de los inversores funciona, aunque sea pequeña. Aunque sea una carta, aunque solo sea un voto en contra", afirma Juan Prieto (Corporance)

"El institucional español no ha votado mucho hasta ahora", o lo ha hecho en línea con las aspiraciones de la empresa, "sin analizar si esta ampliación de capital le interesa, si este consejero es bueno, o si este plan de remuneraciones es excesivo; pero eso está cambiando radicalmente", señala Juan Prieto, director del proxy advisor español, Corporance Asesores de Voto.

En España, la E de ESG -el clima- aún va poco a la junta: escasean las cotizadas que someten a votación sus planes climáticos. Se cuentan con los dedos de una mano, y sobran dedos. "Es el momento de meter en la agenda el cambio climático, los derechos humanos, la brecha de género...", reclama Prieto. Las gestoras aprietan a las empresas en cambio climático.

También hace hincapié el director de Corporance en que votar es efectivo, por mínima que sea la participación: "La presión de los inversores funciona, aunque sea pequeña. Aunque sea una carta, aunque solo sea un voto en contra. No es lo mismo aprobar un punto con el 99% de apoyo, que con el 95%, o no digamos con el 70%", reivindica.

Según Miriam Fernández (Ibercaja Gestión), "en el proceso de diálogo activo, ganas fuerza cuando vas con otros inversores"

En palabras de Silvia García-Castaño, directora general de Inversiones y Productos de Tressis, "el desarrollo de las políticas de sostenibilidad en las gestoras y bancas privadas españolas implica abordar la política del ejercicio de voto, no sólo para las compañías que tenemos directamente, sino también a través de fondos de inversión de terceros". Ello implica destinar recursos a estas políticas. La estrategia de voto "abarca temas cruciales como el largo plazo, como la estrategia, la estructura de capital, la evolución operativa, política de riesgo, remuneraciones o gobierno corporativo", añade. 

El diálogo, la etapa previa 

Pero no todo es voto, explica Enrique Figallo, engagement manager en Sustainalytics.  "¿Por qué esperar al voto? Éste, explica, debe utilizarse en el caso extremo, tras el diálogo. El proceso de engagement abarca toda la relación previa con la empresa, que pretende redirigirla hacia las buenas prácticas o enderezar algunas de sus políticas.

Aunque es crucial, en España todavía está poco desarrollado. Y, en este proceso, explica Miriam Fernández Jiménez, responsable de ASG en Ibercaja Gestión, la unión hace la fuerza: "Ganas fuerza cuando vas de la mano con grandes inversores", señala.  

"En ese diálogo proactivo, utilizando el voto en un caso extremo, el rol que tienen las gestoras españolas en el mercado español, y también en el latinoamericano, es muy importante", destaca Enrique Figallo. 

Un proceso de tres o más años

El proceso de engagement es más complejo que el de voto. No es binario; no se trata solo de votar a favor o en contra. Y se dilata en el tiempo. Según Maël Lagadec, desde que se toma contacto con una empresa que, por ejemplo, esté violando convenios de derechos humanos, hasta que se consigue un cambio, transcurrirán al menos dos o tres años. Por eso "es necesario adoptar la perspectiva de la empresa y explicarle cuál es el valor de entrar en este diálogo". En muchos casos, esta relación con la compañía permite sacar de la agenda cuestiones impulsadas por los activistas, que se retiran antes de llegar el momento de votarlas porque la compañía corrige sus prácticas; son las llamadas withdrawn resolutions, resoluciones retiradas.

"Es evidente que es necesario tener ese diálogo activo con las compañías. Sí, los recursos son escasos, y el tiempo aún lo es más, pero todos vamos en una misma dirección y esto es imparable", sintetiza Miriam Fernández. "Se trata de ir premiando y analizando. Queremos ir de la mano con las compañías. No queremos desligarnos de la inversiones que tenemos en cartera; de hecho, si las tenemos es porque pensamos que tienen potencial de revalorización", añade. 

Inversión pasiva muy 'activa'

"Dentro del mundo de la indexación, y sobre todo en el de las grandes gestoras, existe una tendencia clara a aumentar el activismo", destaca Jordi Mercader, CEO del roboadvisor inbestMe. "Los equipos de BlackRock, Vanguard y State Street, tres de las grandes gestoras de indexación, están aumentando sus equipos de engagement. Y nosotros, que seleccionamos fondos o ETF, podemos llegar a elegir entre dos que repliquen el mismo índice en función de que esa gestora sea más o menos activa", añade. Ya existen ETF, por ejemplo el denominado Vote, que replica el S&P 500, pero cuya razón de ser es precisamente votar en las juntas. "Este concepto es un game changer, una forma muy diferente de afrontar la ESG", apunta.

"En Fidelity adoptamos un enfoque de diálogo activo y positivo que nos permite comentar cuestiones ESG con la dirección de las empresas con las que nos reunimos. Incorporamos la información recopilada durante estas reuniones para fundamentar nuestras decisiones de inversión y animar a los equipos directivos a mejorar sus procedimientos y políticas. Creemos que esta es la forma más eficaz de mejorar la actitud de las empresas hacia la responsabilidad social corporativa", explica Sebastián Velasco, director general de Fidelity International para España y Portugal. El equipo de inversión sostenible de Fidelity mantuvo en 2019 un diálogo activo con 681 empresas.

"Las organizaciones tienen el reto de crear estructuras profesionales de diálogo con los grupos de interés", explica José Carlos Méndez (Evo Banco)

José Carlos Méndez, dircom de Evo Banco aporta el punto de vista de la gestión de  estos procesos por parte de las compañías. Destaca "el reto que tienen las organizaciones para crear estructuras profesionales y permanentes de diálogo con los grupos de interés". También es necesario considerar cuál es el rol del activismo: "Recordemos que, en muchas ocasiones, las acciones de activismo venían vinculadas a la gestión de externalidades que ponían en riesgo la propia continuidad de la empresa", afirma.

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