
Crece la presión de los inversores institucionales sobre sus participadas para descarbonizar las carteras. Lo explicó el pasado viernes Élodie Laugel, directora de Inversiones responsables de Amundi, durante su intervención en el Amundi World Investment Forum, que se celebró de forma presencial en París los días 8 y 9 de junio. "Estamos pidiendo a las compañías que presenten a sus accionistas sus estrategias climáticas en sus juntas generales, para que sean conscientes de ellas", señaló Laugel. "El cambio climático tiene un impacto significativo en las compañías y es importante que este diálogo pueda tener lugar", apostilló. Visite el portal especializado elEconomista Inversión sostenible y ESG.
Laugel también apuntó cuáles son las cuestiones claves para que, como gestora, Amundi pueda valorar si la estrategia de una compañía es suficiente o no para alcanzar el cero neto en 2050. "Obviamente, es importante el objetivo establecido para las emisiones de alcance 1, 2 y 3 para el medio y el largo plazo; también la existencia o no de un plan de incentivos, es decir, la indexación de la remuneración del CEO a la estrategia climática". Si el diálogo activo fracasase, se tomarían "medidas más duras, utilizando el voto para demostrar que no apoyas su estrategia". El engagement (término anglosajón para ese diálogo activo) requiere continuidad y persistencia, es un viaje de largo plazo, remarcó. Hillary Clinton: "La invasión de Ucrania ofrece una increíble oportunidad para que Europa acelere la transición energética".
En España, son todavía muy pocas las compañías que aprovechan las juntas de accionistas para presentar ante éstos sus planes climáticos (y dichos planes, por otro lado, no se someten a votación). En 2021 fueron solo tres. En un evento reciente organizado por Ibercaja y Spainsif, Juan Prieto, fundador del proxy español Corporance Asesores de Voto, lanzó la idea de que, a futuro, podría ocurrir que estas estrategias tuviesen que ser votadas obligatoriamente en junta, al igual que ocurre ya con los planes de remuneración, que antes pasaban de puntillas por el orden del día de estos encuentros anuales con los inversores. Por otro lado, el año 2022 es muy relevante para el activismo accionarial, ya que, por primera vez, las gestoras de activos están obligadas a ejercer su derecho al voto. Los fondos más activistas aún se oyen poco en las grandes cotizadas españolas.
El 60% de la deuda de Enel es ESG
Sobre descarbonización y net zero habló también, en el marco del evento de Amundi, el director financiero de Enel, Alberto De Paoli, que explicó que la compañía decidió en 2015 "cambiar completamente" su modelo de negocio a uno sostenible y que esta elección no fue por hacer el bien (y "entrar en el paraíso", en sus propias palabras), sino que se trató "de una elección específicamente de negocio". La compañía tomó conciencia de que "producir energía con fuentes renovables era más barato si teníamos en cuenta la tendencia tecnológica; esto estaba claro en 2015".
Por otro lado, agregó De Paoli, "construir grandes plantas que, de alguna forma, fueran en contra de las comunidades, no era una buena forma de crecer". El 60% de la deuda de la eléctrica italiana ya es sostenible, un porcentaje que no ha hecho sino crecer año tras año. "Decidimos inventar los bonos ligados a la sostenibilidad porque nuestras inversiones, desde 2015, ya eran 100% sostenibles, y en aquel momento solo existía un instrumento, el bono verde", señaló. Lea también: Enel coloca el mayor bono ligado a la sostenibilidad, por 3.250 millones de euros.