La invasión rusa en Ucrania y la crisis energética han emborronado unas previsiones económicas ya de por sí sujetas a la evolución de una pandemia que no da tregua en China y a la crisis de suministros derivada de las políticas de contención de Pekín. Si ya la semana pasada fue el Fondo Monetario Internacional (FMI) el que recortó en 0,8 puntos el crecimiento mundial previsto para 2022 y en 0,3 puntos para EEUU, la presente ha sido el Producto Interior Bruto (PIB) de la primera economía del mundo el que ha hecho sonar las alarmas de una posible recesión al otro lado del Atlántico.
La economía estadounidense registró una drástica caída del 1,4% (un 0,4% intertrimestral) en el primer cuarto del año, frente al crecimiento del 1% estimado, y supone la primera contracción desde que el coronavirus provocó en la primavera de 2020 una corta pero acusada recesión.
El retroceso, que se explica principalmente por el aumento de las importaciones y una menor acumulación de inventarios, ha caído como un jarro de agua fría en vísperas de que la Reserva Federal anuncie la segunda subida de tipos tras el Covid, tal y como el mercado espera.
De hecho, ya hay fuentes que apuntan a que los funcionarios de el Tesoro, el organismo capitaneado por Janet Yellen, estarían presionando a los halcones del banco central sobre la conveniencia de endurecer la política monetaria en este contexto. Sin bien es cierto que el crecimiento de la actividad ha colisionado contra una inflación persistente, son mayoría los economistas y expertos que defienden que la economía estadounidense repuntará a lo largo de este ejercicio (aunque con menor fuerza que el año pasado) y los que descartan que asistamos a una recesión en 2022.
"Los detalles del PIB del primer trimestre son más benignos que los titulares", destaca David Page, director de investigación macroeconómica de Axa IM, quien añade tajante que no espera que el crecimiento vuelva a contraerse en el segundo trimestre, "por lo que no creemos que esto marque el inicio de otra recesión".
MFS: "Debemos vigilar las condiciones macroeconómicas pero, por ahora, no hay razón para que cunda el pánico"
La clave está, en opinión de los analistas, en la letra pequeña de los datos que se conocieron el jueves. David Kohl, economista jefe de Julius Baer, insta a fijarse en la fortaleza subyacente enmascarada por el déficit comercial y los inventarios. "La demanda interna subyacente, medida por las ventas finales reales a compradores nacionales, aumentó un 2,6% anualizado, lo que supone una aceleración respecto al ritmo del 1,7% del trimestre anterior. Esta incoherencia puede explicarse enteramente por el desajuste entre la oferta y la demanda, característico de la actual dinámica de crecimiento en EEUU", analiza.
La fortaleza del consumo
Para Leopoldo Torralba, adjunto al economista jefe de Arcano Partners, "los factores que han motivado la caída del PIB trimestral no son recurrentes (reducción de inventarios, caída del gasto público y aumento del déficit exterior por un notable aumento de las importaciones). El consumo, la variable principal de una economía, y que mueve al resto a la larga, se ha mostrado robusta".
A ojos de este experto existen palanca claras de mejora en los próximos meses. Cita como ejemplos el elevado ahorro de las familias, la subida reciente salarial, el crecimiento pendiente del empleo y las inversiones empresariales (aún no normalizadas tras la pandemia) y los reducidos inventarios de hogares, que favorecerá la construcción de vivienda nueva.
Y no son los únicos parámetros que apoyan esta visión. "Creemos que el consumidor sigue muy fuerte, seguimos en pleno empleo y a pesar de la inflación el ciclo de momento puede soportar las tensiones del corto plazo. Los resultados empresariales del primer trimestre demuestran que vamos en esa línea y los PMIs a dos meses del inicio de la guerra también", argumenta Diego Fernández Elices, director de inversiones de A&G.
El consenso ha elevado el BPA para las cotizadas del S&P 500 un 2,1% respecto a hace tres meses
Y para muestra un botón. Con media temporada de resultados corporativos en Wall Street ya cumplida, los analistas han elevado el beneficio por acción (BPA) para las cotizadas del S&P 500 un 2,1% respecto a lo que esperaban hace tres meses.
Según los datos que compila la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER), ocho de las once recesiones fueron consecuencia de las perturbaciones en los precios del petróleo, un pronunciado endurecimiento monetario de la Fed o una combinación de ambos fenómenos. Si bien en esta ocasión el encarecimiento del crudo como consecuencia del conflicto bélico y el endurecimiento de las políticas monetarias por parte de los bancos centrales sugieren que vamos en la misma dirección, desde MFS IM se muestran convencidos de que es posible evitar un recesión.
"Los consumidores estadounidenses siguen haciendo gala de unas cuentas saneadas, ayudadas por unos niveles de deuda manejables y un robusto entorno laboral. Además, varios sectores muestran resiliencia", señala Benoit Anne, director de la firma. Cita como ejemplos el sólido crecimiento de los beneficios y las elevadas expectativas de gastos de capital, mientras que el sector inmobiliario sigue viéndose respaldado por una robusta demanda y unos mayores precios de la vivienda. "No cabe duda de que las perspectivas pueden cambiar, y debemos vigilar de cerca las condiciones macroeconómicas. Pero, por ahora, no hay razón alguna para que cunda el pánico", afirma Anne.
Prueba de esta falta de pesimismo es que el consenso de Bloomberg cifra en un 3,2% el crecimiento de EEUU en 2022 –frente al 2,8% que contempla la Fed–, y en un 2% para los dos años siguientes, en línea con el cuadro macro del banco central.
El tropiezo del PIB tampoco es algo que, por el momento, preocupe demasiado a los inversores a tenor del comportamiento de Wall Street tras conocerse el dato. El S&P 500 cerró el jueves con un avance del 2,5%, en una semana marcada por la publicación de resultados de las big tech. Eso sí, este viernes, con datos a cierre europeo, el indicador perdía en torno a un 1,7%–.

Un balón en el tejado de la Fed
El foco del mercado está ahora en la próxima decisión del banco central que pilota Jerome Powell en la que el mercado descuenta una subida de 50 puntos básicos. "La publicación del PIB debería servir de advertencia a la Reserva Federal", recuerda el experto de Axa.
"Powell parece confiar en que el endurecimiento de la política monetaria permitirá a la economía estadounidense, no solo hacer frente al entorno actual, sino incluso crecer. Es decir, la Fed no parece preocupada por el posible impacto sobre el crecimiento que podría tener el endurecimiento de las condiciones financieras. Por lo tanto, y salvo que se produzca un imprevisto importante, creo que mantendrá su trayectoria de endurecimiento durante el resto de 2022", augura Pramod Atluri, gestor de renta fija de Capital Group.
Capital Group: "Powell parece confiar en que la normalización de los tipos permitirá a la economía de EEUU incuso crecer"
¿Qué cabe esperar del segundo trimestre? Desde el punto de vista de Víctor Alvargonzález, director de estrategia y socio fundador de Nextep Finance, "la clave de cara al segundo trimestre estará en si el endurecimiento de las condiciones crediticias por subida de los tipos oficiales y los de los bonos son capaces de generar otro trimestre negativo. Y nosotros creemos que es más probable que sea moderadamente positivo que negativo, aunque ciertamente las probabilidades están muy equilibradas". Asimismo, para el conjunto de año el experto sólo ve una posible recesión si la Fed se pasa de frenada con sus subidas de tipos.
Sí crecen los riesgos de cara a 2023. Desde Dunas Capital enumeran a medio plazo la persistencia de los altos datos de inflación que generan una caída notable de la renta real de las familias, la reducción de los márgenes empresariales por el fuerte aumento de las materias primas y el impacto negativo que tendrán las fuertes alzas de tipos a lo largo de este año y el siguiente como riesgos a medio plazo.