El petróleo refleja con exactitud la incertidumbre geopolítica actual. La guerra y las consecuencias derivadas de la misma (como las sanciones o embargos impuestos al combustible ruso) llevaron al crudo a superar los 139 dólares en el caso del barril Brent la semana pasada, su nivel más alto desde 2008 y máximo también en lo que va de 2022. Sin embargo, su precio se ha desplomado un 23% desde entonces, hasta los 101 dólares que registra en las primeras horas de cotización de este martes. Así, el crudo se deprecia de nuevo en esta jornada en torno a un 5%, mientras el referente norteamericano, el West Texas, ya cotiza por debajo de los 100 dólares, concretamente en los 96.
En esta ocasión, las noticias que vienen de China son una parte de las causantes de esta depreciación del oro negro. El gigante asiático se encuentra inmerso en un repunte de los casos de contagio por coronavirus no visto desde la primera ola en el país, en marzo de 2020. Para revertir la situación, las autoridades chinas han vuelto a decretar el confinamiento de ciudades como Changchun y Shenzhen, cuya población conjunta supera los 26 millones de habitantes.

Y si algo se ha aprendido de los confinamientos es cómo paraliza la actividad económica de las zonas donde se imponen estas restricciones, lo que los inversores interpretan como una reducción de la demanda de combustible. No en vano durante lo peor de la pandemia en marzo de 2020, con la mayor parte de las economías mundiales entumecidas, el referente del crudo europeo llegó a cambiarse por 17 dólares por barril.
Por otro lado, el mercado está pendiente de los pasos que da la Administración Biden para controlar la escalda de los precios del combustible tras el veto impuesto a Rusia por la invasión de Ucrania. A las intenciones de Estados Unidos de levantar los embargos al crudo iraní se suma el acercamiento entre Biden y Maduro para que el petróleo de Venezuela vuelva al mercado, lo que contribuiría a aliviar la tensión en el precio, aunque estos primeros contactos aún no se han materializado en ningún tipo de acuerdo.
Solo con observar la evolución de la última quincena se aprecia la volatilidad en la materia prima que afecta directamente al precio de la energía. En los últimos 16 días, lo que va de marzo, el petróleo ha pasado de costar 106 dólares en el caso del barril de Brent a superar los 139, para volver a caer hasta los 101,5 dólares por unidad que ha registrado en los primeros pasos de la sesión bursátil europea de este martes.
No cabe duda de que el desarrollo del conflicto en Ucrania seguirá condicionando la evolución del petróleo, que contribuye al repunte de la inflación en todo el mundo. Así, no se pueden descartar las previsiones de algunas firmas de análisis que apuntan a que el barril de Brent puede alcanzar cotas incluso superiores a las vistas este marzo. Sin embargo, a la larga el consenso de mercado recogido por Bloomberg descuenta que el crudo moderará sus precios a pesar de que durante el segundo trimestre de 2022 se vería el precio medio más elevado en los 104,5 dólares por unidad. Para el cierre de ese ejercicio los expertos estiman un precio por debajo de los 100 dólares para el referente europeo y para 2023 se situaría en torno a los 88 dólares por barril.
Todo ello si el mercado global es capaz de suplir el millón de barriles diarios que hasta ahora producía Rusia o si el conflicto (o las sanciones impuestas por EEUU, la Unión Europea o la propia Rusia como contestación a las primeras) no provocan que la oferta de crudo mundial siga descompasada con la recuperación de la demanda.