El petróleo sigue siendo el primer activo en reaccionar a los cambios en la situación en Ucrania y además lo hace con extrema violencia, dado que Rusia es el segundo mayor productor del mundo de crudo. Este lunes, el barril de Brent, crudo de referencia mundial ha llegado a superar los 130 dólares, aunque a media sesión se modera esta subida. Su precio se ha situado así en máximos no vistos desde 2008 y se acerca ya a los altos históricos de todos los tiempos, en los 146 dólares.
Detrás de esta subida está el creciente rumor de que EEUU podría vetar todas las importaciones de petróleo ruso, que hasta ahora era uno de los mayores productores mundiales, con un 9% del comercio de crudo mundial. La guerra en Ucrania se alarga, la crisis de materias primas se agudiza y el shock de inflación que se avecina parece cada vez más peligroso.
En este sentido, si la situación se prolonga, JP Morgan advierte de que podríamos ver el barril de Brent en los 185 dólares al final del año. Desde Bank of America Merrill Lynch van más allá y creen que el petróleo casi podría multiplicar su precio por dos hasta los 200 dólares por barril. Mientras tanto, la OPEP sigue sin dar señales de cambio en su hoja de ruta (seguirá incrementando su producción lentamente) intensificando así el pánico en el mercado.
Si bien es cierto que EEUU no importa demasiado petróleo ruso (unos 400.000 barriles por días según la US Energy Information Administration), este movimiento podría desencadenar la toma de medidas similares por parte de países que sí compran petróleo ruso con intensidad (algunos europeos y asiáticos). El resultado final puede ser un mercado global con una oferta mucho más restringida de petróleo (si se expulsa a Rusia) en un momento en el que el mercado ya se encuentra en una situación muy tensa (inventarios en mínimos y déficit mensual de producción respecto a demanda).
El impacto sobre el crudo Brent también se ha trasladado al West Texas Intermediate (WTI), petróleo de referencia en EEUU. En el caso del WTI, el precio del barril llegaba a alcanzar los 130,5 dólares, frente a los 115,68 dólares del cierre de la semana pasada. Sin embargo, antes de la apertura europea se relajaba hasta los 125 dólares por barril.
Los analistas de Danske Bank explican en una nota recién publicada que sin duda alguna "el mercado petrolero ha puesto el foco en el posible embargo americano al petróleo ruso. El Secretario de Estado de EEUU. Antony Blinken, reconoció durante el fin de semana que EEUU y sus aliados están discutiendo activamente un embargo sobre el petróleo ruso".
El mercado cotiza el embargo
Los economistas del banco nórdico explican que "el mercado está ya cotizando con una alta probabilidad que el petróleo ruso dejará de estar disponible para el mercado mundial en un futuro previsible, por lo que los compradores están tratando desesperadamente de conseguir petróleo físico de otras regiones". Tal es el repudio al crudo ruso que los vendedores de este petróleo (crudo de los Urales) están ofreciendo descuentos de 20 dólares por barril para lograr colocar estos barriles en el mercado.
La extrema estrechez en el mercado al contado es visible en la estructura de backwardation de los futuros, que deja la parte delantera de la curva del petróleo con los precios más elevados". Esto se produce cuando la ansiedad domina el mercado y los compradores intentan hacerse con todo el petróleo crudo spot o físico del mercado.
"Aunque parte del petróleo ruso indirectamente llegará al mercado mundial (a través de China e India) un embargo occidental al petróleo ruso casi inevitablemente hará subir los precios y será perjudicial para la economía rusa", aseguran los analistas de Danske Bank.
Rusia y su petróleo
Rusia es el segundo mayor exportador de petróleo crudo del mundo (unos 5 millones de barriles por días) después de Arabia Saudí. Si se incluyen los productos derivados del petróleo, las exportaciones alcanzan la asombrosa cifra de 7,8 mb/d (millones de barriles por día). El mercado mundial del petróleo es de aproximadamente 100 mb/d. Por lo tanto, el impacto en los diferentes mercados de productos será muy pronunciado.
Aunque se se levantasen las sanciones a Irán y Venezuela (se está ya trabajando en ello) y la OPEP aumentase la producción será casi imposible reemplazar el petróleo ruso por el momento. El mercado también tiene que lidiar en este momento con la caída de la producción de petróleo en Libia.

Además, todo lo anterior coincide con una caída de los inventarios comerciales de petróleo (reservas no estratégicas) en los países desarrollados. Durante lo peor de la pandemia del covid, los inventarios (de petróleo y derivados) llegaron a superar los 3.200 millones de barriles, mientras que en la actualidad esta cifra ha caído a 2.600 millones de barriles, muy por debajo de la media móvil de los últimos cinco años.
De este modo, la situación es crítica en un mercado que cotiza sin apenas red de seguridad (inventarios) y en el que algunos de los grandes jugadores están teniendo problemas para producir a su máxima capacidad (Libia o Venezuela), mientras que otros se niegan a incrementar el bombeo de crudo para maximizar sus beneficios (Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos).