
Antes de la invasión de Ucrania iniciada por el sátrapa Putin la semana pasada, la renta variable rusa se había convertido en uno de los activos que se habían puesto en el radar de los inversores, gracias al rendimiento cosechado el año pasado, del 25,25%. Pese a la volatilidad de los mercados desde comienzo de año, los fondos de esta categoría solo perdían un 11,6% hasta el 18 de febrero, un porcentaje que se derrumbó hasta el 42,56% una semana después. Y precisamente el 25 de febrero es el último día con que cuentan los fondos de estas categorías con valor liquidativo, el dato que permite saber el precio al que se realizan las suscripciones y los reembolsos o traspasos.
La imposición de sanciones económicas por parte de Europa, EEUU y otros aliados han provocado un derrumbe de la bolsa de Moscú, lo que ha motivado su cierre 'sine die' de momento, y una fuerte depreciación del rublo, lo que impide su convertibilidad en las denominadas divisas fuertes, el dólar y el euro. Ante este panorama incierto, gestoras como JP Morgan AM, UBS AM, Franklin Templeton, BlackRock, Pictet AM, HSBC Global AM, Raiffeisen o Liontrust han decidido suspender la operativa de sus fondos de bolsa rusa y de mercados emergentes europeos, donde el peso del país euroasiático es enorme. Es decir, que los inversores se han encontrado con una especie de 'corralito' sobrevenido: no pueden pedir el reembolso de sus participaciones ni tampoco pueden realizar contrataciones.
No es la primera vez que los inversores afrontan una situación de este tipo, pero sí las extraordinarias circunstancias que han acontecido en esta ocasión. Los inversores en productos inmobiliarios ya conocen qué significa no poder sacar su dinero de su fondo cuando lo desean, como recordarán los que estaban invertidos sobre todo en el 'Santander Banif Inmobiliario', el mayor fondo de este tipo que había en España en el primer lustro de los 2000. El pinchazo de la burbuja del ladrillo provocó una estampida de inversores y el banco, ante la avalancha de peticiones de reembolsos cuando se abrió la primera ventana de liquidez tras una tasación extraordinaria de los activos, se vio obligado a cerrar el fondo para devolver el dinero de manera ordenada. Y, aún así, no se pudo recuperar todo lo invertido, debido a la depreciación que habían sufrido dichos activos.
En otras situaciones de caídas bruscas, el valor liquidativo de los fondos se va recuperando poco a poco, aunque se tarde años. Este no es el caso.
Algo parecido ocurrió con los fondos inmobiliarios británicos hace dos años, cuando la pandemia ensombreció todavía más las perspectivas del sector en Reino Unido y las gestoras tuvieron que suspender la operativa para no perjudicar a los inversores.
Proteger el dinero de los partícipes es precisamente lo que subyace en la suspensión de los fondos de bolsa rusa y los emergentes europeos, aunque en este caso va a ser complicado que cuando reabra ese mercado se pueda volver a la normalidad anterior.
En otras situaciones de caídas bruscas de las bolsas, en las que también se cierran las plazas bursátiles durante un tiempo determinado, el valor liquidativo de los fondos se va recuperando poco a poco, aunque se tarde años, en función del restablecimiento de la confianza de los inversores. Pero en este caso se unen las fuertes sanciones de las democracias para castigar al sistema financiero ruso, que están dejando un reguero de compañías anunciando su salida del país y estudiando la manera de romper los acuerdos de inversiones. 'Obligaciones regulatorias', como las denominan eufemísticamente las gestoras.
Habrá que esperar al desarrollo de los acontecimientos y la reapertura de la bolsa moscovita para conocer el verdadero alcance de las pérdidas en los fondos con exposición más directa a Rusia, pero los partícipes deberían empezar a mentalizarse de la dificultad del proceso de recuperar la totalidad del patrimonio invertido en estos vehículos a medio plazo, dadas las perspectivas que afrontará la economía rusa en los próximos años, a no ser que las firmas adopten algún tipo de medida compensatoria debido a la extraordinaria naturaleza del caso. A fin de cuentas, muchos de los fondos de bolsa rusa gestionan un volumen patrimonial reducido.