
El coronavirus ha sido la puntilla que les faltaba a los fondos inmobiliarios ingleses, obligados a imponer un 'corralito' para evitar una previsible estampida de inversores. Las dudas que está provocando la repercusión de la pandemia global sobre la economía se ha unido a la crisis que arrastra el sector comercial 'retail' en Reino Unido, ante el auge de las ventas por internet, lo que está deteriorando sobre todo al segmento de centros comerciales y marcas con tienda a pie de calle. Y las gestoras se han visto obligadas a suspender tanto las suscripciones como los reembolsos de los fondos de esta categoría para evitar que la salida de inversores provoque una distorsión de su valoración.
En Reino Unido los fondos inmobiliarios forman parte habitual de la cartera de los inversores minoristas, no solo de los institucionales como fondos de pensiones o compañías aseguradoras. Según los últimos datos de la patronal inglesa de gestoras de fondos de inversión, acaparaban 30.000 millones de euros a finales de enero, con una cuota del 1,9% sobre el total de activos bajo gestión. Un porcentaje que ha ido descendiendo en los últimos años por culpa del Brexit, desde los 34.000 millones que manejaban a finales de 2015, seis meses antes del referendum.
El temor al establecimiento de una cuarentena, que está llegando por cuentagotas a las Islas pese a la poca predisposición del gobierno de Boris Johnson, ha engrandecido los nubarrones sobre los centros comerciales, oficinas y centros logísticos, razón por la que las consultoras independientes que valoran los activos para las gestoras están aconsejando el cierre total o parcial de sus fondos inmobilarios para evitar la distorsión de precios que se produciría ante una avalancha de reembolsos.
Hay que recordar que los fondos inmobiliarios tienen valor liquidativo diario pero, por la naturaleza de su inversión, no se puede deshacer una cartera tan fácil ni rápidamente como en fondos de otro tipo, por lo que la salida desordenada de inversores afectaría a la venta de los activos, que se tendría que realizar a un precio muy por debajo de mercado al paralizarse las operaciones de compraventa.
De ahí que gestoras como Janus Henderson, Kames Capital, Columbia Threadneedle, Aviva Investors, Aberdeen Standard Investments, BMO o Legal and General hayan anunciado restricciones en sus respectivos fondos inmobiliarios en los últimos días, siguiendo los pasos de M&G, que ya lo hizo en diciembre del año pasado. Se adelantan de esta forma a una nueva normativa que entrará en vigor después del verano, por la que ante una "incertidumbre de valoración material", como la define el regulador británico, en más del 20% de la cartera se pueden suspender los reembolsos para no perjudicar a los inversores.
El cierre de los fondos inmobiliarios ingleses puede significar una señal de alerta ante el auge de la gestión alternativa en los últimos años, sobre todo para los inversores menos acostumbrados a la volatilidad y al largo plazo, y en un momento en que la liquidez se ha convertido en una de las principales preocupaciones.
En España todavía se recuerda el caso de Banif, que tenía antes de la crisis financiera el mayor fondo inmobiliario doméstico y que tuvo que ser cerrado ante la avalancha de salida de dinero.