
Todos los inversores notan ya el daño del coronavirus en sus carteras, sin importar lo cautos o arriesgados que sean. Como pasó en el último trimestre de 2018, se da la circunstancia de que con la bolsa se pierde dinero y con los bonos también (salvo contadas excepciones como es la deuda pública de Estados Unidos, que está actuando como refugio desde el crash bursátil iniciado el pasado 24 de febrero y consigue ganancias por precio de alrededor del 6% desde enero hasta ahora).
Esta particularidad provoca ya que hasta el inversor más defensivo pierda dinero este año: nada menos que un 7%, de media, según datos de Morningstar hasta el viernes, que es lo que se dejan los fondos mixtos de esta categoría. Ni siquiera a finales de 2018 asumió pérdidas tan fuertes, entonces rozaron el 5%.
Justo antes de que se desatase el pánico en mercado, este mismo perfil de inversor, que destina el grueso de su cartera a la renta fija y es el que predomina en España, obtenía una rentabilidad del 0,9%. Lo que era imposible de prever era lo que vendría después: ventas a discreción anticipando la llegada de una recesión de una economía paralizada por el coronavirus y que han motivado que el saldo de la mayoría de bonos en marzo se encuentre en negativo, según los índices de Bloomberg y Barclays (se salva, además de la deuda pública americana, la renta fija de China).
El hecho de que muchas carteras tengan un sesgo hacia los activos de España o Europa agrava sus pérdidas en el momento actual. Mientras los bonos soberanos americanos se benefician de su condición de refugio, el precio de los del Viejo Continente cae ya, de media, más de un 3% este año. Este miércoles, el interés que se exige a esta deuda se disparó en momentos puntuales de la sesión, para después darse la vuelta gracias al Banco Central Europeo (BCE). Lo abultado de la caída que asumen los inversores más cautos explicaría su retirada del mercado, ya que en la primera semana de marzo salieron 950 millones de euros de los fondos de renta fija, según datos de Vdos, cuando el total de reembolsos netos alcanzó los 1.500 millones de euros en este periodo.
Si los inversores defensivos pierden ya un 7% en el año, los moderados (que se exponen en mayor medida a la renta variable) se dejan un 15% de media, frente al 2% que ganaban hasta el pasado 21 de febrero. El coronavirus ha llevado a los parqués de todo el mundo a vivir una de las correcciones más rápidas de la historia, con caídas que alcanzan ya el doble dígito en las últimas semanas.
De ahí que, en el caso de los agresivos, que invierten prácticamente todo en renta variable, las pérdidas superen el 20%, con datos hasta el viernes. Ese día la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) prohibió las posiciones cortas con el propósito de poner freno al desplome. Fue más tarde, el lunes, cuando anunció que extendería el veto un mes más, hasta el próximo 17 de abril. La medida tuvo efecto el lunes, pero no el miércoles, cuando el Ibex 35 volvió a caer, junto al resto de Europa. Como la CNMV, el regulador de Francia, Italia y Bélgica también han limitado en ocasiones puntuales el uso de posiciones cortas.
La tormenta fue menor en 2018
La fotografía que dejan las carteras en la actualidad se parece a la de finales de 2018, aunque con matices. Entonces perdían menos. El drama de aquel año, y que caló en la conducta de los inversores en los meses posteriores, fue la imposibilidad de preservar la inversión en ningún activo. Las carteras más defensivas perdieron casi un 5%, mientras que en las moderadas y agresivas se dejaron alrededor de un 10%.