
Primero la Fed, el 15 de diciembre, y después el BCE y el Banco de Inglaterra se reunirán para abordar la retirada de estímulos monetarios, más adelantada en la primera economía del mundo y en las islas británicas, con la presión de la mayor subida del IPC en EEUU, el 6,8%, desde 1982.
Es la semana grande de la banca central occidental. Los órganos de decisión de la Reserva Federal (Fed), del Banco Central Europeo (BCE) y del Banco de Inglaterra (BoE) se reúnen entre miércoles y jueves, con el pico de inflación por la explosión de demanda, la escasez de bienes y la subida del coste de la energía y la incidencia de la variante ómicron del Covid como principales incertidumbres, capaces de afectar al calendario de retirada de estímulos monetarios.
Un tapering que parecía cantado y ahora está puesto en cuestión, sobre todo después de que el presidente de la Fed, Jerome Powell, haya confesado que prefiere retirar el adjetivo "transitoria" para referirse a la inflación, que este viernes registró un máximo de 1982 al alcanzar un 6,8% el IPC general en noviembre, y el subyacente, que excluye los elementos más volátiles de la cesta de precios como la energía, un 4,9%, pico de 1991.
"La inflación de los Estados Unidos continuó al alza en noviembre, los factores claves siguen siendo los mismos que en los meses anteriores, a saber, los problemas en la cadena de suministro, especialmente en el sector automotriz, la vivienda y el aumento en la demanda de los consumidores, pero si bien la inflación superó las expectativas del mercado, la magnitud de la sorpresa fue menor que durante la primavera o después del verano", explica Ana Otalvaro, portfolio manager en AXA IM.
Los economistas esperan que la inflación se modere en el primer trimestre de 2022 o a partir de ese momento, pero que se mantenga en niveles elevados a lo largo del año, lo que justifica una retirada de estímulos. "La principal preocupación de la Reserva Federal ha sido evitar un error de política monetaria, si redujera demasiado rápido la compra de activos, y ahora se enfrenta a una situación en la que la inflación es en realidad más persistente de lo esperado", continúa la experta de la firma de inversión de la gestora francesa.
"La pandemia sigue siendo un riesgo claro. Incluso sin ómicron, la ola invernal está afectando a grandes partes de Europa, y aunque parece que se ha estabilizado en ciertas zonas, la incidencia sigue siendo muy elevada. Los riesgos del también implican que las interrupciones de la cadena de suministro podrían durar más tiempo o intensificarse de nuevo", alerta Rubén Segura-Cayuela, economista de BofA Europe en Madrid.
"Una posición incómoda"
"Los bancos centrales se encuentran en una posición incómoda mientras la inflación se acelera en todas partes", incide Philippe Waechter, jefe de investigación económica de Ostrum. "La primera reacción a la aceleración de los precios al consumo es endurecer la política monetaria, hacerla menos acomodaticia. Esta estrategia es más compleja de aplicar hoy que en el pasado. La primera razón es que la mayoría de los actores de la economía están muy endeudados. Es el caso, en particular, de los estados que vieron aumentar fuertemente su endeudamiento durante la pandemia [un ejemplo es España]. Invertir la estrategia monetaria es arriesgar la normalización económica mientras la crisis sanitaria no haya terminado", comenta el analista.
Respecto a la Fed, "seguimos esperando un tapering de 15.000 millones al mes y, por tanto, terminando en junio del año que viene. El bajísimo nivel de los tipos puede, en efecto, animar al banco central de Estados Unidos a acelerar el movimiento, como hizo el Banco de Canadá. En cuanto a las subidas de tipos, es muy probable que la Fed inicie su ciclo de incrementos antes de finales de 2022. Sin embargo, las tres subidas de tipos que esperaba el mercado parecen excesivas", detalla Philippe Waechter.
El jueves llega una cita crucial para la eurozona. "Más interesante será aún la reunión del BCE. Sigue siendo improbable que se anuncie alguna medida que vaya más allá de la reducción de su programa de compra de bonos para la pandemia (PEPP). De hecho, el fin del programa PEPP ya se ha anunciado, pero, dado que entretanto ha empeorado la situación de la pandemia, la incertidumbre está aumentando en todos los bancos centrales. No obstante, es poco probable que esté sobre la mesa una subida de los tipos de interés en la zona euro para 2022. Además, a diferencia de EEUU, la presión inflacionista a medio plazo de los salarios y del mercado inmobiliario se mantiene más moderada", observa Hans-Jörg Naumer, estratega de Allianz Global Investors.