Con las miras puestas ya en la última reunión de política monetaria del año, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, se enfrenta a un nuevo cambio de guión. Un paradigma que ya adelanta la "jubilación" de la transitoriedad de la inflación en curso pero que a ojos del mercado suma munición a los desatinos del máximo responsable del banco central estadounidense. Según recalca la CNBC, la Fed de Powell, de hecho, se ha hecho casi tan conocida por sus abruptos cambios de dirección como por los niveles de estímulo sin precedentes que ha proporcionado durante la pandemia.
En su reunión de dos días de la próxima semana, se espera que el Comité Federal de Mercados Abiertos de la Fed (FOMC, por sus siglas en inglés) anuncie que duplicará desde los 15.000 millones hasta los 30.000 millones el ritmo mensual de su reducción de compra de bonos, al tiempo que probablemente insinúe subidas más agresivas de los tipos de interés en 2022. Estas medidas responden a una inflación más fuerte y duradera de lo que los funcionarios de la Fed habían previsto.
"El mercado perfila esta decisión como una interpretación de que la Fed será algo más agresiva", reconoce Paul Ashworth, economista jefe para EEUU de Capital Economics. Cierto es que Powell deberá hilar muy fino a partir de ahora para evitar un traspiés como el ocurrido entre 2018 y 2019, cuando después de subir tipos, el FOMC se vio obligado a recular. A día de hoy, ante los confusos mensajes por parte del presidente de la Fed sobre la transitoriedad de la inflación, que se asienta en máximos no vistos en más de tres décadas, la dispersión entre las mesas de inversión sobre cuándo comenzará el próximo ciclo de subidas es evidente.
Todo ello en un momento en que el mercado tampoco olvida cómo Powell fue el arquitecto el año pasado de la revisión de los parámetros en los mandatos de la Fed, que hasta entonces se centraban en mantener los precios en una meta del 2% y el pleno empleo. No obstante, en verano de 2020, el banco central reveló su intención de ser mucho más tolerante con la inflación, fijando su objetivo en una media del 2%, prometiendo que mantendría una política acomodaticia hasta que hubiera hecho "progresos sustanciales" hacia un pleno empleo que también fuera inclusivo en cuanto a género, raza e ingresos.
Ahora, con buena parte de las mesas de inversión esperando el fin total de la reducción en las compras de activos, un proceso también conocido como tapering, en marzo del próximo año, las expectativas sobre el comienzo de un nuevo ciclo monetario más rígido para meter en vereda a la inflación se ha expandido como la pólvora. Según el FedWatch, de la CME, el 42,7% del mercado ya descuenta una primera subida de tasas de 25 puntos básicos el próximo 15 de junio de 2022. Los datos descuentan otra subida más el 21 de septiembre de 2022 y una tercera el 14 de diciembre de 2022.