
El multimillonario inversor Ray Dalio, fundador en su día de Bridgewater Associates, el mayor fondo de cobertura del mundo, ha salido a la palestra a defender a las autoridades chinas después de que el celo regulatorio mostrado por Pekín en las últimas semanas con algunas de sus cotizadas, especialmente las tecnológicas, aunque también con las del sector educativo, se haya saldado con importantes caídas en las bolsas del gigante asiático.
En uno de sus habituales posts publicados en LinkedIn, Dalio afirma que los inversores están malinterpretando los movimientos de China, olvidando que sus autoridades llevan ya décadas permitiendo la actividad del mercado de capitales y no teniendo en cuenta que estas decisiones se toman pensando en el futuro de la sociedad china.
"Interpretan estos movimientos recientes como que los líderes del Partido Comunista están mostrando sus verdaderos rasgos anticapitalistas, a pesar de que la tendencia de los últimos 40 años ha sido claramente hacia el desarrollo de una economía de mercado con mercados de capitales, con empresarios y capitalistas enriqueciéndose", escribe Dalio. "Como resultado, se han perdido lo que está ocurriendo en China y probablemente seguirán perdiéndoselo", añade.
El inversor reprocha a los inversores y observadores occidentales su falta de contacto directo con los responsables políticos chinos, lo que hace que "no sigan al detalle las pautas de los cambios" decididos por Pekín. En esa línea, les ha instado a entender que las autoridades están "ideando regulaciones apropiadas" en un entorno de mercados de capitales en rápido desarrollo.
"Asuman que estas cosas sucederán en el futuro e invierta en consecuencia. Pero no malinterpreten estos giros como cambios de tendencia, y no esperen que este capitalismo estatal chino sea exactamente como el occidental", concluye Dalio apelando por última vez a los inversores.
Las palabras de Dalio van en la misma dirección que las de los analistas que justifican que, por ejemplo, la represión en torno a las cotizadas del sector educativo es en realidad un intento de reducir la desigualdad en el país, ya que los costes se disparan en la enorme industria de la enseñanza.
Las restricciones impuestas al sector incluyen la prohibición por parte de China de impartir clases particulares con fines lucrativos en proyectos escolares básicos, informó Reuters. Los elevados costes de la educación están contribuyendo a la creciente reticencia de las parejas chinas a tener hijos. Las caídas en la tasa de natalidad están ahí y el gobierno chino ya se está moviendo.
Las medidas también han repercutido en tecnológicas como Didi, conocida como el Uber chino, a la que se ha perseguido por su política de datos, excluyéndola de la tienda de apps al poco de debutar en Wall Street. Tencent es otro de los nombres que se ha visto perjudicado por una cuestión de derechos de autor y Alibaba fue protagonista hace meses por la histórica multa que se le impuso.
Aunque en los últimos días Pekín ha intentado suavizar su mensaje, tranquilizando a los inversores extranjeros, asegurando por ejemplo que no bloqueará las salidas a bolsa que se hagan fuera del país, las dudas permanecen. No ayudan gestos como el artículo publicado en las últimas horas en un medio estatal que llama "opio" a los videojuegos y que ha hecho caer este martes a las cotizadas de la industria (en especial Tencent), extendiéndose de nuevo las ventas.