
La inversión sostenible pierde fuelle en un 2021 marcado por el regreso a los valores cíclicos. Los índices ASG (cuya filosofía responde a criterios ambientales, sociales y de gobernanza), que en 2020 mostraron su fortaleza en momentos críticos, lo están haciendo algo peor que los tradicionales este año.
En el Viejo Continente, el MSCI Europe aventaja -con datos a cierre de la sesión del lunes- en 1,6 puntos en rentabilidad anual a su versión sostenible, el MSCI Europe ESG Leaders: el primero sube un 1,6% y el segundo se queda completamente plano. La brecha entre ambos ha llegado a ser mayor en algún momento este año, de más de 2 puntos. El MSCI Europe ESG se ha visto lastrado por valores como la española Red Eléctrica, Vestas, Orsted y Tesco, que sufren desplomes de entre el 16% (en el caso de la española) y el 24% (en el de la británica Tesco).
Nada que ver tiene lo que está ocurriendo este año con lo que sucedió el pasado, cuando el diferencial se abrió con creces a favor de la versión ASG: el MSCI Europe cayó un 5,4% en el conjunto de 2020, mientras que su hermano sostenible se revalorizó un 13,4%.
Diferencia también en EEUU
Al otro lado del Atlántico, las diferencias también se dejan notar. El S&P 500 se anota, con datos a media sesión del lunes, un 3,8% en 2021, frente al 1,2% que repunta su versión responsable, el S&P 500 ESG. En 2020, este último indicador se revalorizó un 17,6%, superando en 1,3 puntos al imbatible S&P.
La versión sostenible sí lo hace mejor que la tradicional, aunque no por mucho, en el caso del MSCI World, que sube un 1,4% en lo que llevamos de año, una décima menos que el MSCI World ESG Index.
En lo que respecta a la renta fija, también se nota cómo el dinero está saliendo de los bonos verdes, haciendo caer su precio y subir su rentabilidad. En lo que llevamos de ejercicio, el inversor en una cesta global de bonos verdes (representada en el índice Bloomberg Barclays Global Green Bond) pierde ya, por precio, un 2,4%.