La creciente preocupación sobre el impacto en la actividad económica que pueda tener el agravamiento de la pandemia en algunas partes del mundo y sobre todo las consecuencias económicas que puedan acarrear las medidas destinadas a frenar su avance, no está pasando desapercibido en los mercados de renta variable, ni mucho menos.
El Ibex 35 se mantiene como uno de los índices más castigados. Así, el selectivo español acumula de nuevo una caída anual superior al 32%, lo que le mantiene como el más castigado entre los grandes indicadores bursátiles del Viejo Continente.
Sin embargo, el indicador español está más alejado que el EuroStoxx 50 de su nivel de soporte, que se encuentra en los mínimos de abril y mayo en los 6.420 puntos. Y es que, la principal referencia Europea ha llegado a perforar durante algunos momentos de la sesión sus niveles de soporte.
"La cuestión ahora es ver si una caída hacia los 3.000 puntos, que coinciden con lo que sería un ajuste del 38,20% de la serie de Fibonacci de toda la subida desde los mínimos de marzo hasta los máximos de julio, será suficiente para frenar las caídas y veremos si desde ahí la tendencia alcista consigue retomarse", asegura Joan Cabrero, que valora la posibilidad de "comprar bolsa europea con una visión de medio plazo si detectamos alguna pauta de giro alcista que invite a ello".
En esa decisión influirá a buen seguro, lo que ocurra en Wall Street, donde a uno de los principales directores del mercado, el Nasdaq 100, aún le podría quedar una caída del 8% hasta los mínimos de septiembre en los 10.677 puntos.
Por eso, "no nos sorprendería que si vienen mal dadas las caídas pudieran incluso llevar al EuroStoxx 50 a buscar la zona de los 2.875 puntos", afirma Cabrero. Algo no descartable teniendo en cuenta el aumento de la volatilidad en los mercados en las últimas horas. De hecho, el conocido como Índice del miedo se encuentra ya en niveles cercanos a los registrados en los peores momentos de septiembre.