
Más deuda, pero más barata. Hasta el punto de que el actual sobrendeudamiento histórico de los estados -según el FMI superará el 100% del PIB a cierre de 2020 por primera vez a nivel mundial- se considere sostenible, al menos en el corto y el medio plazo.
La pandemia de coronavirus ha cambiado las reglas del juego. El inmenso gasto público -exigido por el impacto en la economía de las restricciones para frenar los contagios por Covid-19 y hacer frente a una crisis sanitaria global sin precedentes- ha elevado a la categoría de extraordinarias las políticas monetarias de los distintos bancos centrales, que ya venían siendo heterodoxas en respuesta a la Gran Crisis Financiera de 2008, hasta provocar que el interés que se exige a los bonos de referencia de los principales países se reduzca 50 puntos básicos de media en lo que va de 2020.
Las impresoras de billetes de la Reserva Federal (Fed), el Banco Central Europeo (BCE) y el resto de instituciones han funcionado sin descanso y lo siguen haciendo sin límite definido para evitar que los costes de financiación de los países se disparen en uno de sus peores momentos, en el que el FMI espera una caída del PIB mundial de alrededor del 5%.
Una política ultra expansiva que ha provocado un recorte del interés que se exige al bono con vencimiento a 10 años de Estados Unidos, en el mercado secundario, de 113 puntos básicos en lo que va de año, situándose actualmente en torno al 0,8%. Rebajas similares han protagonizado Nueva Zelanda o Canadá, mientras que entre los países de la eurozona destaca la caída de cerca de 70 enteros del papel de referencia de Italia o el 0,87% que se pide a Grecia -ver gráfico-.
También la deuda de España se encuentra en zona de mínimos históricos, rozando el 0%, pese a soportar una deuda que acabará sobre el 120% del PIB al cierre de un ejercicio en el que sufrirá uno de los mayores desplomes de la actividad económica de la Unión Europea (UE) por su elevada dependencia del sector servicios, y del turismo en concreto, especialmente afectados por las restricciones a la movilidad.
"En general, lo que se ve en el Viejo Continente en el rendimiento de los bonos periféricos europeos está vinculado a que hay una percepción general entre los inversores de todo el mundo de que a pesar de la abrupta recesión, el área del euro se ha vuelto más estable y se hacen progresos hacia una especie de mini unión fiscal", explica Joachim Fels, asesor económico global de Pimco, quien admite que "ha habido una respuesta muy poderosa del BCE" y que 2hay una gran posibilidad de que el programa de compras de deuda de emergencia se vuelva a incrementar en diciembre, así como se cuenta también con la perspectiva de los fondos de recuperación económica".
"Los gobiernos sacan bonos al mercado, los bancos centrales compran esa deuda con dinero inventado y las tasas de interés que pagan los estados son las más bajas en la Historia, incluso negativas, gracias a la gran sobreoferta de dinero", resume Pedro Escudero, consejero delegado de DPM Capital, quien advierte de que se trata de "un juego que, claramente, no tiene mucho sentido a largo plazo, pero en el corto está siendo fundamental para que los mercados se sientan fuertes y los inversores, más ricos".
Solo se ha incrementado en este año de la pandemia de coronavirus el interés que se exige a China y Japón, si se observan los bonos a 10 años de los principales emisores soberanos. Y el mundo económico se ha acostumbrado ya a la anomalía que supone que los acreedores paguen por financiar a países como Alemania u Holanda en casi todos los plazos. De hecho, casi 17 billones de dólares de deuda presenta interés negativo a nivel global.
La emisiones en Europa superan ya el récord de 2019
Dos meses y 11 días antes de que acabe 2020, la emisiones de deuda soberana y corporativa en el mercado primario superan ya el máximo histórico de 2019 con algo más de 1,5 billones de euros en total.
La presencia récord del BCE en el mercado secundario con su programa de emergencia de compra de bonos y la reinversión de los vencimientos del anterior ha sostenido la histórica necesidad de financiación y espoleado la demanda ante la recesión histórica de la eurozona por el impacto de la pandemia de Covid-19.
La primera emisión sindicada este martes de la UE -colocada a inversores institucionales con una prima respecto al precio de mercado- ligada al fondo SURE para la protección del empleo -17.000 millones en dos partes, un bono a 10 años y otro a 20- sirvió para que se superaran los 1,38 billones de deuda de 2019, el anterior récord europeo.
Los 10.000 millones que España recibirá del SURE ya este año y los tipos en mínimos históricos son las dos razones que el Tesoro Público esgrimió el 8 de octubre para rebajar el objetivo emisión neta de deuda en 15.000 millones de euros, de 130.000 a 115.000.
Pimco: "La demanda de deuda refleja la percepción de una 'mini' unión fiscal en la eurozona"
La institución adelantó que el coste de financiación de las nuevas emisiones cerrará en torno al 0,23% en el que se sitúa actualmente pese al sobreendeudamiento de España.
Unas condiciones muy favorables, propiciadas por el BCE y por los fondos europeos -como el SURE y el de recuperación de la Unión Europea (UE), del que llegarán a la economía cerca de 26.000 millones en 2021-, que han llevado el coste medio de toda la deuda en circulación -más de 1,1 billones- al suelo del 1,93%.
Esta reducción del coste de financiación, que corrió peligro en el pico de tensión que sufrió el mercado de deuda por la pandemia de coronavirus en abril y mayo, favorece que la carga financiera -la factura del pago de los intereses respecto al PIB- se limite al 2% aun con la histórica contracción de la actividad por el impacto de la pandemia, cuando en la crisis de deuda de la eurozona de 2010, a la que siguió el rescate bancario en 2012, escaló hasta el 3,5%.