Durante las últimas semanas los dividendos de las cotizadas europeas se encuentran bajo una presión no vista ni en los momentos más críticos de la crisis financiera global. Con el mercado descontando recortes de hasta el 60% en los pagos a distribuir este año, las firmas que puedan simplemente sostener los pagos del pasado año se reducen notablemente y una de las empresas que ha lanzado pistas al mercado avisando de que mantendrá su dividendo es Telefónica.
A los precios actuales, los 0,40 euros que abona -en dos pagos de 0,2 euros- ofrecen una rentabilidad del 9,7% una cifra no visitada antes excluyendo los meses previos a la cancelación del pago que se produjo en el año 2012 y el recorte de 2016. Los títulos de la compañía llevan años a la deriva, lo que ha elevado la rentabilidad de su retribución pero también ha dejado escaldado a más de un inversor. Con todo, durante esta crisis el sector -que ha sido fuertemente golpeado en los últimos años- debería lucir sus cualidades defensivas y, al menos, amortiguar parte del golpe.
Fuentes del sector recuerdan que la demanda de servicios de telecomunicaciones está creciendo e incluso la gente podría cambiar sus hábitos por el teletrabajo, lo que exigiría conexiones más rápidas y más datos en telefonía móvil y obligará a las empresas a asegurarse la infraestructura necesaria para sus empleados. Todo esto hará que, aunque la industria no sea inmune al COVID-19, sí que capeará mejor el temporal. En el caso concreto de Telefónica, la parte negativa es que podría verse afectada por la volatilidad de las divisas debido a su elevada exposición a Latinoamérica y probablemente el proceso de desinversión en los negocios no core se vea en dificultades.
Problemas y soluciones
Con todo, seguiría habiendo margen de maniobra para sostener los pagos. El año pasado el capex alcanzó los 8.800 millones de euros. Esta cifra incluye 1.500 millones en las subastas de espectro y países como España, Francia, Austria o Portugal ya han anunciado un retraso en las mismas y no es descartable que Brasil sea el siguiente país en hacer lo propio, lo que daría aire para sostener los pagos. "Desde que recortó su dividendo en 2016 su payout se ha vuelto más manejable y le ha permitido desapalancarse, aunque todavía está en el rango alto del sector (...) El deterioro macro en Latam puede hacer que la desinversión sea menos positiva de lo esperado inicialmente, pero el retraso en las subastas implican una menor necesidad de caja de lo previsto", argumentan en Barclays. Así, creen que "con un payout bajo en relación a su flujo de caja libre, una fuerte liquidez y sin presiones políticas", Telefónica "mantendrá su pago de 2019 y no recortará el de 2020 y siguientes ejercicios".
El abono de 0,4 euros por título implica la salida de 2.000 millones de caja y, aunque hay una dispersión importante en las estimaciones, los analistas calculan que en 2020 el free cash flow disponible para los accionistas oscilará entre los 3.000 y los 4.000 millones, lo que cubre ampliamente los pagos y aún permitiría rebajar el endeudamiento. "Hay un amplio rango de payout en el sector y muchas de las empresas que tienen un endeudamiento por encima de la industria tienen una ratio baja, como es el caso de Telefónica, lo que sugiere que ya se han ajustado a un nivel de payout adecuado", argumentan en Deutsche Bank.
La rentabilidad esperada solo fue más alta antes de un recorte o cancelación
La gran preocupación del mercado con respecto a Telefónica es su apalancamiento -ver apoyo- y en los últimos años la compañía ha realizado esfuerzos -aunque aparentemente no suficientes para el mercado- para enderezar la situación. Además de rebajar la deuda/ebitda a la zona de 2,4 veces a cierre del pasado ejercicio, ha elevado la vida media de la deuda por encima de los 10 años con un tipo medio del 3,57% al acabar 2019.
La necesidad de controlar el nivel de deuda
Desde que se truncó la venta del negocio de Telefónica en Reino Unido, la gran obsesión del mercado con la compañía es su apalancamiento. El previsible golpe que recibirá su negocio hará que el ritmo de reducción de deuda se decelere y también golpeará su ebitda, lo que castigará sus ratios y hace que algunos analistas se pregunten si la decisión de Telefónica es la adecuada.

"Ha hecho un buen trabajo desapalancándose últimamente pero la pandemia es un obstáculo en esta ruta: el movimiento de divisas y otros recortes hacen que el apalancamiento vaya a incrementarse. Argumentaríamos que con 12 meses de incertidumbre por delante, recortar los pagos sería la política más sensata", indican en New Street.