
Una de las grandes paradojas del actual crash de las bolsas es el comportamiento del oro, considerado el activo refugio por excelencia. Los futuros que cotizan sobre la onza del metal amarillo caen cerca de un 10% desde el 9 de marzo y de un 6% desde el 19 de febrero, cuando el S&P 500, el principal índice de Wall Street, tocó techó en sus últimos máximos históricos y arrancó un desplome que ha llegado a ser del 29,5% -ver gráfico-.
El oro cotiza ya en mínimos de finales de 2019 y aunque es cierto que a principios de este mes, cuando ya existía la amenaza del coronavirus, llegó a alcanzar máximos no vistos desde 2013 -sobre los 1.675 dólares-, distintos acontecimientos ocurridos desde entonces han alterado su naturaleza de refugio, peso al pánico que recorre los parqués de todo el mundo, que existe el riesgo de la economía global caiga en recesión y que la volatilidad permanece disparada.
Una de las circunstancias que ha evitado que el dinero haya dejado de buscar cobijo en el metal precioso en las últimas semanas es la apreciación del dólar, que ha entrado en modo crisis y es la divisa en la que están denominados los futuros que cotizan sobre él. La correlación inversa es clara desde el 9 de marzo: el billete verde se aprecia casi un 5% y encarece el oro.
El mercado está absorbiendo toda la liquidez que está inyectando la Reserva Federal (Fed), lo que hace que el dinero vaya al dólar pero no al oro. La respuesta de la institución monetaria y el aumento del gasto público propicia que "Estados Unidos emita más deuda y esta mayor oferta resta cuota al oro como refugio", reflexiona Víctor Gómez, investigador y economista de la Universidad Carlos III.
Pero el investigador observa otras circunstancias novedosas que están restando brillo al oro como activo refugio: "Muchas ventas en el actual mercado responden a órdenes automáticas, por lo tanto no trasvasan el dinero según la lógica de otros crash". Mientras, alude a otra estrategia quizá no tan novedosa pero sí más desarrollada, como es que "se busca ganar con posiciones cortas", y no refugiarse en activos como el oro.
Otros metales que han actuado de refugio históricamente -su precio sube en situaciones de elevada volatilidad y de aversión al riesgo en el mercado- están siguiendo el mismo camino que el oro, como la plata o el platino. El primero cae un 32% desde máximos de este año 2020 y el segundo un 35% desde los mismo altos.
"La venta masiva de estos metales preciosos está alcanzando dimensiones históricas", reconoce Daniel Briesemann, analista de Commerzbank AG, en un informe recogido por Bloomberg. "Las caídas que ha experimentado el oro siguen vinculadas a la necesidad de efectivo de los inversores ante los desplomes de las bolsas", explica Stephen Innes, estratega jefe de AxiCorp Ltd.