
La nueva contabilidad en base a la que Meliá presentará los resultados del cierre de 2019 el próximo 27 de febrero triplicará su deuda neta, respecto a los 607,5 millones de euros de 2018, y acercará la ratio de apalancamiento a las 4 veces, frente a las 1,97 del ejercicio pasado. La normativa NIIF 16 obliga a las compañías a situar en el pasivo "los alquileres con compromisos de pago a largo plazo", según explica la propia hotelera, lo que también acelera el ebitda (beneficio bruto de explotación), pero "en menor medida", según continúa.
Esta nueva exigencia contable hace inservible el objetivo de mantener la ratio de endeudamiento por debajo de las 2 veces. Esta meta se eleva ahora a 4 veces, un nivel que recientemente solo ha superado en los momentos más complicados tras la crisis de 2008. Sin embargo, las cifras han dejado de ser comparables y tanto analistas como accionistas tendrán que adaptarse al nuevo contexto.
Tampoco sirven de referencia las ganancias brutas desde 2018 hacia atrás, pero sí los ingresos y el beneficio neto. Actualmente, el 51% de las habitaciones están arrendadas, el 16%, en propiedad, y el resto bajo gestión, lo que el equipo de analistas de Deutsche Bank considera que deja al grupo con un perfil cíclico, "incluso si prevé administrar las 14.000 habitaciones que tiene proyectadas".
Efectivamente, en los últimos años la hotelera de la familia Escarrer ha incidido en volcarse en la gestión de hoteles bajo la marca Meliá, la fórmula más rentable –duplica márgenes–, y en promocionar sus propios canales de venta –Meliá.com–, pero el cambio de normativa contable vuelve a evidenciar su exposición al ciclo económico. Un perfil que se ha hecho patente desde agosto del año pasado, cuando ante el riesgo de recesión global, las acciones llegaron a perder los 7 euros por primera vez desde septiembre de 2013.
Problemas en el Caribe
El negocio ha sufrido también los problemas en el Caribe, sobre todo de seguridad en República Dominicana y por la presión de Estados Unidos a Cuba, y las incertidumbres sobre el Brexit, ya que el 14% de su clientela es británica. Según las estimaciones del consenso de analistas que reúne FactSet, sus ingresos caerán un 0,4% este 2019, respecto a 2018, y avanzarán apenas un 2,6% en 2020.
"Esperamos que el primer trimestre, el más relevante para el Caribe, siga siendo un desafío para el grupo aunque la demanda se vaya recuperando en República Dominicana", explica BofA, que considera que "en cuanto a la temporada de verano, la actividad en España podría estar apoyada por la apreciación de la libra y la normalización de la demanda a destinos alternativos como Turquía, pero la visibilidad sigue siendo baja". "La mejor noticia es el Brexit con acuerdo", coinciden en Deutsche Bank.
Potencial de más del 22%
Meliá ofreció una muestra de confianza con el anuncio de un programa de recompra de acciones del 3,7% de su capital en octubre del año pasado, y desde el suelo de 2019, los 6,93 euros del 15 de agosto, las acciones de la compañía llegaron a recuperar un 20% en bolsa. La amenaza del coronavirus al sector turístico ha provocado otro severo castigo para la hotelera en el parqué. Este lunes llegó a sufrir una corrección del 6,25%, hasta los 7,3 euros.
La opinión generalizada de los expertos que siguen su cotización es que sus títulos están sobrevendidos. De media, fijan su precio objetivo en los 9,2 euros, hasta donde tiene un potencial del 22% y recomiendan comprar sus acciones. Entre los analistas más optimistas están el de Grupo Santander y el de Bryan Garnier, que elevan su valoración hasta los 13,9 y 11,4 euros.