
Las reiteradas recomendaciones de diversificación por parte de los expertos, así como la propia historiografía bursátil, coinciden en poner al metal dorado en el centro de las miradas de los inversores que más vértigo estén empezando a sentir ante un ejercicio excelso en renta variable. Wall Street alcanza nuevos máximos históricos cerrando su sexta semana consecutiva al alza por primera vez en 2 años.
Si hay un adjetivo que define a la perfección el presente ejercicio, ese es histórico. Las alzas superiores al 25% que han acumulado las principales bolsas de EEUU en lo que ha transcurrido de 2019 no se quedan a la zaga de las ganancias que han logrado registrar los índices europeos en el mismo periodo de tiempo.
Sin embargo, estas subidas, además de para dejar en el bolsillo del accionista pingües beneficios, sirven para poner de manifiesto el vértigo que a estas alturas de año podría empezar a registrar cualquier inversor cuya cartera se estuviera beneficiando de estas revalorizaciones. Y es que, tirando de refranero español, la avaricia acaba por romper el saco.
No se trata de un sentimiento que deba obviarse. Sobre todo, teniendo en cuenta que el EuroStoxx no ha vivido un año tan prolijo como el actual en los últimas dos décadas -a falta de poco más de treinta sesiones para el final del año-. Concretamente, desde 1999 no se veía un alza tan elevada en el selectivo continental, lo que debería empezar a dar que pensar a los inversores que más exposición tengan al mercado bursátil.
Precisamente en ese punto es en el que la inversión en oro se presenta como un activo que puede actuar a modo de cobertura natural.
El metal dorado sigue comportándose como un valor refugio frente a los activos de mayor riesgo en el mercado. Por eso, muchos inversores compran oro para protegerse contra el declive de una moneda -generalmente el dólar estadounidense- o contra un hipotético descenso de un mercado bursátil suficientemente maduro tras haber registrado abultadas alzas.
"La recesión global, la incertidumbre que genera la guerra comercial, la incapacidad de los bancos centrales para actuar y una recesión en la zona euro son algunos de los riesgos que podrían afectar a las carteras de los inversores", reconocen desde Amundi . "Por eso", prosiguen desde el departamento de análisis de la firma gala, "recomendamos a los inversores que establezcan coberturas estructurales entrando en activos como el yen japonés o el oro, para protegerse contra una recesión extrema". Y es que, la onza de oro tiene un potencial cercano al 6% desde los niveles actuales de cara a los siguientes doce meses según la gestora gala.
"Puedo incluso ver una situación en la que el oro rompa la barrera de los 3.000 dólares o más"
En este sentido, el consenso de mercado recogido desde Bloomberg también apunta a un crecimiento por parte del metal, pero algo menor en este caso, al verlo en las inmediaciones de los 1.500 dólares por onza de cara al próximo año a estas alturas.
"Puedo incluso ver una situación en la que el oro rompa la barrera de los 3.000 dólares o más", señalaba el economista jefe de Gluskin Sheff & Associates, David Rosenberg hace un par de meses en la cumbre sobre el oro en Beaver Creek, Colorado, quien afirmaba, además, que "ya estamos en un mercado alcista de facto para el oro, ya que el gasto de capital se ha derrumbado en relación con los ahorros".
La mejor operativa
Sea como sea, tanto las reiteradas recomendaciones de diversificación por parte de los expertos, como la propia historiografía bursátil coinciden en poner al metal dorado en el centro de todas las miradas para el inversor.
Y más tras haber registrado recientemente su peor semana en el parqué desde mayo de 2017, con una caída del 3,2% en las cinco jornadas que concluyeron el viernes anterior.
Se puede apostar por el oro comprando la propia materia prima, con acciones en mineras o con fondos de inversión
No en vano, la recuperación de la fe en que las negociaciones para una resolución del conflicto comercial entre China y EEUU está siendo, en las últimas semanas, efímera cuanto menos. Y es que, pese a que los últimos acercamientos entre China y Estados Unidos en materia comercial (que podrían derivar en una quita mutua de aranceles) han despertado momentáneamente el apetito por el riesgo entre los inversores, este optimismo no ha sido, ni mucho menos, algo definitivo.
En este sentido, sea cual sea el porcentaje de su cartera de inversión que quiera destinar al oro, son varias las maneras para lograrlo: hacerlo a través de la inversión en la materia prima como tal en el mercado, vía mineras que trabajen con el oro de una u otra manera en el mercado bursátil (muy ligadas a la evolución de la comoditie) o hacerlo a través de fondos de inversión expuestos a dicho material.
La opción más asequible en ese sentido se presenta de la mano de la entidad alemana Deutsche Bank con el DWS Invest Gold and Prec Mtl Eqs LD cuyas alzas rondan también el 30% y tiene cuatro estrellas Morningstar.
En similar situación se encuentra el el BGF World Gold D4 EUR de BlackRock que avanza un poco menos que el fondo de la gestora teutona.