Bolsa, mercados y cotizaciones

La cara oculta del Ibex 35: baja un 27% en 10 años pero con dividendos sube un 18%

  • La mayoría de los índices no tiene en cuenta los dividendos en su cálculo
  • Cuando no conviene vender, la retribución puede ser un incentivo

Desde 2010, el Ibex 35 se deja en el parqué un 27%. Esto, sin tener en cuenta los dividendos que han pagado las compañías del índice; si los incluimos –es decir, si nos fijamos en el Ibex 35 Total Return, que los incorpora–, esa rentabilidad cambia su signo a positivo y se dispara hasta el 18%. La mayor parte de los índices bursátiles no tienen en cuenta los dividendos en su cálculo (la excepción más conocida es el Dax alemán, que sí lo hace).

El comportamiento del indicador español de referencia, que desde sus máximos de 2015 (cuando se fue por encima de los 11.800 puntos) se deja ya más de un 26%, con frecuencia no deja apreciar esa otra rentabilidad, la de su retribución, que es real y que viene a ser el premio que recibe quien se plantea su inversión a largo plazo y decide permanecer en el índice incluso en momentos tan inciertos como el actual.

Esta rentabilidad extra puede ser un poderoso incentivo para retener a los inversores en un entorno de mercado que se aproxima ya al pánico (y que no es, por tanto, un buen momento para vender).

Este año el Ibex Total Return aventaja al Ibex en 2,96 puntos porcentuales

Entre 2010 y 2018 el Ibex Total Return ha batido, de media anual, en 4,9 puntos porcentuales al Ibex 35, aunque en 2012 el plus de rentabilidad que añadieron los dividendos alcanzó el 7,4%. En lo que llevamos de 2019, el Ibex se anota un 1,28% mientras que su homólogo con dividendos sube un 4,24%, de modo que la brecha entre ambos asciende a 2,96 puntos porcentuales.

El efecto de la retribución se aprecia con claridad al fijarse en la distancia a los máximos históricos: mientras el Ibex 35 está a un 82% de sus altos de todos los tiempos (que marcó en 2007), su hermano con dividendos se sitúa mucho más cerca –a un 16%– de su máximo, que data de mayo de 2017.

Atención a las comisiones

Las rentabilidades mencionadas son brutas; quien invierte directamente en acciones de empresas cotizadas debe restarles unos costes de depositaría y custodia que rondan actualmente el 0,25%, mientras que quien lo hace a través de fondos tendrá que asumir entre un 1,5% y un 2%, aproximadamente. Tampoco tienen en cuenta estos retornos la tributación que se aplica a los dividendos, por los que en España se pagan impuestos que oscilan entre un 19% y un 23%.

Por otro lado, no puede olvidarse que, en lo relativo a los dividendos, con el deterioro que están sufriendo los beneficios de los bancos españoles, sería probable que recuperasen el scrip (pago en acciones), al no ser suficientes sus ganancias para mantener su retribución al accionista.

Desde que arrancó 2019, la estimación de beneficios para el conjunto de la banca del Ibex 35 para este año ha caído un 8,8%, de acuerdo con las estimaciones del consenso que recoge FactSet. El recorte para 2020 supera el 12%, y el de 2021 alcanza el 17,6%. Los mayores rejonazos los han sufrido CaixaBank y Bankia; para la primera, los analistas han rebajado las expectativas de ganancias un 25% para este año y un 18% para el próximo. En el caso de Bankia –que a finales de julio advirtió que no cumpliría con su objetivos de beneficio para 2020–, el recorte es del 19% para este ejercicio y del 29% para el siguiente.

El regreso del scrip –muy poco tiempo después de que las entidades le dijesen adiós– tiene sentido mientras el BCE (Banco Central Europeo) siga sin contemplar una subida de tipos que permitiría al sector encauzar sus beneficios. El mercado da una probabilidad del 78% a que en la reunión de septiembre la entidad baje los tipos 10 puntos básicos, y recorte la facilidad de depósito al -0,5%. Para el sector financiero, la vuelta al scrip supondría retomar una fórmula que durante años utilizó para recapitalizarse, dado que las acciones con las que se remunera al inversor proceden de ampliaciones de capital.

El lado perverso

Para el inversor, el scrip tiene un lado perverso claro: la dilución de su participación que sufre aquel accionista que opta por cobrar el dividendo en metálico, y no en títulos; al ponerse nuevas acciones en el mercado, la porción de la tarta que tiene en sus manos vale menos.

Santander, la entidad que introdujo esta modalidad de retribución en la bolsa española hace una década, anunció en 2018 su supresión, pero ya en 2019 vuelve a contemplarlo. El scrip ya permitió en el pasado a esta entidad ampliar su capital un 51% (la utilizó en 22 ocasiones); a BBVA, un 24% (realizó 14 pagos en esta modalidad), y a CaixaBank un 29% (la aplicó en 17 entregas).

Santander introdujo la modalidad del 'scrip' hace una década

Más allá del sector financiero, el pago en papelitos todavía lo utilizan compañías como Iberdrola, Repsol o ACS, aunque con la peculiaridad de que éstas intentan evitar la dilución que supone poner más títulos en el mercado. Para ello, recompran sus acciones y posteriormente las amortizan.

A lo largo de los años en los que la banca retribuyó con acciones, no se planteó compensar la creación de títulos nuevos porque el escenario no ayudaba: Bruselas apretaba las tuercas para que fortaleciese su capital, con el objetivo de evitar futuros shocks en el sistema. En esta ocasión, Santander ha dejado la puerta abierta a la posibilidad de recomprar acciones.

Advertencia de la CNMV

El pasado mes de junio, la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) alertó de que, en un escenario de menores perspectivas de crecimiento, es posible que las compañías opten "por reducir de nuevo la remuneración en efectivo en beneficio del pago en acciones con el objetivo de retener en el balance mayores recursos financieros de cara al futuro".

Y en julio, la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, pidió al sector que se replantease volver al scrip, una política que, según afirmó, "permite aunar la necesaria retribución del capital con la generación orgánica del mismo, si bien acarrea inevitablemente una cierta dilución del beneficio por acción".

El retroceso de las bolsas en un muy complicado mes de agosto ha dejado a la mitad del Ibex –a 18 de sus 35 compañías– con rentabilidades por dividendo superiores al 5%. Entre los pagos más abultados hallamos los de dos bancos, Bankia (cuyos dividendos con cargo a 2019 ofrecen un 7,8%) y CaixaBank (con un 7,5%). Pero la más rentable del índice es Enagás, cuyas entregas rentan un 8%.

Telefónica se cuela entre las 10 mejores rentabilidades por dividendo con sus pagos con cargo al resultado de 2019. La teleco, cuyo retorno se sitúa en el 6,7% (en los 5,71 euros alcanzaría el 7%) ha visto caer su cotización más de un 18% en 2019, quedándose rezagada respecto a su sector en Europa, lo que ha propulsado el rendimiento de sus pagos. Quien compre títulos de la compañía presidida por José María Álvarez-Pallete podrá recuperar, en un periodo de 15 años, la totalidad de la inversión (sin tener en cuenta los impuestos que pagan los dividendos).

Pese al desfavorable contexto que afronta el grupo (con una deuda que, pese a haberse recortado, supera los 40.000 millones y una importante exposición a los mercados latinoamericano y británico y, por tanto, a sus divisas), ningún analista cuestiona su retribución actual, de 0,40 euros por acción, que la propia compañía reiteró en junio.

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