Este miércoles, el presidente de EEUU, Joe Biden, quiere poner en marcha la búsqueda de apoyos para su proyecto legislativo. Armados con la decisión legislativa que le permite empezar a tramitar el proyecto antes de lo previsto, la Casa Blanca y el Congreso ya han puesto una fecha objetivo. El presidente del Comité de Infraestructura y Transporte de la Cámara de Representantes, Peter DeFazio, dijo que espera que el proyecto esté ya redactado y en marcha en torno a la tercera semana de mayo. Su mayor problema será cuadrar el círculo de las diferentes demandas de sus congresistas: los votos clave piden limitar el alza de Sociedades al 25%.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que Biden recibirá a los legisladores en el Despacho Oval para debatir sobre el plan. Su prioridad es consensuar un proyecto entre todos los demócratas, para poder usar una medida presupuestaria llamada reconciliación que permitiría a los demócratas aprobar la ley por mayoría simple si los republicanos se niegan a colaborar.
La oposición ha criticado el plan de Biden, que consideran demasiado grande tras el estímulo de 1,9 billones de dólares aprobado el mes pasado, y diciendo que la subida del impuesto de Sociedades dañaría la economía. La Casa Blanca, por su parte, apunta a diversas encuestas que muestran un enorme apoyo, de más de un 70%, a los proyectos que contempla la ley. "Esperamos que los republicanos se unan a sus votantes en todo el país para apoyar este esfuerzo", dijo el domingo la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, en la cadena CNN.
Mientras tanto, Biden necesita buscar una posición común dentro de su partido. Los progresistas quieren que el plan sea más grande, mientras que los moderados, liderados por el senador Joe Manchin, el voto clave en la Cámara Alta, se oponen a subir Sociedades del 21% al 28%, como pretende Biden. Su propuesta es llevarla al 25%.
"Si votamos en contra, el plan no irá a ninguna parte", dijo Manchin a un medio de comunicación local el lunes. "Y no soy solo yo. Hay otros seis o siete demócratas que están en la misma posición. Tenemos que ser competitivos y no vamos a echar por la borda la precaución fiscal". El ministro de Transportes, Pete Buttigieg, dijo el miércoles que está hablando con Manchin para "saber cómo cree que se debería pagar el proyecto".
Biden, mientras tanto, quiere desafiar a los críticos de su reforma fiscal a que expliquen por qué 91 de las empresas más grandes no pagaran impuestos en 2019.
Oposición sin mensaje
Muchos lobistas consideran que la tasa a las empresas acabará precisamente en el 25% si el Congreso termina aprobando el proyecto. Pero los republicanos están menos seguros sobre la capacidad de luchar contra la creación de un impuesto mínimo global y la instauración de niveles mínimos para las empresas, unos proyectos demasiado complicados para contrarrestar con un breve eslogan o un anuncio.
Los republicanos llevan días reflexionando sobre la mejor manera de luchar contra la ley. Muchos congresistas están aún molestos por la orden de no participar en la tramitación del estímulo del mes pasado, y creen que podrían haber conseguido más dinero para proyectos en sus estados si hubieran entrado a debatir el texto en vez de votar que no a todo. Esas mismas voces quieren evitar acabar aislados también en este paquete de infraestructuras, pero quieren que se centre solo en los elementos más tradicionales, como carreteras y puentes.
Un lobista republicano argumentó que los republicanos tienen mucho tiempo para diseñar un mensaje y atacar algunas partes del paquete, y creen que el calendario propuesto por los demócratas es demasiado acelerado. Pero incluso la comunidad empresarial no está unida, y el CEO saliente de Amazon, Jeff Bezos, dijo el martes que estaba a favor de subir el impuesto de Sociedades para financiar el proyecto de presupuestos, sin especificar cuánto estaría dispuesto a pagar de más. El mismo martes, la Casa Blanca circuló una carta firmada por 70 economistas que apoyaban el plan. Su deseo es golpear antes de que la oposición se coordine.