El Gobierno de EEUU sigue revelando sus cartas para el gigantesco plan de 2,3 billones de dólares en infraestructuras. Tras presentar el miércoles pasado la parte de inversión, esta semana ha publicado los detalles de la reforma fiscal con la que espera sufragar el gasto en unos 15 años, centrada en las empresas. Estos son los principales detalles del que sería el mayor desembolso del Gobierno de EEUU en décadas.
Reforma fiscal: subida de impuestos a las grandes empresas
El proyecto de inversión ascenderá a 2,3 billones en 8 años. En vez de financiarlo con deuda, Biden quiere que sea una subida de impuestos, la mayor en tres décadas, la que pague esta suma. Y las grandes afectadas serían las empresas: en el documento, el Gobierno señala que EEUU tiene una de las menores tasas de recaudación de impuestos de las empresas, un 1% del PIB, por detrás del 3% de la media de la OCDE y solo por delante de Hungría y Letonia.
Para compensarlo, el impuesto de Sociedades subiría hasta el 28%, con un tipo mínimo del 21% y una tasa obligatoria del 15% sobre los ingresos contables delas grandes empresas cotizadas, que incluirá los beneficios obtenidos en todos los países del mundo, para evitar la ocultación de beneficios en paraísos fiscales.
En concreto, el documento explica que un 60% de los beneficios de las multinacionales del país están atribuidos a filiales en paraísos fiscales, con las Islas Bermudas a la cabeza. El plan del Gobierno de EEUU consideraría como "empresa nacional" a todas aquellas empresas extranjeras que controlen al menos un 51% de una con sede en EEUU, o que tengan su sede directamente allí y solo estén registradas fuera por motivos fiscales.
Aun así, el proyecto es más leve de lo que se filtró inicialmente. El impuesto mínimo del 15% solo se cobrará a las empresas que ingresen más de 2.000 millones de dólares anuales, lo que limitaría su aplicación a las 45 mayores empresas del país con filiales en paraísos, de 160 que llegan a esa cifra de ingresos. Su límite inicial era de 100 millones, lo que habría afectado a un enorme número de firmas: unas 1.100 cumplen el requisito inferior.
Biden se compromete a negociar el impuesto mínimo en el seno del G-20 para mediados de este año
A nivel internacional, propone crear un tipo mínimo, para que los países puedan exigir el pago de la diferencia a las empresas que tengan una sede en un paraíso fiscal y hayan declarado un porcentaje inferior en el extranjero. Es decir, si un gigante paga un 4% de Sociedades en las Islas Vírgenes, los países firmantes le podrían exigir el pago de otro 17% -o la cifra que se acuerde- en cada uno de los países en los que operen.
Esta medida es una respuesta ante la llamada "Tasa Google" que varios países europeos, entre ellos España, han aprobado ya y que la Administración de EEUU ha tachado de ilegal. Para compensarlo, Biden propone aprobar un impuesto mínimo global en coordinación con los países europeos y otros aliados mundiales, para evitar la elusión, y se compromete a negociarlo en el seno del G-20 para mediados de este año. Y también propone retirar todas las subvenciones y deducciones a empresas que tengan su propiedad intelectual en paraísos fiscales.
En qué gastarlo: carreteras, trenes y coches eléctricos
Una de las industrias que se espera que experimente un boom en los próximos años es la de los coches eléctricos. China ha tomado ventaja en este sector, y EEUU no quiere que se escape. Para ello invertirá 174.000 millones de dólares para "impulsar las cadenas de suministro nacionales desde las materias primas hasta las piezas" y construir una red de medio millón de cargadores para 2030. A los consumidores les ofrecerá descuentos e incentivos fiscales para cambiar de vehículo, y pagará a las administraciones locales para reemplazar las flotas de autobuses y otros coches públicos.
Respecto al transporte público, Biden, un ávido pasajero de los trenes de Amtrak, la compañía estatal de ferrocarriles, se ha puesto como objetivo mejorar la red para que tener un coche no sea fundamental para moverse por el país. Para ello quiere invertir 80.000 millones en nuevas líneas entre grandes ciudades del país y para modernizar las existentes en el noroeste del país. Y respecto a carreteras, Biden reserva 85.000 millones para renovar 32.000 kilómetros de vías para coches y trenes, así como señales, puentes y túneles.
Quizá uno de los puntos más sensibles sea el proyecto para cerrar las brechas provocadas por la construcción de autopistas directamente a través de los barrios de raza negra de las principales ciudades durante el siglo XX. Para reparar ese daño y reconectar los barrios divididos en dos, también destinará 20.000 millones.
Agua e internet
El plan de inversión destina 100.000 millones de dólares para llevar la banda ancha y la fibra óptica a todo el país. Actualmente, un 35% de la población no dispone de acceso a internet a velocidades "mínimamente aceptables".
En ese mismo punto también incluye un programa de 45.000 millones para cambiar todas las tuberías de plomo que aún quedan en el país. En algunas zonas del país, como en Michigan durante la última década, las filtraciones de los materiales con los que están hechos las cañerías han envenenado a miles de personas, especialmente en zonas pobres y de etnias minoritarias, y han dejado a otras tantas sin agua potable desde hace años.
Energía renovable
El presidente propone una inyección de 100.000 millones en la generación de energía renovable para alcanzar el 100% de energía limpia para 2035. Su principal apuesta es la creación de centrales eléctricas alimentadas a través de hidrógeno, para lo que dará créditos fiscales a las 15 compañías que están probando este sistema. También dará ayudas a 10 instalaciones que están probando la tecnología de captura de carbono, que pretende extraer el CO2 producido por la quema de combustibles fósiles durante el mismo proceso de generación de energía para "secuestrarlo" dentro de la tierra y evitar que se extienda por la atmósfera. Este mecanismo sería la solución ideal para las fábricas de cemento, acero o productos químicos.
Por el momento, Biden promete que ordenará a la Administración utilizar solo energías renovables para los edificios y sistemas públicos. Y destinará 35.000 millones para i+D destinado a la industria eléctrica.
Reconstrucción climática
En el apartado de reformas, el Gobierno pretende modernizar viviendas, colegios, hospitales y otros edificios para que sean energéticamente neutras. Y también promete recuperar minas abandonadas y cerrar antiguos pozos de petróleo para devolverlos al uso natura, para lo que pretende destinar 16.000 millones.
Por el momento, estos planes suponen solo la mitad de su proyecto de gasto, y también de la subida de impuestos que se espera. Los siguientes anuncios deberían aterrizar en cuestión de semanas, mientras Biden se envuelve en la popularidad que le ha proporcionado la exitosa gestión de las vacunas. La aprobación de este plan llegaría en otoño, por lo que aún quedan meses de debate y posibles enmiendas. Pero lo que está claro es que quiere ir a lo grande.