La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, acelera las negociaciones con otros países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para establecer un impuesto mínimo global. Una hazaña que permitiría a la Administración de Joe Biden apuntalar la financiación de su agenda económica, que incluye un aumento de la fiscalización de las empresas patrias.
En un testimonio reciente, Yellen ya se mostró partidaria del multilateralismo con la OCDE y expresó su apoyo a la reforma la reforma fiscal de las empresas.
De hecho, en una concesión crucial, la secretaría del Tesoro indicó a comienzos de mes a sus homólogos del G20 que su país renunciaba al conocido como refugio tributario (Safe Harbor), que era uno de los principales obstáculos para la creación de un impuesto a las grandes compañías digitales. Aunque se trató de avance clave para desbloquear las negociaciones, todavía existen escollos por superar.
La Unión Europea y la mayoría de los países emergentes parecen estar a favor de un enfoque estrechamente delimitado que se dirige principalmente a un grupo selecto de empresas de gran capitalización dedicadas a los servicios digitales, como Amazon, Google o Facebook. En la mayoría de las interpretaciones, esto incluiría principalmente a las grandes multinacionales estadounidenses.
En cambio, EEUU ha manifestado su preferencia por un enfoque apoyado en principios que probablemente abarcaría un ámbito mucho más amplio de empresas basadas en el consumo. Esta es una coyuntura crítica. A medida que la cobertura se amplía, más empresas globales se verían afectadas y el potencial de cambio de ingresos para las economías implicadas se diluye.
Frenar la "carrera a la baja"
Durante la campaña presidencial, Biden propuso aumentar el tipo impositivo de las empresas estadounidenses del 21% al 28%, lo que pondría a EEUU en desventaja dado que el impuesto de sociedades medio entro las grandes economías es del 24%. Yellen ha respondido a la preocupación por esta situación expresando su deseo de que la OCDE llegue a un acuerdo para frenar la "carrera a la baja" en el impuesto de sociedades.
De lograr un consenso, este podría ser uno de los mayores logros de Yellen como secretaria del Tesoro y podría ser fundamental para cualquier impulso de Biden de subir los impuestos para compensar el coste de futuras propuestas de gasto.
No obstante, las expectativas deben moderarse. En última instancia, el Congreso de EEUU es el árbitro de la postura estadounidense, ya que cualquier cambio en la legislación fiscal o en los tratados debe legislares con apoyo bipartidista. Es por ello que los legisladores estadounidenses podrían requerir una amplia aplicación basada en principios, compromisos, aplicabilidad y la derogación de los impuestos unilaterales sobre los servicios digitales.
Relacionados
- Cheques para casi todos, ayudas... ¿qué es el riesgo de sobrecalentamiento de la economía y por qué preocupa tanto en EEUU?
- EEUU superará su senda de crecimiento previa a la pandemia en el tercer trimestre
- En casa de Yellen y Akerlof, lo que unió el amor no lo separará el libre comercio
- Yellen destapa las debilidades del bitcoin y la criptodivisa se hunde hasta un 16% en el mercado