Internacional

El escenario más absurdo para la recta final del Brexit: aunque se cierre un acuerdo, ya no hay tiempo de aprobarlo

  • Todas las opciones de Johnson son malas y arriesgan su futuro político
  • En el peor caso, podría forzar una salida dura fingiendo que tramita el acuerdo
Boris Johnson, primer ministro británico. Foto: Reuters

¿Una salida de la UE sin acuerdo pese a tener un acuerdo aceptado por Londres y Bruselas en la mesa? En el estrambótico universo que vive Reino Unido estos meses, este es el escenario que se daría si el primer ministro británico, Boris Johnson se niega a abandonar su promesa de no solicitar una nueva prórroga a la fecha actual de salida, establecida para el 31 de octubre, bajo ningún concepto -"antes muerto en una cuneta", en sus palabras-. Porque la realidad es que ya no hay tiempo físico de aprobar legalmente un acuerdo de salida antes de la fecha clave.

En un análisis publicado esta semana, el jurista británico Jolyon Maugham deja claro que los plazos legislativos para ratificar el pacto de salida extenderían el proceso hasta bien entrado noviembre. Asumiendo que se solucionen todos los cabos sueltos en la cumbre del Consejo Europeo del 17 y el 18 de octubre -algo que no está nada garantizado-, los plazos empezarían a correr entonces. Primero, tendría que aprobarse el acuerdo en la Cámara de los Comunes el día 19 de octubre. A continuación, la Cámara de los Lores tendría que debatirlo durante cinco días, es decir, toda la semana del 21 al 25.

Y, por último, habría que tramitar una ley que formalizara el tratado en la legislación británica. Incluso en el mejor de los casos, asumiendo que el Parlamento -en el que Johnson esta muy lejos de tener mayoría- acelere todos los trámites al máximo, sería muy difícil aprobar una ley antes de 4 días, especialmente una de un significado político y constitucional como esta.

Llegados a este punto, el calendario estaría rozando ya noviembre incluso en el mejor de los escenarios posibles. Pero entonces aún faltaría que la UE ratificara el acuerdo por su parte. Y la Eurocámara se va de vacaciones por el puente de Todos los Santos entre el 25 de octubre y el 12 de noviembre, por lo que no podría empezar a tramitar el pacto hasta mediados de noviembre, ya pasada la fecha clave. Si no hay cambios, Reino Unido abandonaría la UE por el camino.

O un sapo, o una crisis

Por supuesto, en el caso de que hubiera un acuerdo cerrado y admitido a trámite por el Parlamento británico, la solución más lógica es la de pedir una breve prórroga 'técnica' hasta finalizar el proceso legal. Pero esto no es fácil para Johnson. Por un lado, cualquier acuerdo aceptable para la UE sería muy similar al negociado por Theresa May el año pasado, que muchos diputados 'brexiters' -entre los que estaba el propio Johnson, así como el populista Nigel Farage, que aspira a robarle el electorado- tacharon de "traición a la patria". Una "rendición a Bruselas" junto a una prórroga, rompiendo la solemne promesa de Johnson, sería una combinación letal de cara a las inevitables elecciones que se esperan para finales de año o principios de 2020, y que el conservador quería para el 15 octubre, dos semanas antes de que 'el día después' sacuda al país.

El problema es que sus alternativas no son mucho mejores. La ley anti-Brexit duro aprobada por la oposición antes del cierre del Parlamento le obliga a pedir una prórroga si no hay un acuerdo para el 19 de octubre, lo que le deja sin mucha alternativa.

Mujtaba Rahman, de Eurasia Group, pone sobre la mesa varias opciones. Podría dimitir y dejar que el líder laborista, Jeremy Corbyn, fuera el encargado de firmar la carta a Bruselas y llevarse las culpas en su lugar. A cambio, Corbyn dirigiría la campaña para las siguientes elecciones desde Downing Street, con el simbolismo que conlleva. Otra alternativa es ignorar la ley y dejar que sea el Tribunal Supremo el que le obligue a cumplirla, con el riesgo de acabar el año siendo juzgado por prevaricación y, quizá, en la cárcel.

Pero sobre la mesa sigue la posibilidad más absurda: que Reino Unido salga de la UE sin acuerdo, con escasez de alimentos y medicinas, una frontera improvisada en Irlanda y colapso en los puertos durante unas pocas semanas, lo que tarden en ratificar el acuerdo ambas partes. Y hasta hay una vertiente maquiavélica. La ley solo impide una salida caótica si Johnson no ha firmado un acuerdo. Así que el primer minsitro podría fingir cerrar un pacto, empezar a tramitarlo, salir sin acuerdo por falta de tiempo para concluirlo... y, una vez fuera, abandonar el proceso de ratificación. Sería poco menos que una declaración de guerra al Parlamento, la UE y más de la mitad de la población británica, pero cosas más raras se han visto en los años de Brexit.

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