
BBVA ha presentado hoy las líneas estratégicas en los que centrará los ejercicios 2022, 2023 y 2024 y ha anunciado que elevará el payout del 35%-40% actual al 40%-50%. El consenso del mercado espera que el grupo financiero que preside Carlos Torres alcance a través de su nuevo plan un beneficio de 4.947 millones de euros a cierre de 2024, lo que supondría multiplicar casi por cuatro las ganancias a cierre de 2020, ejercicio muy impactado por la pandemia. No obstante, el mercado aún no descuenta la reciente compra anunciada por la entidad, busca hacerse con el 50,15% que no controla de su filial turca, Garanti, operación que podría cerrarse en el primer trimestre que viene.
En el caso de que todos los minoristas aceptaran la oferta, BBVA podría elevar su beneficio en torno un 15% más, según S&P, equiparable al incremento del beneficio por acción (BPA) del 13,4% que reportaría esta adquisición, según lo anunciado por el banco azul. Atendiendo a estas previsiones, las ganancias del grupo financiero podrían llegar a situarse en el entorno de los 5.600-5.700 millones de euros para el cierre de 2024.
A pesar de que tanto el presidente del grupo, Carlos Torres, como el consejero delegado, Onur Genç, insistieron en la presentación de la opa que realizaron ante los analistas en que la operación no supondrá ningún riesgo mayor para el grupo financiero y por tanto los inversores, desde Bank of America (BofA) apuntan a que el banco, dentro de su nueva hoja de ruta, tratará de incrementar en los próximos ejercicios el negocio en España para reducir la dependencia de los mercados emergentes. Tras cerrar la opa a Garanti, casi el 60% de las ganancias de las entidad procederán de mercados emergentes, muy susceptibles a la volatilidad de las divisas. De hecho, desde que el banco anunciara el pasado lunes la oferta por Garanti sus acciones han ido a la baja, con una caída del 5,6%.
"A falta de tipos de interés más altos en Europa, BBVA tendrá que confiar el crecimiento en los productos con mayor margen (gestión de activos y seguros) y en el ahorro de costes para dar un giro a la rentabilidad de España. Esperamos que la dirección explique cómo su estrategia digital puede traducirse en crecimientos en cuota de mercado y mejor eficiencia", aseguran desde Bank of America.
De momento, con la compra de Garanti (si la opa tiene una aceptación del cien por cien le costará unos 2.250 millones de euros), la entidad se aleja de una posible fusión con el Sabadell. El banco de origen catalán ya rechazó a finales del año la oferta por 2.500 millones que hizo el grupo azul por "insuficiente".
Sin embargo, desde la casa de análisis de Bank of America estiman que, tras la operación, el ratio de capital del banco podría alcanzar el 13,5% y 13,7% para finales de 2022 y 2023, lo que le dejaría un exceso de capital de unos 4.400 millones y 5.200 millones de euros sobre el objetivo de la compañía, que se sitúa en el 12%, suficiente para volver a salir de compras en el medio plazo.
Inseguridad en Turquía
La intromisión del presidente turco, Recep Tayyip Erdongan, en la política monetaria (ha echado a tres gobernadores del Banco Central en los últimos años y presiona por seguir bajando tipos pese a la elevada inflación, del 19,8% en octubre) está llevando a la lira a una constante depreciación sin freno. La divisa ya ha perdido el 80% de su valor en la última década y sigue cuesta abajo. Tan solo ayer, después de que Erdogan volviera a abogar por una nueva bajada de tipos -justo un día antes de que el Banco Central turco se pronuncie al respecto-, la lira se depreció un 1,6% frente al euro y un 1,58%, frente al dólar. En noviembre, ha caído un 7,3% frente al euro.
El Banco de España señala que este debilitamiento de la lira es reflejo de la desconfianza de los inversores internacionales sobre la transparencia y adecuación de las políticas adoptadas para hacer frente a los desequilibrios económicos, las elevadas necesidades de financiación exterior (déficit por cuenta corriente crónico), el bajo nivel de reservas internacionales y las tensiones geopolíticas de Turquía con la UE, Estados Unidos y Rusia. También, como resultado de todo ello, los indicadores de riesgo (como el EMBI) evolucionaron relativamente peor que en otras economías emergentes y se produjeron rebajas de calificación crediticia de la deuda pública turca.
Erdogan insiste en una política monetaria expansiva, para promover el crédito, cuando el resto de países comienzan a plantearse lo contrario, subir tipos para frenar la inflación. Con dos rebajas en los últimos meses, hasta situar los tipos en el 16%, los analistas prevén que continúen bajando al 15% y sigan devaluando la moneda.