Los cajeros automáticos han empezado el camino para acabar siendo los grandes olvidados en las calles, a semejanza de las cabinas telefónicas. La pandemia, que provocó que los usuarios limitaran al máximo los contactos físicos para evitar infectarse, se ha traducido en un 31% menos de retiradas de efectivo de los cajeros en 2020. En total, el año pasado se realizaron 624.664 operaciones en cajeros, según los datos del Banco de España, esta es la cifra más baja desde el año 2002, hace casi dos décadas.
De hecho, los años de mayor uso de estas máquinas fueron 2007 y 2008, antes de que se viera el efecto de la gran crisis global. Entonces, el número de operaciones se situaba por encima del millón (1.018.939 operaciones atendiendo a los datos de 2008, ejercicio de más uso). Desde ese año hasta cierre de 2020, la utilización de los cajeros ha caído casi un 40%.
Analizando el año de la pandemia, cabe destacar que los meses de confinamiento absoluto tuvo un impacto clave en el uso de este medio para la retirada de efectivo, al no haber prácticamente actividad y ante la caída del consumo. En el segundo trimestre de 2020, las operaciones cayeron casi un 52%, frente al mismo periodo de un año antes. Aunque esta tendencia se recuperó a medida que se abrió la economía en el tercer y cuarto trimestre del año, el descenso sufrido del 31% durante la crisis fue el mayor y con mucha diferencia, frente a los años precedentes. Hasta ahora, la mayor caída en la utilización de los cajeros se vivió en 2012, en plena crisis financiera, y solo fue del 4,12%.
Récord de tarjetas
Los importes en efectivo retirados de los cajeros también se han visto mermados. Los clientes sacaron en 2020 un total de 102.200 millones de euros, un 18% menos que un año antes, cuando se alcanzó el volumen de 125.200 millones de euros, el más alto hasta el momento, según las estadísticas que recoge el supervisor nacional.
Este panorama evidencia el viraje de los usuarios hacia el uso de tarjetas de débito y crédito y los pagos electrónicos. Según los diferentes ejecutivos bancarios del país, la pandemia ha acelerado la digitalización de los clientes a niveles que no se iban a lograr hasta dentro de cinco años.
Los pagos a través de Terminales en Puntos de Venta (TPVs) llevan creciendo a doble dígito desde 2016. Aunque el año pasado solo crecieron un 4,4% por las restricciones a la movilidad y, por tanto, el menos consumo. Sin embargo, la cifra de pagos por estos terminales en 2020 se situó en 160.500 millones de euros, un 36% superior a la retirada de efectivo que hicieron los usuarios.

En lo que respecta al volumen de las tarjetas, en España ya hay 86,2 millones de estos plásticos en circulación, en el agregado de las de crédito y de las de débito, más que población en nuestro país, que se sitúa en el entorno de los 47 millones de habitantes. Esta cifra en el número de tarjetas también marca récord histórico, ya que ni antes de la anterior crisis global se consiguió este volumen, puesto que obedece al actual cambio de la tendencia de los usuarios por el cada vez menor uso del efectivo. Precisamente, esta preferencia en materia de pagos es lo que ha llevado al Banco Central Europeo (BCE) a plantear la emisión de un euro digital ante el menor uso de efectivo.
Estos cambios también tienen reflejo en el parque de cajeros en España, que se ha reducido un 20% desde la última crisis, hasta los 49.481 cajeros automáticos a diciembre del pasado ejercicio. La disminución también está incentivada por el mayor cierre de las sucursales bancarias.