Ibercaja descarta de plano emprender un proceso de fusión, a pesar del interés de algunas entidades para que se una a sus proyecto, como la nueva Unicaja-Liberbank. La entidad ha presentado un nuevo plan estratégico hasta finales de 2023 con el que pretende seguir en solitario y alcanzar una rentabilidad (ROTE) de un 7%, algo por debajo de las reclamaciones del mercado. Para entonces, si no se produce una nueva prorroga, el banco aragonés tendrá que estar cotizando en bolsa para cumplir con la normativa de antiguas cajas de ahorros y que la Fundación Ibercaja pase del 87 a menos del 50% del capital.
El proyecto incluye una promesa de del dividendo del 50% de las ganancias (pay out), que hasta que no salga al mercado, se quedarán las cuatro fundaciones que ahora están presentes en su accionariado. Hay que tener en cuenta que Ibercaja ya ha retrasado en varias ocasiones su cotización por las circunstancias del entorno y el bajo precio que ofrecen los inversores. El Gobierno amplió el plazo para que pudiera colocarse en el parqué hasta finales de 2022.
El plan, que según su presidente José Luis Aguirre, está basado en "un proyecto propio e independiente, dando así continuidad a una historia de 145 años de función financiera, económica, social y territorial que ha consolidado el ADN distintivo de la entidad", tiene como objetivos ampliar su base de clientes en determinados nichos de negocio, como banca privada y personal y empresas, además de ampliar las cuotas de mercado en la gestión de activos y seguros.
Aguirre ha destacado que Ibercaja cumple "a la perfección" con los criterios para existir como una pequeña entidad en el escenario de la concentración del sector que está viviendo y que requiere también de una biodiversidad de bancos de menor tamaño siempre que tengan solvencia y capacidad de atender a los clientes. Aguirre, si bien, reconoció el "hostil" mercado para que el sistema financiero obtenga una rentabilidad adecuada por los tipos de interés negativos y la necesidad de invertir en tecnología.
La intención del banco, a pesar de la coyuntura económica negativa y la esperada ola de morosidad, confía en limpiar su balance en los próximos tres años y cerrar 2023 con un volumen de activos improductivos inferior al 5% del total. La entidad, además, pretende impulsar el proceso de transformación digital y conseguir que las ventas online sean al menos la mitad, frente al 28% actual.
En este sentido, el consejero delegado, Víctor Iglesias, ha destacado que Ibercaja redujo en los tres últimos años un 60% el saldo de activos dañados, de 4.100 a 1.600 millones de euros. Asimismo, ha asegurado que la entidad es "tenaz" en su intenciones y que no se rinde nunca" pese a los desafíos que se presentan en el futuro, reafirmando la apuesta del banco en solitario.
"Nos hemos ganado el seguir jugando en la partida del nuevo tablero del sector", ha indicado el directivo, que ha recordado que las fusiones que se están produciendo brindan una "oportunidad" a la entidad para ganar clientes y alcanzar los objetivos del nuevo plan. Del mismo modo, ha remarcado que "las entidades que ahora quedan son viables por sí solas y que ha habido ya una concentración suficiente en el sector".
Salida a bolsa
"En 2023 seremos un banco mejor, más ágil, más innovador, más rentable y sostenible", ha remarcado el consejero delegado, algo que, a su juicio, permitirá ser atractivo para los inversores como futura entidad cotizada. No obstante, Iglesias ha resaltado que la salida a bolsa es solo la opción preferida, pero que como alternativa a la colocación en el mercado existe la posibilidad de constituir un fondo de reserva para que la Fundación mantenga su participación actual.
El presidente, en la misma línea, ha asegurado que a día de hoy el mercado no permite la salida a bolsa, aunque confío en que en 2022 habrá ventanas de oportunidad porque el trabajo previo ya realizado entre 2018 y marzo de 2020.