Ibercaja redujo el año pasado sus beneficios un 72%, hasta los 23,6 millones, como consecuencia de las provisiones para hacer frente a los impagos de la pandemia y al cargo extraordinario para costear el ERE sellado en diciembre por el que saldrán de la entidad 750 trabajadores.
Según la información publicada por el grupo aragonés, las dotaciones para futuras insolvencias en su cartera de préstamos alcanzó los 90 millones, mientras que los despidos han supuesto una partida de 151 millones de euros.
Ibercaja, pese a este golpe en la cuenta de resultados, destaca que ha continuado reforzando la solidez de su balance, con una mejora del ratio de capital CET1 fully loaded en124 puntos desde diciembre, hasta el 12,6%, superando así el objetivo establecido en el Plan Estratégico 2020.
El banco, que descarta fusiones pese a las presiones y tiene como objetivo salir a bolsa, se vio afectado por el entorno de tipos negativos, la baja actividad y la volatilidad de los mercados, que impactaron de lleno tanto en el margen de intereses como en los ingresos por comisiones, con descensos del 2,4 y el 5%, respectivamente.
La entidad pudo compensar, eso sí, estos retrocesos, con la venta de una cartera de deuda pública, que le originó unas plusvalías de 114 millones en la recta final del ejercicio. Además, sin contar con el coste del ERE, sus gastos de explotación ordinarios pronunciaron una bajada superior al 5%.
Ibercaja ha hecho hincapié en su proceso de transformación tecnológica y ha asegurado que el total de clientes digitales creció un 10% el año pasado, hasta alcanzar los 842.000, gracias al incremento de usuarios de la app móvil, con un alza del 20,7% y de Ibercaja Pay, con una subida del 148,4%.