
La vivienda de obra nueva demuestra su fortaleza al cerrar 2020 con un aumento de las ventas del 7,2% que se produce, además, en plena pandemia, lo que eleva el número de operaciones a 60.380, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.
Esta cifra no hace más que confirmar las buenas expectativas que lanzaban el conjunto de las grandes promotoras meses atrás, cuando aseguraban que el apetito comprador había regresado con fuerza tras los meses de parón por el confinamiento.
En un principio se habló de demanda embalsada, pero pronto se vio que el interés de la demanda se mantenía, logrando incluso algunas de las compañías del sector datos récord en los meses de verano. Esta tendencia se ha traducido en un incremento notable de las operaciones de vivienda nueva, tanto de precio libre como protegidas, que contrasta con la evolución que ha experimentado la vivienda de segunda mano, que despide el 2020 con una caída del 16,9% que sí refleja el impacto del Covid y de la crisis económica derivada.
Este desplome en el producto usado ha llevado a que el sector en general cierre el ejercicio con un desdenso de las compraventas del 14,5%, siendo esta la mayor caída desde 2013, cuando las operaciones descendieron el 17,3%. Así, en el conjunto del año se contabilizaron 487.089 transacciones de vivienda, el menor volumen que registra este indicador desde el año 2016. Con el cierre en negativo de 2020 se suman dos años de caídas, ya que el año 2019 también terminó anotándose una reducción de la actividad del 2,1%.
Sin embargo, la obra nueva se desmarca de esta tendencia negativa y además de lograr un mayor volumen de ventas pese a la crisis, ha conseguido también ganar cuota de mercado al acaparar el 12,39% del total de las operaciones. Esto supone que su representatividad en el conjunto del mercado crece más de dos puntos y medio porcentuales en solo un año, ya que en 2019 supuso el 9,8%, y cada vez se acerca más a la cuota del 20%que, según los expertos, es la saludable para el sector.
Incremento del precio
Las buenas cifras de la obra nueva no se han dado únicamente en la variable de las transacciones, ya que este producto también ha logrado capear la previsible caída de los precios que se esperaba al inicio de la pandemia y se ha comportado además mejor que la vivienda de segunda mano.
Desde el sector también lo adelantaron, ya que la mayoría de las promotoras contaban con unos niveles de preventas muy elevados, lo que blinda los precios de sus viviendas y les permite no tener que aplicar rebajas.
Concretamente, según los datos del INE, la obra nueva cerró el 2020 con un aumento de los precios medios del 6,5%, lo que supone que acumula siete años al alza. Si bien es cierto que en este caso la pandemia sí ha supuesto un pequeño freno a este encarecimiento, ya que en 2019 el incremento respecto a 2018 fue mayor, con una subida del 7,3%.
Por su parte, la vivienda usada aumentó el precio medio un 1,4% en 2020 y en este caso se anotaba una mayor diferencia con la variación de un año antes, ya que en 2019 cerró con un incremento del 4,7%.
Cronología del impacto de la crisis sanitaria
Aunque el año ha cerrado en positivo para la vivienda de obra nueva, el arranque del pasado ejercicio si se vió lastrado por la llegada del Covid. Así, las transacciones arrancaron con una caída del 8,7% en el primer trimestre. Este descenso se acentuó en el segundo, en pleno confinamiento, y las operaciones se desplomaron un 19,4%.
El levantamiento de las restricciones más severas, sobre todo las de movilidad, hizo que las compraventas repuntaran un 44,5% y en el último trimestre la subida se moderó al 14,85 por la tercera ola.