CaixaBank y Bankia van ultimando detalles sobre la operativa y funcionamiento del grupo resultante tras la fusión, que se cerrará oficialmente en marzo. Una de las últimas decisiones que han adoptado ha sido, además de configurar el equipo directivo en el que no estarán los máximos hombres de confianza de José Ignacio Goirigolzarri, la ampliación de los horarios de atención al público en las oficinas de la entidad nacionalizada, con el fin de homegeneizar las condiciones laborales.
De esta manera y, de acuerdo con la información que ha trasladado la dirección de Bankia a los sindicatos, las sucursales tradicionales estarán abiertas hasta las 14.30 horas a partir del día siguiente de la integración. Hasta ahora, las sucursales del banco absorbido -a excepción de las oficinas ágiles y de asesoramiento financiero- cierran un cuarto de hora antes.
La medida se hace, según los representantes de los trabajadores, por instrucciones de CaixaBank, que en 2019 extendió el horario comercial media hora en su red.
Desde CCOO se considera que la ampliación que se llevará a cabo ahora "afecta negativamente a la inmensa mayoría de los centros de trabajo de Bankia, ya que reduce significativamente el tiempo para realizar los cuadres de caja y cajeros automáticos, entre otras cosas por razones de seguridad, lo que abocará irremediablemente a prolongaciones de jornada".
Días después de ese cambio de horarios, las cerca de 2.100 sucursales del grupo nacionalizado comenzarán a lucir el rótulo de CaixaBank. El proceso para la nueva marca no culminará, en principio, hasta verano, según avanzó el presidente del nuevo grupo, José Ignacio Goirigolzarri, hace unas semanas. No todas colgarán la nueva imagen, ya que una parte de ellas serán clausuradas para siempre, en el marco del plan de ajustes de costes.
Desde principios de febrero, ambos bancos continúan con el proceso de entrevistas y cuestionarios a toda la plantilla para afinar en el recorte de personal que llevará a cabo para reducir gastos y eliminar duplicidades de cargos. Los expertos vaticinan una disminución de 8.000 trabajadores, en torno al 15% del total. Para ello, tendría que ofrecer bajas desde los 50 años de edad.