
Ni Ferrovial, ni la alianza de Comsa y Serunion ni la francesa Newrest. Ninguna de las empresas que habían expresado su interés para participar en el concurso de los servicios a bordo de Renfe, que incluyen entre otros los de las cafeterías en los trenes, ha presentado finalmente una oferta, según indican a elEconomista fuentes sindicales y empresariales.
De este modo, la licitación, cuyo plazo para trasladar las propuestas expiraba este martes, ha quedado desierta y ahora el operador ferroviario tendrá que tomar una decisión sobre una cuestión que afecta a los más de 1.800 trabajadores que prestan estos servicios y forman parte en la actualidad de la plantilla de Ferrovial.
La ausencia de ofertas es la consecuencia de las condiciones que impone el concurso. Renfe publicó el pasado verano la licitación, que contempla un presupuesto de 122 millones de euros durante cinco años, lo que supone casi la cuarta parte de los 493 millones que había previsto en el concurso anterior, suspendido en abril por la pandemia. Además, el pliego recoge unos riesgos ligados a la producción que hasta ahora no existían.
Ferrovial presta los servicios a bordo para toda la red de Alta Velocidad y Larga Distancia en exclusiva desde 2013
Todo ello, en un contexto de crisis y con el número de viajeros en mínimos por la pandemia, había puesto en duda la capacidad para obtener una rentabilidad. Pese a las advertencias de empresas y sindicatos –CCOO llegó a recurrir el concurso–, Renfe continuó con la licitación original. Newrest ya se desmarco del concurso hace unos días. Comsa y Serunion habían solicitado una prórroga hasta el 16 de febrero –el plazo anterior era el 1 de febrero–, pero finalmente también han desistido de trasladar una oferta. La misma decisión ha adoptado Ferrovial, que presta los servicios a bordo para toda la red de Alta Velocidad y Larga Distancia en exclusiva desde 2013.
Renfe y Ferrovial acaban de sellar una prórroga para que la compañía que preside Rafael del Pino continúe operando el servicio hasta el próximo 30 de junio por 13,6 millones de euros.
Opciones
Ante la falta de ofertas, el concurso de Renfe ha quedado desierto y ahora el operador ferroviario tendrá que decidir sobre el futuro de la explotación de los servicios a bordo. Tiene varias opciones. Por un lado, la entidad pública podría sacar una nueva licitación con una mejora de las condiciones para tratar de atraer a las empresas privadas. También podría internalizar los servicios a través de su filial Logirail, tal y como hará previsiblemente con los servicios en tierra –gestionados también por Ferrovial–, en un proceso que ha de recibir la autorización del Ministerio de Hacienda. De seguir este camino, que de igual modo ha de ser aprobado por el departamento que dirige María Jesús Montero, los alrededor de 1.800 trabajadores de Ferrovial se subrogarían a Logirail. La tercera posibilidad para Renfe es prescindir de estos servicios, pero se antoja la más remota a tenor de la oferta comercial que ha aprobado para los próximos años.