Telefónica ha sorprendido al mercado con la venta de más de 30.700 torres de telefonía móvil de Telxius a American Towers Corporation por 7.700 millones de euros en efectivo. En cuanto se apruebe la operación, a lo largo de este año, la transferencia arrojará una decena de impactos directos e indirectos, no sólo para Telefónica sino también en el conjunto del sector de infraestructuras de telecomunicaciones. La teleco ha logrado los mayores múltiplos de valoración del sector, cifrados en 30,5 veces oibda de la compañía. Entre otros detalles, la venta comenzó a gestarse a comienzos del pasado noviembre, siempre con negociaciones a través de videotelefonía, hasta culminar la segunda mayor transferencia de torres de la historia en un entorno de triple confinamiento: por la pandemia, por la borrasca Filomena y por la intensidad propia de una transacción de este tamaño. Por lo pronto, el grupo español reduce su perímetro de infraestructuras de forma histórica, pero lo hace en el momento más oportuno posible, con unas plusvalías de 3.500 millones de euros, derivados de unos ingresos extraordinarios de 3.850 millones de euros (correspondiente al 50,01% del capital en Telxius).
Sus socios en Telxius también tienen motivos para descorchar champán: KKR, con el 40% del capital en la sociedad en venta, inyectará 3.080 millones de euros, un 140% más de lo que apostó hace tres años, mientras que Pontegadea (9,99%) espera unos 770 millones de euros, por lo que duplicará la inversión del verano de 2018. A corto plazo también se esperan ventas de negocios de cable submarino, así como de los retales de emplazamientos móviles, especialmente la joint venture británica con Vodafone. Telefónica Infra pierde su principal activo y American Towers entra en el mercado europeo y latino por la puerta más grande, sin solapamientos laborales a la vista.
1. Mordisco a la deuda.
Telefónica estima que podrá reducir su deuda en 4.600 millones de euros una vez completada la transferencia. Al cierre del tercer trimestre de 2020, el apalancamiento del grupo se cifraba en 36.676 millones de euros (42.992 millones si se incluyen los arrendamientos). Si a lo anterior se añade un recorte medio de 500 millones de euros por trimestre por otras actuaciones -especialmente la aportación del flujo libre de caja-, el grupo podría aspirar a rebajar su pasivo hasta los 31.500 millones de euros. El ratio de apalancamiento (deuda neta/oibda) se reducirá en tres décimas, frente al 2,77 actual (incluido arrendamientos), hasta los 2,47 aproximadamente. Aún con esas, el ratio aun no alcanzaría los niveles de Orange, de 2,04 veces, por ejemplo, ni tampoco el de la media del merecado.
2. Subidón en bolsa.
La compañía que preside José María Álvarez-Pallete lleva buscando estímulos para su acción de forma permanente y por fin lo ha recibido con contundencia en la mañana de este miércoles nada más desvelar la operación. El aplauso del parqué ha impulsado los títulos el 10% al inicio de la sesión, para situarse al cierre de la sesión en el 9,67%, hasta los 3,95 euros por acción.
3. Pingüe negocio.
En términos de precio, el negocio de Telefónica se antoja redondo, con valoraciones comparables muy superiores a las del resto del sector. Por ejemplo, en la desinversión de las antenas de Telefónica Alemania a Telxius, realizada en junio de 2020, se valoraba cada emplazamiento en 148.000 euros y un múltiplo de 23 veces EV/oibda. Apenas seis meses después, Telxius transferirá esas mismas torres germanas -junto con las españolas, brasileñas, peruanas, chilenas y argentinas- con un múltiplo de 30,5 veces y un precio medio por torreta de 250.000 euros. Pese a que las comparaciones resultan extremadamente complicadas en este sector -con muchos elementos cualitativos en juego- Telefónica ingresará un 40% más por las torres de lo que hará Hutchison con la venta de sus emplazamiento a Cellnex. Por otra parte, los riesgos regulatorios de la operación apenas existen, ya que la transferencia no requiere aprobación regulatoria ni tampoco impacta sobre las operaciones de Telefónica, debido al acuerdo estratégico de uso establecido con American Towers.
4. Fiesta en KKR y Pontegadea
Los compañeros de viaje de Telefónica en Telxius tienen motivos para dar saltos de alegría. La firma de capital riesgo KKR adquirió en noviembre de 2017 el 40% de Telxius por 1.275 millones de euros. Poco más de tres años más tarde, la firma de inversión lo realizará por encima de los 3.080 millones, lo que supone un 141% más. Algo parecido sucede con Pontegadea, sociedad patrimonial de Amancio Ortega, que en julio de 2018 compró el 10% de Telxius por 379 millones, y ahora lo vende por más del doble, unos 770 millones de euros.
5. American Towers irrumpe en Europa.
El líder mundial del negocio de infraestructuras de telecomunicaciones aterriza en el Viejo Continente. Y lo hace por casi la única vía posible, una vez que el resto de los gigantes europeos disponen de sus propias filiales especializadas en emplazamientos de móvil, como sucede con Vodafone y Orange. El grupo estadounidense ha tenido que pagar a precio de oro su ofensiva, pero también aprovecha el factor de oportunidad en un mercado ya casi repartido. De forma colateral, este transferencia supone un contratiempo para Cellnex, que verá limitado su crecimiento a futuro a través de adquisiciones. Pese a que las condiciones en el negocio de las torres de telefonía se negocian a largo plazo, la presencia de American Towers en Europa dinamizará la competencia, con las ventajas de precio que eso representa para los clientes.
6. Reducción del perímetro.
Telefónica reduce sus activos en infraestructuras de telecomunicaciones sin que ello afecte a su servicio. En concreto, Telefónica se desprende de las torres de Telxius, pero conserva el 50% de la 'joint venture' británica con Vodafone, así como al cable submarino de Telxius, que no entra en la operación. También mantiene la fibra óptica, considerada intocable en la compañía y casi tan estratégica como sus cuatro grandes mercados: España, Brasil, Alemania y el Reino Unido. Al adelgazamiento de Telefónica se añaden las ventas de los negocios en Latinoamérica, cuyas filiales de Hispanoamérica están desde hace más de un año en el escaparate.
7. Descapitalización de Telefónica Infra.
La filial de infraestructuras de Telefónica queda reducida a la mínima expresión en cuando la sociedad se desprenda de los activos Telxius, por lo que quedará casi vacía de actividad y sentido. A modo de balance, Telefónica Infra ha cumplido el objetivo para el que fue creado: poner en valor un portafolio único de activos, enfocándose en el desarrollo y monetización de torres, sistemas de antenas distribuidas, data centers, proyectos 'greenfield' de fibra óptica o cables submarinos, entre otros. La subsidiaria reúne en Infra también servicio a terceros operadores, aunque este negocio es residual una vez descartado Telefónica.
8. ¿Venta del 50% de Cornerstone?
Una vez que Telefónica se desprenda de sus torres de telefonía de Telxius, algunos analistas podrían aventurar la venta de las torretas del Reino Unido que actualmente mantiene en la joint venture con Vodafone, en Cornerstone. Podría colocarse en American Towers u otra compañía, aunque esa operación se presume compleja, ya que se trataría de la venta del 50% de una sociedad. Asimismo también tendría sentido mantener dichos activos en el perímetro de O2, con la generación recurrente de ingresos y ebitda que ello representa.
9. ¿Venta del cable submarino y los data centers?
Telefónica dispone de 100.000 kilómetros de cable submarino , valorados en 2.000 millones de euros, y que ahora tiene todos los visos de cambiar de dueño. Conservarlo en el grupo resultaría extraño, tanto económicamente como estratégicamente. Además, existe un selecto puñado de empresas y fondos de capital riesgo interesados en esos activos. Ahora bien, no parece que los titanes de Internet entren en la puja, ya que por ahora prefieren desplegar sus propios cables, a la medida de sus capacidades superlativas.
10. A salvo el empleo de Telxius.
En el contrato de compraventa acordado existe una cláusula de mantenimiento de empleo que garantizará la ocupación de los 250 trabajadores de Telxius involucrados en la venta. Todos ellos se transferirán junto con el resto de los activos de la compañía a American Towers y podrán seguir desempeñando su actividad una vez que la compañía estadounidense no dispone de personal ni en Europa ni en Latinoamérica. Por tanto, no se producen solapamientos laborales, algo que sí podría haber sucedido si el comprador hubiera sido Cellnex.