
El próximo 26 de enero se celebra la primera subasta para adjudicar un precio fijo por la producción eléctrica a las centrales renovables ganadoras y se esperan precios muy bajos, de unos 25 euros por MWh, prácticamente la mitad del precio del mercado mayorista en los últimos años y muy por debajo de las previsiones del próximo quinquenio, de 40 a 45 euros por MWh.
Más de uno opina que la señal económica de las pujas va a acabar con el mercado de contratos de compraventa de energía a largo plazo (PPA) -que ya suma 7 GW en la Península Ibérica-, donde los precios, dependiendo de la duración del acuerdo de entrega de la energía y de otros elementos, rondan los 35 euros por MWh.
Como la rentabilidad tiene que ir en función del riesgo y del precio del dinero, consultores de prestigio apuntan que de las subastas se tendrían que obtener valores del 3%, mientras que con los PPA rondan el 5% y con la opción de cobrar únicamente el precio del mercado -merchant, en jerga sectorial- habrían de subir hasta el 7% o el 8%.
Atendiendo a esas cifras, algunos creen que habiendo más de 80 GW con derechos de acceso y conexión concedidos, que deben ejecutarse en los próximos cinco años, so pena de perder los avales, deberían de caber esas tres opciones, cada una con su riesgo y su rentabilidad, a pesar de que el Gobierno ha presentado un calendario de pujas de unos 3.000 MW anuales para los próximos ejercicios.
Sin embargo, falta una cuarta opción muy relevante, capaz de comerse la mayor porción del pastel de las energías limpias: las instalaciones promovidas por actores verticalmente integrados, que no tienen como referencia el precio del mercado mayorista, sino el precio de venta al cliente final, esto es, las eléctricas clásicas -Iberdrola, Endesa, Naturgy y EDP-, a las que se han unido las petroleras Repsol y Total, que han entrado en el negocio adquiriendo relevantes bolsas de clientes para minimizar su riesgo.
Modelos de negocio complejos y variados
Estas compañías pueden aplicar estrategias y modelos de negocio mucho más complejos y variados que las demás, combinando varios tipos de suministros y servicios relacionados, desde la eficiencia energética hasta la generación distribuida y el autoconsumo, pasando por la movilidad. No dependen ni de las subastas -que rechazan- ni de los PPA, aunque vayan a aprovecharlos.
Estos grandes actores pueden desarrollar tal cantidad de renovables en los próximos e inmediatos años como para dejar las subastas solo para tecnologías que precisan ayudas y serán necesarias, como la biomasa, la solar termoeléctrica o el almacenamiento, reducir los PPA de terceros a la mínima expresión y anular totalmente la venta a merchant.