ENDESA
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Endesa prevé aumentar su beneficio ordinario un 12% hasta 2023, alcanzando los 1.900 millones de euros, sobre los 1.700 millones que espera este 2020. Supone retrasar un ejercicio la meta fijada anteriormente, básicamente por la incertidumbre derivada de la Covid-19. Mantendrá, no obstante, la política de dividendos, con un pay out del 100% este año, del 80% en 2021, y del 70% en 2022 y 2023, reflejando el compromiso inversor de la compañía: subirá un 25% con relación al anterior Plan, hasta los 7.900 millones; en total, retribuirá al accionista con unos 4.700 millones durante el período. Con vistas a 2030, la empresa desembolsará unos 25.000 millones en el proceso de descarbonización.
Así se recoge en la documentación que la compañía dirigida por José Bogas ha remitido esta mañana a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), incluyendo información específica sobre el reparto del dividendo, un día después de que su matriz italiana, Enel -propietaria del 70% de la eléctrica española- presentara su propia actualización del Plan Estratégico.
La italiana ya desveló ayer varias claves de las cuentas de la compañía, como la inversión estimada de los próximos tres años, de 7.900 millones, un 25% más elevada que los 6.300 millones anunciados hace una año, con su Plan para el trienio de 2020 a 2022.
De esa inversión total, el grueso, un 48%, será para aumentar la cartera de renovables con 3.900 MW adicionales -podría conectar 7.300 MW de 2021 a 2025-, seguido por las redes y las infraestructuras, con el 33%; la generación convencional recibirá 700 millones. Durante la multiconferencia con los analistas, Luca Passa, director financiero, señaló que los activos de renovables tienen una rentabilidad sobre el capital invertido (TIR-WACC) de 200 puntos básicos.
Por otro lado, confía en aumentar la venta de electricidad un 8% y un 7% el número de clientes, alcanzando los 6,1 millones. Buena parte del crecimiento en el entorno del cliente final dependerá de la evolución de nuevos negocios y servicios, desarrollados por Enel X, cuyo margen bruto debería duplicarse hasta los 200 millones, a pesar de que en los últimos años su evolución ha sido más lenta de lo esperado.
En todo caso, vaticina que el consumo de sus clientes suba un 22%, en buena medida con contratos inteligentes, que espera catapultar, con su nueva oferta Única y con plataformas para gestionar la mayor complejidad. El coste operativo por cliente debería bajar un 12% y las eficiencias acumuladas en el período, en el conjunto de la compañía, rondar los 400 millones.
También cuenta con haber instalado 56.000 puntos de recarga para vehículos eléctricos, frente a los 8.000 con los que cerrará este 2020, con inaugurar el negocio de la gestión de la demanda y disponer de 1 GW, con conectar 277 MW de baterías al parque de renovables y con desarrollar el hidrógeno: tiene 22 proyectos susceptibles de materializarse si reciben subvenciones europeas, si bien se muestra prudente con su desarrollo durante los próximos tres años.
El resultado bruto sube un 10%, pero se ralentiza por la pandemia
Estos planes se traducen en un incremento del resultado bruto operativo (ebitda) del 10% para todo el período, desde los 3.900 millones con los que cerrará este ejercicio hasta los 4.300 millones de 2023. Las renovables deberían duplicar su aportación, hasta los 600 millones, y las redes de distribución añadir otros 100 millones.
Estas cifras discrepan de las facilitadas ayer por Enel, que apuntan a una pérdida de peso de Endesa en el conjunto del Grupo, desde el 24% del ebitda ordinario este 2020, unos 4.300 millones, hasta el 19% en 2023, con un máximo de unos 4.050 millones. Endesa, preguntada por elEconomista, explica que responde a la diferente contabilización de ciertas provisiones en la cuenta de resultados, entre otros ajustes.
Además, la nueva evolución del ebitda supone una ligera rebaja de las expectativas de 2021 y 2022: si hace un año esperaba 4.100 millones en el primero y 4.300 millones en el segundo, ahora augura 4.000 millones y 4.100 millones, respectivamente. Bogas explicó que la rebaja quiere "dar sentido a la incertidumbre" provocada por la pandemia.
"No sabemos si el año que viene acabaremos con esta pesadilla -dijo- y podemos sufrir más impacto del previsto; por eso debemos ser prudentes con la evolución de la demanda o de los precios de la energía, y por eso hemos reducido un poco nuestro resultado en 2021 y 2022, y seguimos en 2023. Lo destacable es que casi mantenemos lo previsto hace un año".
José Bogas: "No sabemos si el año que viene acabaremos con la pesadilla de la pandemia y podemos sufrir más impacto del previsto; por eso debemos ser prudentes con la evolución de la demanda o de los precios de la energía, y por eso hemos reducido un poco nuestro resultado en 2021 y 2022, y seguimos en 2023. Lo destacable es que casi mantenemos lo previsto hace un año"
Bogas añadió que "por otro lado estamos aumentando nuestra inversión, porque estamos absolutamente convencidos de hemos estado trabajando para preparar la compañía para la transición energética, la digitalización, con el foco en la eficiencia y centrados en el cliente; estamos muy bien preparados para este futuro".
Mantenimiento de la política de dividendo a 2023
A partir de esos números, la compañía augura un crecimiento del beneficio ordinario -excluyendo atípicos- del 12%, desde los 1.700 millones a cierre de 2020 -serán 2.000 millones en términos reportados-, hasta los 1.900 millones al final del período, con un reparto de 4.700 millones en dividendos durante el trienio.
Lógicamente, la moderación de la senda de crecimiento del ebitda se traslada también al beneficio y al dividendo: de 1.800 millones de 2021 (1,4 euros por título) y 1.900 millones en 2022 (1,3 euros por título), se pasa a 1.700 millones (1,3 euros por título) y 1.800 millones (1,2 euros por título), respectivamente. Por eso el volumen del beneficio -los 4.700 millones- es el mismo en el trienio de 2020 a 2022 que en el de 2021 a 2023.
El mercado parece haber entendido los argumentos de la compañía y los analistas de Morgan Stanley y Exane BNP Paribas han manifestado su conformidad; los mercados al mediodía rebajaban su cotización poco más del 1%.
Sea como fuere, el Consejo de Administración de la eléctrica aprobó el lunes una prolongación de la política de dividendos hasta 2023, tal y como adelantó elEconomista: tendrá un pay out del 100% este año, del 80% en 2021, y del 70% en 2022 y también en 2023, en una rebaja que refleja el esfuerzo inversor de la compañía.
El endeudamiento subirá en 2.900 millones, situando la deuda neta en el entorno de los 10.200 millones en diciembre de 2023, pero el coste se reducirá, desde el actual promedio del 1,8% hasta el 1,4%. Al igual que la matriz italiana, la empresa apostará por la deuda sostenible, que crecerá desde el 45% actual hasta el 60% del total; era el 27% en 2019.
Horizonte 2030
Al igual que Enel ayer, Endesa ha facilitado unas expectativas del negocio a 10 años vista, directamente ligadas al proceso de descarbonización: espera invertir 25.000 millones, de los que un 40% irían a la red de distribución, otro 40% a renovables -alcanzaría los 18.000 MW y un 80% del parque no emitiría CO2-, y confía en suministrar energía y servicios a siete millones de clientes, así como haber instalado 575.000 puntos de recarga para vehículos eléctricos.
Los números, a pesar de se impresionantes, recogen un descenso del crecimiento estimado para el próximo trienio. Por ejemplo, únicamente considera un aumento de 1GW anual en renovables. Passa explicó a los analistas que la estimación se deriva de la actual cartera de proyectos de la compañía, de 26 GW, y de las expectativas de rentabilidad: "si se mantienen los niveles actuales, aceleraremos el crecimiento", aseveró.