Las negociaciones entre Unicaja y Liberbank para decidir el control que cada entidad tendrá sobre el nuevo grupo resultante serán claves para sacar adelante la fusión. La unión, precisamente, ya se frustró en mayo de 2019 ante la imposibilidad de ponerse de acuerdo en la ecuación de canje. Mientras Unicaja aspiró entonces a controlar el 60% del nuevo banco, lo que dejaba a Liberbank un control del 40%, el grupo asturiano quería elevar su poder a en torno un 45%-47%, dejando al banco de origen andaluz un peso de entre el 53%-55%. Sin embargo, en esta segunda oportunidad que se han dado, las pretensiones no difieren mucho a las de entonces.
Según informan fuentes financieras a este periódico, desde Liberbank se plantea que "lo lógico" sería tener un peso superior al 40%. No obstante, el mercado mantiene el mismo canje que hace un año y medio para la entidad que resultaría de la unión: un 60% para el banco andaluz y el 40% restante para la entidad de origen asturiano. Del lado de Unicaja, fuentes conocedoras de la operación apuntan a que el precio justo será el que se negocie y no el que marque una de las partes de forma inmutable. Sin embargo, lo que sí parece inmutable es que el grupo que preside Manuel Azuaga tendrá el mayor protagonismo en peso del nuevo banco.
Además de la valoración en bolsa de cada una de las entidades, los grupos también tendrán que tener en cuenta otros aspectos para calcular el canje como los activos, la liquidez, la solvencia, los beneficios o la cobertura del riesgo, este último punto, apuntan las mismas fuentes, que será muy relevante en la negociación.
Unicaja cerró el primer semestre del año con unos activos improductivos (créditos dudosos más ladrillo) de 2.400 millones de euros, para los que mantiene una tasa de cobertura del 61,6%. Por su parte, Liberbank tenía a cierre de junio otros 2.150 millones de euros en activos improductivos, con un ratio de cobertura inferior, concretamente del 50%.
El informe de los analistas de UBS destaca que si las dos entidades se unieran tendrían que destinar aparte unos 270 millones de euros para elevar la tasa de cobertura de los activos de improductivos hasta el 65%. Esta cifra se sumaría a los costes de reestructuración que tendría que asumir el nuevo grupo para evitar duplicidades.
La realidad es que cada entidad mantiene el fuerte de su negocio en zonas distintas. Mientras Unicaja tiene más presencia en Andalucía y Castilla y León (tras absorber EspañaDuero); Liberbank sobresale en Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha y Extremadura. Por tanto, según apuntan los analistas, para eliminar las duplicidades haría falta recortar el 10% de la red, lo que supondría un coste aproximado de unos 290 millones de euros, pero que, a través de los años, generaría unos ahorros anuales de en torno a 100 millones de euros.
Duplicidades
Unicaja cuenta en la actualidad con 1.028 sucursales, mientras que Liberbank suma 579. En total, el nuevo grupo sumaría 1.609 oficinas, que con el ajuste del 10%, se quedarían reducidas a unas 1.445 sucursales. No obstante, fuentes cercanas a la operación recuerdan que las sinergias no solo vendrán de la reducción de la red, también se ajustarán los Servicios Centrales y se aprovechará la digitalización para hacer más eficientes los procesos internos.
Según fuentes sindicales, la mayor preocupación la plantearían las duplicidades en los servicios centrales de la entidad fusionada, así como la posible ubicación de los mismos. Unicaja, con sede central en Málaga, tiene sus servicios centrales repartidos entre esta ciudad y Madrid, mientras que Liberbank los tiene en Asturias y en Madrid, aunque con más peso en el Principado. En cuanto a las oficinas, Cáceres, Ciudad Real y Madrid son las áreas en las que se darían los mayores solapamientos.