Empresas y finanzas

¿Habrá sido el teletrabajo un mal sueño? Cuando el coronavirus sea historia no deberíamos volver al punto de partida

  • La crisis sanitaria ha pillado con el pie cambiado a la mayoría de las empresas
  • Las claves: definir bien objetivos, hacer un seguimiento de las tareas...
  • ... formar a los trabajadores y contar con espacios adecuados
Imagen: Dreamstime

A la fuerza ahorcan. O eso deben pensar los miles de trabajadores que de la noche a la mañana han sido enviados a sus casas para seguir desde allí su actividad laboral. Para los más afortunados la medida no es una novedad porque, en mayor o menor medida, sus empresas ya habían incorporado el teletrabajo a sus sistemas organizativos. Pero para la gran mayoría la llegada del trabajo deslocalizado ha sido como si les arrojaran a una piscina vestidos y, a veces, sin saber nadar. Y es que lo que no habían logrado los avances tecnológicos ni las recomendaciones de los expertos en productividad, parece que lo está consiguiendo el Covid-19.

Según un informe de InfoJobs publicado el pasado mes de septiembre, solo dos de cada 10 trabajadores tienen permitido teletrabajar en España. Otro estudio, esta vez de la consultora Hays, publicado en febrero de este año, en la víspera de la crisis sanitaria, actualizaba en clave positiva estas negras perspectivas al estimar en siete de cada 10 las empresas que tienen previsto incrementar sus opciones de teletrabajo durante 2020… Hoy esos porcentajes se han visto disparados al alza.

"El coronavirus está acelerando la flexibilidad y teletrabajo de nuestro sistema laboral. Pero está por ver si cuando pase esta crisis se instaura en más empresas o si volvemos a la situación anterior. Y yo me inclino por lo segundo, porque si ahora se está recurriendo a esta medida no es pensando en el trabajador, sino para mantener la actividad de la empresa", reflexiona Salvador Sicart, director de Hays Response en España.

David Blay, autor de ¿Por qué no nos dejan trabajar desde casa? (Bubok, 2014), coincide con el diagnóstico. "El principal problema es que la mayoría de las empresas que recurren ahora al teletrabajo lo están haciendo por obligación, no por convencimiento".

El curso de los acontecimientos ha pillado con el pie cambiado a la mayoría de las empresas. Nadie estaba preparado para un éxodo masivo de trabajadores desde las sedes corporativas a los hogares. En esas condiciones, infinidad de aspectos dificultan el mantenimiento normal de la actividad. El primer obstáculo es de carácter técnico. "Hay que montar una oficina en casa de los empleados, y hay aspectos relacionados con la seguridad y la capacidad de los ordenadores que probablemente no sean los idóneos", expone Sicart.

España viene de una tradición presencialista muy arraigada

Pero la principal barrera es cultural. Joan Pons, CEO de WorkMeter recuerda que España viene de una tradición presencialista muy arraigada. "Muchos aún sienten vértigo ante la perspectiva de perder esa falsa sensación de control que brinda poder 'ver' al trabajador sentado en su sitio". "También surgen muchas dudas sobre cómo se realiza el trabajo en equipo, pues la costumbre es ir a la mesa del compañero para hacerle unas consultas o resolver dudas, y esto tiene que cambiarse ahora por el uso de herramientas digitales", comenta.

Para los neófitos en teletrabajo llevarse la faena a casa puede resultar chocante al principio. David Blay cree que es imprescindible una formación mínima que ayude a las personas a aclimatarse a las nuevas circunstancias. "Con unos consejos básicos en una semana ya deberías estar familiarizado con las nuevas rutinas. En ese lapso ya sabes los tiempos que te lleva hacer cada asunto y también descubres una serie de ventajas como la ausencia de distracciones, que te permiten ir más rápido". ¿Cuáles serían algunos de esos consejos? "Es muy importante que pienses en términos de objetivos y que te marques un horario para todo. Incluso para las pausas, para hacer una tabla de gimnasia en casa o para bajar a la calle a hacer la compra", destaca.

"El teletrabajo puede llama la atención del talento y convertirse en un reclamo para captarlo y retenerlo"

Desde WorkMeter también reivindican las mediciones como la mejor manera de convencer a los más escépticos. "Por supuesto que se puede ser igual de productivo o más trabajando desde casa", asegura Joan Pons. "La clave está en que tanto el teletrabajador como su jefe cuenten con métricas fiables sobre el rendimiento y sobre qué tiempos se está destinando a cada tarea. De esta manera ambos saben en qué trabajos están obteniendo un mejor rendimiento y en cuáles no", explica. Y pone un ejemplo. "A los teletrabajadores les suele costar distribuir su tiempo en torno a prioridades, y muchas veces prefieren terminar la actividad que están realizando en ese momento antes de pasar a la siguiente. Los sistemas de medición permiten distribuir mejor esos tiempos".

Punto de partida

Aunque todo el mundo habla de medida "temporal", lo cierto que hoy por hoy nadie puede aventurar cuánto tiempo va a prolongarse esta situación. Si hace unos días la pregunta era: "¿se puede pasar de no teletrabajar a teletrabajar de un día para otro?", la que empieza a surgir ahora es: "¿se puede hacer de forma indefinida y sin perder los índices de productividad motivación?" Daniel Medina, socio fundador de Opinno, piensa que la respuesta a ese interrogante depende en buena medida de la situación de la que se parta. "En empresas con una cultura de trabajo por objetivos, en las que los trabajadores estén más acostumbrados a gestionarse de manera autónoma, podrán adaptarse más rápidamente, al igual que en aquellas otras con experiencia en trabajo basado en metodologías ágiles". En esos casos, abunda, "sólo necesitarás contar con las herramientas digitales adecuadas para la comunicación y el reporte del trabajo".

Por una mera cuestión de recursos, las grandes compañías siempre van a tener una ventaja significativa frente a las pymes. Pero tanto para unas como para otras, apunta Medina, la adaptación a esta modalidad laboral nunca podrá funcionar si "no se definen bien los objetivos y se acotan en el tiempo; no hay una asignación y un seguimiento correcto de las tareas; no se dispone de una fuerza de trabajo formada y comprometida, o no existe un espacio propicio para poder trabajar deslocalizado".

Antes de que el coronavirus entrara en nuestras vidas, empresas como WordPress o GibLab, esta última con empleados desplegados por 65 países, ya se encargaron de demostrar que se puede funcionar con el 100% de la plantilla trabajando desde casa. "Tecnología hay de sobra, lo que falta es voluntad", insiste David Blay. Con virus o sin él, sin embargo, todo parece indicar que esa tendencia cambiará. Y lo hará, opina Salvador Sicart, por una mera cuestión de supervivencia empresarial."La situación del mercado laboral nos demuestra que cada vez cuesta más encontrar el talento que necesitan las empresas, y que, al mismo tiempo, la rotación está aumentando. El teletrabajo puede llamar la atención de ese talento y convertirse un reclamo para captarlo y retenerlo", afirma.

Para José Luis Casal, advisory board member de Bookker, una de las principales lecciones que vamos a extraer de esta crisis es que se va a demostrar que las empresas "no solo pueden soportar escenarios de teletrabajo, sino que, con una buena gestión, serán más rentables, los trabajadores estarán más contentos y serán más productivos. Por no hablar del impacto positivo en términos de consumo energético, contaminación o gestión del tiempo". Eso sí, para que esto suceda, una vez el coronavirus sea historia, no deberíamos volver a la casilla de salida como si todo hubiera sido un mal sueño. Casal: "Las empresas tendrán que saber gestionar los espacios de trabajo y evolucionar hacia culturas máscolaborativas y orientadas a objetivos. Tendrán que cambiar el chip".

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