
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha apuntado este lunes al riesgo que puede suponer la ralentización de la economía para el sector financiero ya que un menor flujo de renta en los agentes tiene impacto en sus decisiones de gasto e inversión. El gobernador aseguró que, en el caso de los hogares, podrían reducir la creación de empleo y el crecimiento salarial, mientras que en el caso de las empresas no financieras, disminuiría el avance de sus beneficios. "Todo ello conllevaría que los niveles de endeudamiento tanto privados como públicos podrían terminar siendo más elevados de lo esperado, con implicaciones adicionales tanto en las decisiones de gasto como en la percepción de los mercados financieros sobre la senda de sostenibilidad de la deuda", aseveró.
Asimismo, dijo que un eventual deterioro del contexto macroeconómico también afectaría a las entidades de depósito porque, a la disminución del valor de algunos de sus activos, se uniría una demanda de crédito menor. "Además, la calidad del activo podría empeorar, dado que la capacidad de pago de sus acreditados se vería negativamente afectada. Encontrarían asimismo más dificultades para continuar desprendiéndose de sus activos improductivos", destacó. Al respecto concluyó que las cuentas de la banca se verían sometidas a presiones a la baja. "Esto es especialmente relevante en un contexto, como el actual, en el que la rentabilidad de los bancos presenta unos registros reducidos", señaló.
Por otro lado, dijo que la ralentización y la incertidumbre geopolítica puede llevar a que los participantes de los mercados financieros revalúen su percepción del riesgo. "Esto haría que las primas de riesgo de los instrumentos financieros, actualmente muy comprimidas, aumentaran, lo que reduciría la valoración de los activos y, por tanto, la riqueza y el valor de los colaterales", dijo.
Amenaza de las 'Big Tech'
Por otro lado, De Cos apuntó a la necesidad de regular a las grandes compañías tecnológicas para mitigar los futuros riesgos que puedan suponer para la estabilidad financiera, la protección para el consumidor, para la competencia y la privacidad de los datos. "Se hace necesario analizar en profundidad estos riesgos potenciales y, en caso necesario, modificar el marco regulatorio para mitigarlos", aseguró De Cos en su intervención en la Convención Anual Financiera celebrada por la Asociación de Mercados Financieros (AMF). La declaración de De Cos sobre la necesidad futura de regular a estos gigantes tecnológicos está en línea con la insistencia del Banco Central Europeo (BCE) por hacerlo.
El gobernador señaló que las nuevas tecnologías pueden afectar a las entidades bancarias en distintas dimensiones, que abarcan desde un posible riesgo de excesiva dependencia de unos pocos proveedores de servicios tecnológicos, a presiones adicionales sobre su rentabilidad, pasando por implicaciones en sus modelos de negocio actuales. En esta línea, ha recordado el interés reciente en los últimos años por parte de las empresas tecnológicas globales en la provisión de servicios financieros. "Es evidente que su tamaño, su base de clientes, su reducida estructura de costes y la gran cantidad de datos de los que disponen, unida a su capacidad tecnológica, hacen que estas empresas tengan potencial para modificar la estructura actual del sistema financiero", dijo. A su juicio, un ejemplo de la capacidad disruptiva de la tecnología en el ámbito financiero es el desarrollo de los denominados criptoactivos, y en particular las llamadas stablecoins, de los que el proyecto Libra es el que mayor atención ha recibido.
De Cos hizo alusión a los riesgos ya señalados por el G7 sobre las criptomonedas por cuestiones legales, regulatorias y de supervisión. Para proporcionar una adecuada respuesta a estos retos, el Foro de Estabilidad Financiera prevé analizar en los próximos meses los actuales enfoques supervisores y regulatorios y determinar si resultan adecuados para afrontar las consideraciones de estabilidad financiera y riesgo sistémico que pueden emerger por características concretas de una stablecoin o por su funcionamiento conjunto, según señaló el gobernador. "Tras esta revisión, y si se considerase necesario, se propondrían respuestas multilaterales, entre las que se podría encontrar el desarrollo de enfoques supervisores y reguladores a nivel global que permitan afrontar estas cuestiones de estabilidad financiera y riesgo sistémico". Además, el comité de Basilea valora en la actualidad las implicaciones para los bancos y los supervisores de un aumento en el uso de las stablecoins, así como el papel que podrían jugar las entidades en este segmento.
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