
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha reconocido hoy que el actual contexto de "menor dinamismo económico" hace "más probable" que se prolongue el período de bajos tipos de interés, con lo que la rentabilidad de la banca se verá sometida a una presión a la baja "adicional". Por ello, el gobernador ha pedido al sector que incremente su eficiencia y mejore la calidad de sus balances para lidiar con esta situación que puede tener efectos nocivos para su rentabilidad.
La banca de la zona euro lleva años luchando contra un entorno de bajos tipos de interés que está lastrando su negocio principal, la intermediación financiera. El margen por este negocio se ha desplomado a medida que los tipos de interés (la materia prima de la banca) se hundían tras la crisis de 2008. Ahora mismo, el BCE mantiene el tipo de interés principal de refinanciación en el 0%, el de la facilidad de depósito en el -0,5% (lo que obliga a pagar a la banca por su exceso de liquidez) y el de marginalidad de crédito en el 0,25%.
Mejorar sus balances
En su intervención en unas jornadas financieras organizadas por KPMG, De Cos ha explicado que, en este entorno macroeconómico, los bancos deben "perseverar" en mejorar la calidad de sus balances, elevar sus niveles de eficiencia y solvencia y redoblar sus esfuerzos para mejorar su reputación.
"La revisión a la baja de las perspectivas económicas globales es el principal argumento que justifica un cierto deterioro del balance de los riesgos para la estabilidad del sistema financiero español", ha dicho.
Según las últimas previsiones, revisadas a la baja recientemente por la entidad, la economía española crecerá un 2% en 2019; un 1,7% en 2020 y un 1,6% en 2019.
A escala regional, ha aumentado el riesgo de que se produzca un Brexit sin acuerdo y Alemania está al borde de una situación de recesión económica. Por su parte, en España persiste la incertidumbre sobre la marcha futura de las políticas económicas, situación que debería resolverse tras la celebración de las elecciones generales en noviembre.
Unos riesgos mayores
El menor dinamismo económico y una eventual materialización de los riesgos geopolíticos pueden tener implicaciones para la estabilidad financiera a través de distintos canales. En primer lugar, puede llevar a que los participantes de los mercados financieros revalúen su percepción del riesgo. Esto haría que las primas de riesgo de los instrumentos financieros, actualmente muy comprimidas, aumentaran, lo que reduciría la valoración de los activos y, por tanto, la riqueza y el valor de los colaterales.
Estos desarrollos podrían afectar en mayor medida a los segmentos más vulnerables como el de la deuda con peor calidad crediticia, incluyendo los préstamos apalancados y los CLOs, y a los mercados con valoraciones elevadas, y podrían extenderse a otros activos.
Además, en segundo lugar esto puede afectar a la renta de las familias y a las expectativas de las empresas, lo que puede reducir los niveles de consumo e inversión. "En el caso de los hogares, podrían reducir la creación de empleo y el crecimiento salarial. En el de las empresas, disminuiría el avance de sus beneficios".
La economía y la deuda
Y "este menor dinamismo económico puede tener implicaciones negativas tanto para las valoraciones de los activos financieros y reales como para las rentas de los agentes, incrementando sus niveles de endeudamiento".
De Cos cree, asimismo, que en España, las políticas económicas deben centrarse en reducir las vulnerabilidades que todavía se mantienen en nuestra economía, como el endeudamiento público y exterior, y en incrementar el crecimiento de medio y largo plazo a través de la implementación de las reformas estructurales adecuadas.
Y en este contexto, ha añadido, "sería deseable que, tras las elecciones, se conformara un Gobierno estable que redujera la incertidumbre sobre el curso futuro de las políticas económicas, diera un nuevo impulso a las reformas estructurales y retomara el proceso de consolidación fiscal".
En cuanto a la política macroprudencial, ha considerado que debería enfocarse en reducir la potencial generación de riesgos que puedan afectar a la estabilidad financiera y en la acumulación de colchones que puedan utilizarse en eventuales escenarios macroeconómicos más adversos.
También ha abierto la puerta a la posibilidad de que se active el colchón anticíclico (CCA) -que es una reserva de capital que las entidades deben acumular en periodos de bonanza para reforzar su solvencia- en 2021.
De momento, el Banco de España ha decidido mantenerlo en el 0% durante el cuarto trimestre de 2019, pero, en el caso de que se confirmen las previsiones sobre el escenario central de la economía española, a principios de 2021 "diversos indicadores de referencia superarían los umbrales de activación".
En cualquier caso, De Cos ha recordado que si se activa este instrumento macroprudencial, las entidades de crédito afectadas contarían con un plazo de doce meses para cumplir con el requerimiento.