En los últimos años, el número de españoles que se plantea un cambio en su carrera profesional se ha disparado. No hay más que ver datos como los de las dimisiones, la mayoría de los asalariados con un contrato indefinido. Si la Gran Recesión entre 2008 y 2013 acabó con el mito del trabajo para toda la vida, la pandemia supuso una reordenación de las prioridades para muchos profesionales que, con cada vez mayor frecuencia, se hacen la pregunta: "¿Me quedo o me voy?".
En esto contexto, la experta en consultoría de profesionales en transición, coach laboral y Top Voice de LinkedIn, Eva Verde aporta las claves que deben tener en cuenta las personas que se encuentran en esta encrucijada. Y su consejo es claro: "No se trata de huir y correr, sino de crear las condiciones para un desarrollo de carrera con sentido para seguir creciendo a lo largo de todos los años de nuestra vida profesional".
En un encuentro digital organizado por elEconomista.es, la experta respondió a las preguntas formuladas por los lectores de este periódico sobre los riesgos e incertidumbres que surgen en un momento de cambio profesional. Verde recuerda que cada caso es particular, pero llama la atención sobre muchas renuncias que no se producen por un cambio inmediato de trabajo, sino por "agotamiento o burnout", cuyo número ha alcanzado cifras preocupantes y obliga a una reflexión.
"Me preocupa esa gente que dimite porque esta quemada por las dificultades que va a encontrar para en volver a incorporarse al mercado tras esa mala racha profesional", apunta Verde quien recuerda que "antes se cambiaba de trabajo por estar más cerca de casa o un mejor salario, pero ahora se quiere vivir mejor, y que el trabajo aporte". Pero para saber si ha llegado el momento de buscar otro empleo o pedir un aumento hay que hacer un análisis en profundidad de la situación. "Hay que entender qué queremos, pero también qué aportamos a la empresa, si es el lugar adecuado para dedicarnos a lo que queremos".
En este sentido, incide en que no se plantea necesariamente una disyuntiva entre salario y calidad de vida ya que esto depende mucho de las circunstancias personales. "Los profesionales queremos retos que nos satisfagan, no queremos una vida de calma, sino de desafíos abordables y que el salario corresponda con el esfuerzo", remarca.
Vencer el miedo
En este punto, Verde advierte del inmovilismo que, en muchos casos hace que las mujeres frenen su carrera profesional por sus responsabilidades familiares. "Soy consciente de que el mercado me va a mirar diferente por tener unas responsabilidades adicionales y muchas veces puede convertirse en un freno para afrontar los cambios. Pero precisamente porque tengo hijos no puedo estancarme", incide. Su diagnóstico es claro: "Necesitamos compañeros, no solo parejas sino también empresas, que apuesten por nuestro desarrollo profesional".
En una línea similar, el miedo al edadismo tampoco debe ser un lastre: "El limite no es la edad, sino qué puedes aportar". "Es cierto que el trabajo no nos ve igual por la edad, pero las empresas cada vez tienen más claro que una empresa equilibrada es la que sabe hacer una adecuada combinación entre talento joven y sénior", asegura.
A la pregunta de si es factible cambiar no solo de trabajo, sino de sector profesional, la respuesta de Verde es que es posible "si evaluamos y entendemos adecuadamente el mercado laboral al que queremos acceder pero también conocemos nuestras competencias transferibles a él y aquellas que conviene reforzar". "Tus competencias y logros te venden y son los que demuestran que puedes aceptar nuevos desafíos", señala.
En este sentido, explica que las transiciones profesionales requieren un "trabajo analítico" sobre las circunstancias externas, pero también otro, muy importante, de autconocimiento para "tener la autoestima en su sitio y saber comunicar nuestro valor" a los demás. Se trata de centrar el foco para presentar un perfil profesional "que hable directamente a quien quieres que te contacte". "No se trata de gustar a todo el mundo sino de gustar a quien queremos gustar", advierte.
Los contactos no son todo
En este proceso, es importante tener contactos, pero no hay que plantearlos como personas a la que pasarles nuestro curriculo, sino como "fuentes de información que refuercen nuestra candidatura" a la hora de dirigirnos a las empresas. "Los contactos pueden poner pétalos de rosa en el camino, pero para recorrerlo hasta el final hay que tener el perfil adecuado", señala. Así, recuerda que nadie va a arriesgarse a recomendar a un conocido o amigo si no está convencido de que da la talla.
¿Pero qué ocurre cuando ese recorrido tropieza con el ghosting, con el ninguneo por parte de las empresas a nuestra candidatura? "La falta de respuestas provoca una gran desgaste y frustración" lamenta Eva Verde. "Ahora bien, hay que ser conscientes de que cuando los candidatos no analizan bien el mercado y mandan su curriculo de forma masiva, tiene el mismo efecto que esas llamadas de spam a las cuatro de la tarde". A su juicio, lo que mejor funciona para evitar el ghosting es no acceder "al mercado abierto", solo mandando curriculos a través de portales de empleo o bolsas de trabajo, sino buscar formas más proactivas de ofrecer tu candidatura. "Hay que saber estar en el sitio para cuando llegue el tren puedas cogerlo", explica.