
Los datos de la Encuesta Trimestral de Costes Laborales (ECTCL) a cierre de 2024 arrojan un repunte del 6,2% de la cifra de vacantes de empleo en España, hasta las 148.018, el máximo para un cuarto trimestre de toda la serie histórica, que se remonta a 2013. Sin embargo, los datos contrastan con la lectura que hace de ellos Eurostat: los puestos por cubrir solo llegan al 0,9% del total de los que existen, el porcentaje más bajo de la zona euro, que llega al 2,5% de media. Teniendo en cuenta, además, que nuestro país registra la tasa de paro más alta, esto nos arroja claramente a la cola de oportunidades laborales según los datos de Bruselas correspondientes conjunto del año.
La falta de mano de obra es un problema que gana relevancia en el debate económico en nuestro país y el alza en las cifras que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) es un argumento a favor de los que exigen medidas para resolverlo. Pero estas cifras chocan con la paradoja de que en España hay 2,59 millones de desempleados, un 10,85% de la población activa. Es decir, de media hay al menos 17 potenciales candidatos por cada empleo sin cubrir. Eso sin contar a los que ya están trabajando. O, visto desde otra perspectiva 57 vacantes por cada mil parados.
Los datos de la ECTCL española presentan una sobrerrepresentación del sector público: aporta el 35% cuando a cierre de 2013 (en plena Gran Recesión) apenas llegaba al 19%. La cifra total de vacantes se ha elevado en un 174,5% desde entonces, con un incremento de 94.109 puestos. El 45% de ese aumento neto se concentra en las administraciones, que han disparado su demanda en 42.387 puestos, un 408% más.
Los profesionales más solicitados, tras los funcionarios son los de las actividades sanitarias y de servicios sociales, con un 12% del total del total de la demanda, si bien es un dato similar al de 2013. El sector público ha cubierto el peso que antes tenían el comercio y las actividades turísticas, que han pasado del 17% y el 12,6% del total a cierre de 2013 al 7,6% y el 6,2% respectivamente a finales del pasado año. Ello a pesar de que el cuarto trimestre viene marcado por la campaña navideña.
De hecho, ambas ramas quedan por detrás de las "actividades administrativas y servicios auxiliares", una sección que engloba trabajadores de ETTs y empleos como limpiadores, porteros de fincas y jardineros. Si en 2013 eran el 4,08% en 2024 llegan al 7,7% del total.
Por otro lado, las vacantes relacionadas con la informática y la digitalización (el sector TIC) han escalado del 3,3% al 5,6% del total, levemente por detrás de las actividades científicas y de consultoría, que llegan al 5,7%, frente al 5,8% de hace una década. El mismo porcentaje que anota hoy la industria manufacturera, que en 2013 acumulaba el 9% de las vacantes.
El reducido número global de vacantes y el escaso peso de sectores considerados intensivos en el uso de mano de obra, como la educación, la construcción o la logística (que apenas llegan, cada uno, al 3% del total) hace que muchos analistas consideren que la metodología de la ECTCL no refleja el verdadero alcance de las ofertas de empleo.
En las antípodas de la UE
Sin embargo, es la misma estadística que se elabora en el resto de los Veintisiete y que utiliza usa la Oficina Europea de Estadísticas para calcular la tasa de vacantes, que se calcula como el porcentaje que suponen las vacantes sobre el total de empleos (sumando los ocupados y los que están por cubrir). Esta tasa es la más elevada en el resto de la zona euro que en España. En toda la UE solo Polonia, Rumanía y Bulgaria registran porcentajes por debajo del 0,9% de nuestro país.
Una de las explicaciones es el elevado peso del empleo temporal en nuestro país, que las empresas no consideran vacantes. Pero Países Bajos, con mayor peso de los empleos eventuales que España, anota una tasa de vacantes del 4,1%. Aun así, nuestro país tiene una mayor tasa de rotación (es decir, de personas que se van al paro trimestre), lo que puede contribuir a los malos datos.
En cualquier caso, el diagnóstico es claro para Eurostat: nuestro país presenta la menor posibilidad de encontrar empleo no solo de la zona euro, sino de toda la Unión. La clave es que nuestro país tiene más paro que cualquiera de nuestros vecinos.
La relación entre tasa de vacantes y tasa de desempleo dibuja la conocida Curva de Beveridge, que se utiliza para analizar el momento del ciclo en el que se encuentra un mercado laboral. La paradoja es que, si nos atenemos a la evolución histórica, los datos muestran que nuestra economía está en una fase 'expansionista', algo mucho más coherente con la evolución del PIB y del mercado laboral.
Así lo señalan los estudios desarrollados por analistas como BBVA Research, Aun así, las cifras de vacantes quedan por debajo de sus previsiones, que apuntaban a superar las 152.000 a cierre de año. En cualquier caso, el equipo liderado por Rafael Doménech estimaba en su último informe trimestral que si las vacantes crecen "menos de lo sugerido por la caída del paro", apuntaría "a una mejora de la eficiencia de los emparejamientos laborales". Es decir, menos problemas para encontrar trabajadores.
Sin embargo, lo que se puede considerar una evolución positiva se tambalea al comparar la tasa de Beveridge española con las del resto de la UE: cualquiera de nuestros momentos expansivos serían crisis en otros países. Y aunque no pocos economistas recalcan que este cotejo no es factible, el caso es que Eurostat sí lo hace.
De hecho, ha desarrollado una metodología de los "puntos Beveridge" de los Veintisiete, que supone una foto fija del momento actual. Y en ella, España es el país más alejado de los 'territorios expansivos': es decir, aquellos que combinan la menor tasa de paro y de vacantes.
Así, las estadísticas españolasla sitúan en las antípodas de los problemas de mano de obra registrados en el resto de Europa. No solo tiene una tasa de vacantes ínfima en comparación con Países Bajos o Alemania, sino que su 'stock' de trabajadores, es decir, su tasa de paro disponibles es mucho más elevada que en el resto.
España fracasa en encaje de mano de obra, pero no porque las empresas no encuentren trabajadores, sino precisamente por lo contrario: los candidatos no encuentran puestos por cubrir. Y este es un problema que nuestro país lleva arrastrando demasiado tiempo.
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