Ciudadanos ha obtenido su mejor dato histórico desde que se presenta a las elecciones en el plano nacional. Con el 99,6% de los votos escrutados, la formación que lidera Albert Rivera suma 57 escaños, 25 más que los obtenidos en las elecciones de junio de 2016 y ocho menos que el Partido Popular. Especial Elecciones Generales.
La formación naranja se ha quedado a tan solo 200.000 votos de alcanzar a un Partido Popular que esta jornada ha confirmado la tragedia. Es su mejor dato desde que en 2014 saltó a la contienda nacional en las elecciones europeas y supera el bache de 2016, año en que la repetición electoral le costó ocho sillones en el Congreso de los Diputados.
Ante la imposibilidad de que la derecha pueda reeditar un 'pacto a la andaluza', estos resultados materializan una posibilidad rechazada de plano por Rivera y temida por Unidas Podemos: Cs junto al PSOE (123 escaños) suman mayoría absoluta. Sin embargo, esta lectura de momento queda relegada -además de al cambio de postura que sería necesario por el líder naranja- a la posibilidad de que Sánchez encuentre la manera de que la izquierda sume con algún apoyo ajeno o de que decida intentar gobernar en minoría.
La deriva política descarta una opción que fue real en alguna Comunidad. El mayor ejemplo es Andalucía, donde el apoyo de Ciudadanos perpetuó el gobierno de Susana Díaz hasta que la ruptura fue inevitable y precipitó no solo el cambio histórico de Gobierno en esa autonomía sino el adelanto electoral.
"Hay una buena noticia y una mala noticia hoy: aunque Sánchez e Iglesias van a formar gobierno, Ciudadanos es un proyecto ganador que sí cree en en España y tiene futuro", ha dicho Rivera durante la valoración de los resultados desde la sede del partido, que también contará con tres senadores.
Rivera no desaprovechó la oportunidad de hacerse notar que le brindó la desfragmentación de la derecha. Si no por ganar, sí luchó por ser parte de un futuro Gobierno. Sin embargo, sus planes -al menos los que hizo públicos- pasaban por un gobierno de derechas y rechazaban de plano un pacto con Sánchez, a quien cercó con un cordón sanitario.
Uno de sus últimos golpes de efecto para mostrar músculo fue el fichaje de Ángel Garrido para las autonómicas del 26 de mayo, un revés al PP en el último segundo. La debacle popular y la entrada menos fuerte de lo esperado de Vox al hemiciclo descartan la vía que Rivera deseaba y para la que tantas veces tendió la mano a Pablo Casado.
La convocatoria de elecciones devolvió a Ciudadanos la posibilidad de alzar la voz, una voz que llevaba apagada unos meses y que apenas se escuchó durante y tras la moción de censura que precipitó el cambio de Gobierno. La estrategia ha sido clara: ir de menos a más hasta hacerse de nuevo un hueco en el debate político.