
Unos 427 millones de europeos están llamados a votar este domingo para marcar el rumbo de la UE. Pero en Bruselas el gran interrogante estos días no es la agenda estratégica para el próximo lustro, aunque también formará parte de la discusión de los líderes el próximo martes, cuando se reúnan para discutir el resultado de las elecciones europeas.
En las instituciones comunitarias, entre las organizaciones, empresas y lobistas, la pregunta es quién se quedará con las sillas de poder de la maquinaria comunitaria, sobre todo con las presidencias de la Comisión Europea, el Consejo Europeo (que agrupa a los jefes de los Ejecutivos de los Estados miembros) y el todopoderoso BCE.
Dos ideas parecen surgir con fuerza tras hablar elEconomista con una docena de funcionarios comunitarios en todas las instituciones en juego, diplomáticos y otros representantes de la arena política de Bruselas. La primera es que el cabeza de lista del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, no entra en las quinielas para liderar la Comisión Europea. Y ello a pesar de que el PPE se espera que gane las elecciones (las últimas proyecciones le otorgan 171 escaños, 20 más que a los socialdemócratas), y los grandes partidos mantienen el pacto de caballeros para que sea el cabeza de cartel que reúna una mayoría en la Eurocámara quien lidere la Comisión.
Weber, fuera de las quinielas de la CE...
Sin embargo, los tratados no consagran este automatismo. Son los líderes quienes nominan en base a los resultados electorales, aunque el Parlamento debe confirmar su elección. Y al menos media docena de países (Francia, Luxemburgo, Lituania, Eslovenia, Eslovaquia, y Bulgaria), encabezados por el presidente francés Emmanuel Macron, quieren que la decisión pase por el Consejo Europeo. Es por eso que caen en picado las posibilidades de Weber, un eurodiputado alemán de la CSU, sin experiencia ejecutiva, respaldado por la canciller Angela Merkel con la boca pequeña, y desconocido incluso por un 75% de sus compatriotas. Tan solo sus más incondicionales le despejan el camino.
Con Weber fuera de las quinielas, el campo se abre para considerar otros nombres para la presidencia del Ejecutivo comunitario, la cual será con toda probabilidad la que se decida primero. No obstante, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quiere cerrar un acuerdo sobre todo el paquete, reflejando no solo el peso político de las familias tras las elecciones, sino también el equilibrio geográfico, demográfico (países grandes y pequeños) y de género. Aspira a dejarlo listo en la cumbre de junio, aunque podría resultar complicado encajar todas las piezas para entonces.
... ¿Barnier? Tampoco
El primer aspirante en considerarse tras Weber es el negociador jefe para el Brexit, Michel Barnier. Sin embargo, a pesar de la intensa agenda mantenida por el francés, con discursos con un cariz claramente presidencialista, tan solo una de las fuentes consultadas lo incluye en las quinielas. Más aún, alguno lo descarta tan rápido como al propio Weber. Barnier, quien no ha dado el paso oficialmente, ya se presentó a las primarias del PPE en 2014.
Mientras las posibilidades del francés y el alemán se han apagado, las de la jefa ejecutiva del Banco Mundial, Kristalina Georgieva, han ganado puntos durante el último par de semanas. Ex candidata a secretaría general de la ONU, la búlgara se ha colado entre los favoritos gracias a su experiencia en la Comisión, sus dotes comunicativas, y su carácter luchador.
Una fuente diplomática bien informada argumenta que Georgieva podría ser la única candidata del PPE digerible para el resto de partidos, y gusta tanto entre los socios del Este como del Oeste. El peor enemigo lo tiene en casa, ya que el Gobierno búlgaro de Boyko Borissov no la respalda.
Lagarde tiene importantes valedores dentro del Ejecutivo comunitario, incluido su todopoderoso secretario general Martin Selmayr
Algunas fuentes dentro de la propia Comisión no otorgan mucho recorrido a Georgieva. En su lugar, otro nombre que surge es el de la directora gerente del FMI, Christine Lagarde. Las fuentes consultadas indican que la exministra de Finanzas francesa tiene importantes valedores dentro del Ejecutivo comunitario, incluido su todopoderoso secretario general Martin Selmayr, quien fue el jefe de campaña y posterior jefe de gabinete del actual presidente, Jean-Claude Juncker. Gran parte del resultado final dependerá de cómo se desarrolle el proceso de elección.
El próximo martes, cuando los líderes se reúnan para empezar a discutir los nombres, se espera que el PPE respalde a Weber. Pero al tener una mayoría del Consejo Europeo en contra (solo un tercio de los líderes pertenecen al PPE), su candidatura caerá pronto, prevén las fuentes diplomáticas. Otra pregunta a responder es quién negociará los puestos en nombre del PPE. La bancada socialista ya ha designado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para representarle en el proceso.
Otro gran interrogante es cómo jugará sus cartas Macron, y sobre qué puesto y candidato volcará finalmente su capital político. Fuentes del equipo de Tusk rebajan las expectativas para esa primera discusión sobre los nombres del martes. Apuntan que se tratará sobre todo de una primera reflexión a rebufo de los resultados, con la idea de que los líderes extiendan a Tusk un mandato para sondear a las capitales, y al propio PPE.
Si la silla de la Comisión queda adjudicada para el PPE, los socialistas y liberales chocarían por el Consejo Europeo, aunque también entrarían en el reparto los puestos del Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común, y la presidencia del Parlamento Europeo.
La silla de Tusk en el Consejo Europeo
El sucesor o sucesora de Tusk se encarga de marcar la agenda de los encuentros de los líderes, y representa a la UE en el exterior, junto con el jefe de la Comisión. El actual primer ministro holandés, Mark Rutte, es considerado como el favorito para el Consejo Europeo. El liberal se ha apartado de la carrera delante de los medios, como corresponde para no caer quemado en la primera criba. Sin embargo, sus ambiciones son un secreto a voces en Bruselas.
Otras fuentes diplomáticas colocan a otros de sus colegas como timoneles de las cumbres, como al actual primer ministro belga, el también liberal Charles Michel, y entre los socialistas al primer ministro portugués Antonio Costa, el maltés Joseph Muscat, o la ex primera ministra danesa, Helle Thorning-Schmidt.
No son pocos quienes apuestan por la canciller alemana, Angela Merkel, tanto para el Consejo como para la Comisión. Aunque la alemana siempre coloca Europa como el punto cardinal que ha guiado su trayectoria política, se ha apartado en numerosas ocasiones de la carrera de una manera demasiado sincera para quienes buscan predecir quien se quedará con el trono comunitario.
Si el Consejo Europeo finalmente cae en manos de los liberales, quienes cuentan con ocho jefaturas de Estado y de Gobierno, el cargo de Alto Representante podría ir a un socialista. Para este puesto, los candidatos son el cabeza de cartel de esta familia para las elecciones, el actual vicepresidente primero de la Comisión, Frans Timmermans, y el ministro de Exteriores Josep Borrell. La victoria del POSE en España, que podría ganar consistencia tras las elecciones locales, regionales y europeas del domingo, ha servido para aumentar no solo la proyección sino también las aspiraciones de Pedro Sanchez en Europa. La jefatura de la diplomacia europea podría servir para satisfacer los deseos de Madrid.
El BCE en juego
Aunque se quiere evitar que la nominación para elegir al sucesor de Mario Draghi se politice, y se quiere a alguien con la experiencia y las credenciales adecuadas, el timón del BCE es precisamente una de las piezas más jugosas del botín, si no la que más.
La carrera continúa tan abierta que hasta el presidente del Bundesbank alemán, Jens Weidmann, un halcón de la política monetaria que hasta el otoño era uno de los favoritos, ha vuelto a resurgir y no se descarta ni dentro ni fuera de Fráncfort. Los otros candidatos que suenan son el gobernador del Banco de Francia, François Villeroy de Galhau, y dos finlandeses con experiencia en el BCE, el gobernador del Banco de Finlandia, Olli Rehn, y Erkki Liikanen. Dentro del eurobanco se considera que Liikanen tiene más posibilidades que Rehn. Sin embargo éste último, quien también fue comisario europeo, también entra en las quinielas para el Consejo Europeo.
La incógnita sobre cuál será la mayoría que salga de las urnas, los posibles bloqueos entre partidos y facciones, y el múltiple juego de equilibrios complica que se pueda prever con fiabilidad el reparto.
Por ejemplo, la presidenta lituana Dalia Grybauskait?, una candidata con un buen perfil sobre el papel, no pasaría la criba de sus colegas. A pesar de proceder de un país pequeño, de un socio del euro, tener experiencia ejecutiva y como comisaria europea, y de ser mujer, no recibiría el respaldo de los socios de Europa Central y Oriental, apunta una fuente comunitaria procedente del bloque báltico.
En este reparto para el próximo lustro suenan más mujeres que en ocasiones anteriores. La comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, una de las que cuenta con mejor reputación en Bruselas, no aparece sin embargo en la elección final de una mayoría entre las voces consultadas.
En lo que una mayoría parece coincidir es en que el empuje de las fuerzas euroescépticas y nacionalpopulistas, las cuales podrían quedarse cerca de conseguir un tercio de los 751 escaños de la Eurocámara, no determinará en gran medida el proceso de nominación.
"Mejor que los candidatos vengan bien preparados, porque esta vez habrá una verdadera oposición", advierte una fuente de un Gobierno europeo
Las fuentes coinciden en que una mayoría claramente proeuropea continuará dominando en la Eurocámara. En el Consejo Europeo, el otro órgano clave en el proceso de nominación, Tusk ya ha dicho que no permitirá vetos y recurrirá a votación para la elección si resultara necesario. Aunque no puedan bloquear en ninguna institución, se espera que los euroescépticos hagan más ruido durante el proceso de las audiencias a los comisarios designados en la Eurocámara.
"Mejor que los candidatos vengan bien preparados, porque esta vez habrá una verdadera oposición", advierte una fuente de un Gobierno europeo. Una fuente europea lo resume diciendo que podrán ser ruidosos, pero al final serán inofensivos. Consulte nuestro especial de las elecciones europeas.