Economía

Trump y Xi relajan la guerra comercial en el G20: EEUU no impondrá nuevos aranceles a China

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Tras la esperada reunión entre los mandatarios estadounidense y chino, que el propio Trump calificó de "excelente" a su fin, parece que la confirmación de un primer desbloqueo de la guerra comercial ha llegado. El presidente de EEUU ha confirmado minutos después su decisión de no imponer nuevos aranceles a las importaciones chinas.

Trump ha anunciado que seguirán las negociaciones entre Washington y Pekín para cerrar un acuerdo comercial. "Vamos a trabajar con China para ver si podemos llegar a un acuerdo", ha afirmado el líder norteamericano en una rueda de prensa en la ciudad japonesa de Osaka poco después de reunirse con Xi Jinping.

Nada más terminar su reunión con su homólogo chino, el presidente de Estados Unidos calificó de "excelente" el encuentro asegurando que fue incluso "mucho mejor de lo esperado". El mandatario aseguró antes que ambos países han hecho progresos y que las negociaciones comerciales volvían a estar encarriladas. Trump adelantó que tanto su administración como la de Xi tenían previsto publicar una declaración sobre las conversaciones. El republicano hizo estas declaraciones antes de iniciar su bilateral con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

Previamente, al inicio de la reunión con Xi en Osaka, Japón, donde se celebra la cumbre del G20, Trump se mostró optimista, al afirmar el encuentro podría ser muy productivo. "Creo que podemos continuar haciendo algo que será verdaderamente monumental", dijo el mandatario, quien recordó a su homólogo chino su amistad. "Hemos tenido una excelente relación, pero queremos hacer algo que se iguale con respecto al comercio", aclaró.

El republicano destacó como ambos países estaban "muy cerca" de haber logrado un acuerdo a finales de abril antes de que las negociaciones se torcieran "un poco". No obstante consideró que las dos delegaciones se estaban acercando "un poco más" a lograr un plan que ponga fin a las tensiones comerciales entre las dos mayores economías del mundo. Donald Trump recalcó que un acuerdo sería "histórico" si pudiera alcanzarse, pero no ofreció ninguna indicación de concesiones o resultados de la sesión.

Por su parte, Xi dejó claro que quería promover las relaciones entre EEUU y China con "cooperación e integridad". Para ello echó la vista atrás en la historia al recordar la reunión de 1971 en la ciudad japonesa de Nagoya entre jugadores de tenis de mesa estadounidenses y chinos, que se consideró como el comienzo del deshielo en las relaciones de ambos países. "Hace 40 años, en 1971, en un lugar a unos 100 kilómetros de aquí, los chinos y los estadounidenses participaron en el 31º Campeonato Mundial de Tenis de Mesa", explicó el presidente chino.

"Eso marcó el comienzo de lo que llamamos 'diplomacia de ping-pong'. La pelota pequeña jugó un papel importante en los eventos mundiales", justificó. Un año más tarde, en 1972, el presidente Richard Nixon y el presidente Mao Zedong se reunieron en Pekín para mantener unas conversaciones históricas que llevaron al establecimiento de relaciones diplomáticas formales entre EEUU y China.

Tras nueve rondas de negociaciones desde que comenzase el primer alto el fuego arancelario en diciembre del año pasado, las conversaciones colapsaron a finales de abril, cuando Washington acusó a Pekín de querer retractarse de los compromisos acordados. Es por ello que la administración Trump elevó a comienzos de mayo del 10% al 25% los gravámenes impuestos a un catálogo de bienes chinos por valor de 200.000 millones de dólares. Pekín respondió a esta situación elevando aranceles sobre importaciones chinas por valor de 60.000 millones de dólares el pasado 1 de junio. 

El pulso arancelario ha provocado que Washington y Pekín hayan impuesto aranceles adicionales sobre un catálogo de productos por más de 360.000 millones de dólares. No obstante, el gobierno estadounidense ha amenazado con incrementar su revés tasando productos chinos por valor de 300.000 millones de dólares tan pronto como a mediados de julio.

Huawei también se ha convertido en un nuevo punto de inflexión entre ambos países desde que a mediados de mayo el Departamento de Comercio incluyese al fabricante de equipos de telecomunicación en su lista negra de entidades, lo que implica que las compañías y proveedores estadounidenses deban contar con una licencia del gobierno para mantener relaciones con la entidad china. Huawei estimó la semana pasada que esta decisión hará que los ingresos de la compañía se reduzcan en 30.000 millones de dólares a lo largo de este año y el que viene.

Una situación que no ha quedado sin respuesta. La segunda mayor economía del mundo también baraja implantar controles a sus exportaciones de lo que considera tecnología sensible.  Según la agencia de noticias Xinhua, este mecanismo tendría como objetivo "prevenir y resolver los riesgos de seguridad nacional". Pekín también ha presionado a las multinacionales estadounidenses para que no se retiren del mercado chino, terminen sus joint ventures en el país o dejen de suministrar productos a los clientes chinos.

Tampoco hay que olvidar que el proceso de extradición iniciado a petición de Washington contra la directora financiera de Huawei, Meng Wanzhou, actualmente bajo arresto domiciliario en Vancouver y acusada de fraude, ha generado fricciones no solo entre EEUU y China sino también entre China y Canadá. Pekín respondió a esta situación con la detención de dos canadienses, el ex diplomático Michael Kovrig y el empresario Michael Spavor

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